Es público y notorio que el PNV nunca perdió la iniciativa impulsora del secesionismo vasco peninsular. Y es cierto que los dirigentes de este Partido -y lo digo en su elogio- saben sacar provecho de los puntos débiles del adversario y lo hace con diplomacia y muy oportunamente. Firmes en sus convicciones independentistas cargadas de buena fe y de recursos materiales, se sienten satisfechos por sus éxitos con los que, día tras día, van forjando el parto de una nación vasca.
Leo en EL MUNDO (21-09-2019) "El PNV lanzará su proyecto de "nación· vasca", con la colaboración de "Bildu", tras las elecciones anunciadas para el mes de noviembre próximo.
El escenario se da por supuesto: triunfará el PSOE pero no por mayoría absoluta, en cuyo caso los socialistas pedirán ayuda al PNV. Y el PNV con diplomacia expondrá sus condiciones: No sabemos cuáles pero no escandalizarán con su demanda, para de esta forma dar un paso más y, poco a poco, ir madurando el fruto que triunfará por su propio peso en las mejores familias.
Pero también se puede enredar la red y, en este caso, no sabemos cuál será la deriva a elegir por el barco sin timón que si navega es porque aún no ha entrado en aguas revueltas.
¡Y la derecha nacional, española y tripartita, entretenida en disputar si los perros son algos o podencos! Sin remedio. Sin un ideal atractivo con los que ganar votos.
Todo el proceso autonómico ha servido para fomentar, por no ser menos que los nacionalistas catalanes o vascos, sendos nacionalismos regionales. Solo nos queda la pervivencia de las provincias.
Volveremos, sobre el tema.
(Continuará)
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