miércoles, 19 de abril de 2017

POLÍTICA Y PODER

     Desde que  el ser humano se sintió capaz de sostenerse erguido y dispuesto a subsistir y a medrar en competencia con otros de su misma especie, percibió que la llave de su futuro estaba en ese misterioso secreto llamado poder.
     Lo delicado del tema viene tras esta interrogación: ¿cómo se alcanza el poder?  Los medios son muy diversos, pero el poder, para ser útil al que lo ostenta, necesita del reconocimiento de una mayoría. Si al hombre -o mujer- lo dejas solo, su poderío le servirá para subsistir, pero no para mandar,  para ser el amo en términos vulgares, que es lo que importa.
    Las manifestaciones más claras del poder, en nuestros días,  suelen alcanzarse gracias a la política; y también por la vía del dinero. No puede olvidarse que políticos y adinerados, suelen entenderse a las mil maravillas. Los intereses materiales unen a los mayores enemigos, siempre que ambos salgan beneficiados en sus respectivas áreas de poder. Por ahí  nace la corrupción.
     Es difícil resistir las tentaciones del poder y del dinero. Ya los clásicos -antes de la doctrina cristiana partidaria del amor y el perdón para estar en la cresta de la ola- recurrieron a las virtudes cardinales -justicia, prudencia, fortaleza y templanza- para mantenerse con el poder intacto.
     Algo o algunos, muchos,  han ha fracaso en el ejercicio de ese poder en el planeta Tierra. También en España. El poder y el dinero no se han mantenido en la reserva. Todo los trapos sucios están en la puñetera calle. Las gentes no aciertan a elegir al poderoso que las guíe.
     Estos errores los pagan siempre los más pobres. Los que menos culpa tienen. Lo malo viene si se cansan.
     ¡Tienen sus razones!

 


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