domingo, 22 de diciembre de 2019

ESPAÑOLES A PRUEBA

     Desde mi rincón en el Camino Alto del Prado, aquí en Vitoria, siento mis dudas y me pregunto: quiénes han colaborado más y mejor en favor de Cataluña desde tiempo atrás: ¿los españoles obligados de hecho a consumir productos catalanes protegidos con franquicias fronterizas o los nativos de raza con  su idioma que respeto? 
     No quiero con esta pregunta restar mérito alguno al empeño y cultura del pueblo catalán que pudo estar en desacuerdo con el poder ejercido desde jerarquías coronadas. Estoy valorando la vida y aportaciones de catalanes que se sentían españoles con mando en plaza y de los españoles que se veían influidos e integrados, cuando no sometidos,  por el duro quehacer en una tierra que no le era extraña.
     Solo pido que se hagan cuentas y después hablamos. Cuentas que no debemos olvidar porque al día de hoy, muchos catalanes, -ibéricos más que catalaúnicos- se quedarían admirados además de sorprendidos.
    Y después de echar cuentas vamos a ser honrados  antes de llegar a una ruptura en momentos tan cruciales. Lo que hay que cambiar no es de fronteras, sino de seres humanos dedicados a la política, no para unir (recomendación positiva) sino para dividir y separar (resultado negativo) cuando la globalización se impone en favor de los pueblos organizados en grandes superficies.
    En España hay que empezar por una reforma constitucional que favorezca la influencia positiva de la Península Ibérica en la Unión Europea.
    Lo demás, ya lo estamos viendo, está a falta de un buen barrido de políticos de medio pelo que se tienen por todo lo contrario.

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