martes, 22 de octubre de 2019

EL PODERÍO DE LAS MULTITUDES

   La tendencia de los seres humanos, por puro instinto superviviente, es respetuosa al relacionarse con los de su especie. Somos enemigos de la violencia. Pedimos justicia en son de paz. Defendemos la democracia para equilibrar el tipo de vida y los poderes de cada ser mortal.
   Queremos el bien para el pueblo sin quebrantar el orden. No a la ley injusta. Sí a la equidad. No somos los amos de la calle ni por persuasión. Nunca, si hay buena voluntad,  daremos  paso a la violencia...Y la violencia empieza, -quede claro- con la más simple amenaza. ¡No se salvan ni los catalanes del amor hermoso!
    En este nunca paraíso  terrenal, la lucha tiene su lógica y el talento humano induce  a la reflexión si lo que se quiere es vivir y hacerlo en paz. Esto que digo es razonable y constituye un freno que favorece el buen entendimiento, la concordia, la solidaridad, el sentirse satisfecho al cumplir con los deberes y más aún cuando se respetan los derechos de cada uno.
    Cuando los pueblos de raza proclaman su ambición de conquista, lo primero que hacen es romper barreras para divulgar e imponer un ideal  y, por las buenas, reclutar fieles a la doctrina que predican siempre por vías pacíficas;  hasta que... se agota la paciencia y se pasa de la amenaza -una forma de violencia sin sangre- a los gestos amenazantes preparatorios de la guerra.
    En esas estamos, bordeando los límites de una quinta guerra civil. ¡Y lo veo con optimismo! Estamos llegando al límite de la convivencia para pasar a la desgracia de la penitencia bélica donde se cultiva como meritoria la muerte y ¡a mucha honra!
    Y a moro muerto, gran lazada... Lo estamos viendo...
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario