jueves, 12 de diciembre de 2019

GRATO RECUERDO (1)

     Hay rarezas que bien merecen un corto relato. Nacer en Euskadi en un pueblo que llama Espejo, es un contrasentido; y presumir porque tal posibilidad paradójica pueda constatarse, una sorpresa, Pues bien, el pueblo de Espejo aparece en pleno vigor en los "papiros" de Valpuesta que son más viejos que la pana. Y el tal Espejo resulta ser un punto clave de Valdegovía al suroeste de Álava.
     Mi alavesismo no obstante es fruto de un matrimonio extraño al País. Mi padre de Noya (La Coruña) y mi madre de Zaldivia (Guipúzcoa), el uno médico y maestra la otra, de la misma edad y en plena juventud, vinieron a conocerse -estaba escrito- y a casarse. Yo nací con el sello de supra-nacionalista.
     El hecho es que, a medida que me señalaban los acontecimientos la mayoría de edad, -guerra civil por medio- y tomaba conciencia del disparate bélico,  yo borré de mi mente toda doctrina impuesta por orígenes de raza o nacimiento y consideré que las carencias, sufrimientos y odios de la posguerra, fueron consecuencia de problemas que nunca se resolverían creando un clima de hostilidad por causas originadas al azar. Diferencias injustas -económicas y culturales- que sólo podían ajustarse con un sistema político y cultural que debió promoverse -sin cicaterías- en tiempo y forma. Y no se hizo. Ni se está haciendo.
     Puede parecer exagerado el diagnóstico. Pues no. Estamos, de nuevo, haciendo malabarismo en la cresta de la ola. Estamos creyendo y divulgando la tesis de que todo mal se arregla si se hacen con el poder un mundillo de egoistas (salvo excepciones muy estimables) que prometen lo que no tienen y además nos quieren vender la mierda como si fuera gloria.
     Dicho esto sin tapujos, quiero reconocer públicamente que he tenido y y tengo amigos nacionalistas que siempre me trataron con amistad y sacrificio. No son ellos, identificables con lazos amistosos los de temer. Son los dogmáticos,  los creadores de los ramales con los que atan buenas voluntades. Hacen de la política, religión; del punto de nacimiento, bandera; de cuatro teorías, -cambiables, por cierto- artículos de fe.
 
    (Continuará)

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