domingo, 8 de septiembre de 2019

Y SE LES VE EL PLUMERO.

      No hay cosa más enrevesada que seguir y entender los debates políticos que se montan en algunas sesiones televisadas, donde -salvo unos pocos- la mayoría de los parlantes dicen simplezas y se quedan tan anchos.
       Un partido político en crisis es aquel que pierde votos a esgalla y no sabe por qué. No se puede dejar a un lado a los pocos políticos que se mueven con éxito, tal y como el PNV: Hablan poco y casi siempre sacan tajada.Y en ello, no influyen un par de razones, sino todo un estilo de vida, en el que cuentan una estudiada administración de palabras, por un lado, y de dineros por otro.
      ¿Por qué andan a la deriva los centro derechistas españoles? Primero porque no  están adoctrinados y sus dirigentes van cada uno a lo suyo y esto se les nota demasiado. Estas carencias, esta falta de doctrina -política, se entiende- y su falta de fe, les lleva a un pozo de confusión y a un comportamiento idólatra.
      La doctrina exige escuela y no me negarán que el PNV controla la enseñanza con una libertad camuflada bastante eficaz, sin duda, aunque -como buenos españoles, que son mayoría- caen en el aburrimiento de la rutina y con ello, algunos de sus catecúmenos se inclinan por seguir rutas extrañas.
      Las derechas de España carecen de doctrina y si surgen -como ya sucede- los apóstatas, suele ser para medrar como si fueran buenos.
      Mi ángel de la guarda me dice que falla la autenticidad. Pero son buenos actores los interpretes en activo: cuidan  las apariencias, pero les gusta el dinero más que la teta.
       ¡Y se les ve el plumero!

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