Las aspiraciones de todo partido político se resumen en esta idea: hacerse con el gobierno de un país para dirigir su futuro, es decir el propio de los llamados a gobernar y, en segundo término, el de sus más fieles votantes. Los demás que esperen su turno.
Sé que esto que les cuento es muy prosaico y dado que no sirve para desmontar una realidad, -la bien llamada "trama"- convertida por las malos políticos en sistema perverso en favor de los más sinverguenzas, viene a resultar que uno es también un pervertido peligroso, un derechista de abrigo.
Pues no. Reconozco que el grave defecto de los más influyentes personajes de ese amplio sector social de las derechas, no ha sabido plantar cara a tiempo (repito, a tiempo) para cortar por lo sano la delincuencia surgida en su seno. El error lo pagaremos todos.
Pero es el caso que si te pones las gafas con las que mirar mas allá de la nariz, te das cuenta de que mientras unos politiquean y roban con la "trama", lleguen otros para tomar el poder y desplazar a sus rivales valiéndose de la "trampa". Para el "populismo" todo vale.
¿En qué cosiste la "trama"? ¿En qué se diferencia de la "trampa"?
La "trama" es una combinación torticera en virtud de la cual el poder político y el económico violan la ley en beneficio de unos pocos, a costa de muchos.
La "trampa" consiste en aplicar el principio de que "el fin justifica los medios", aunque fuere cargando las culpas sobre los más inocentes. Ejemplo vivo: aquellos países donde bajo el pretexto de salvar a los débiles, todo vale, incluso la pérdida de la libertad personal dispuesta a capricho; también - y esto es lo grave- a costa de sufridos inocentes.
Tan viejo como la misma historia.
¡No nos engañemos!
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