jueves, 5 de diciembre de 2019

ESCENOGRAFÍA INEVITABLE

     El llamado a intervenir en la apertura del escenario político de turno, era el más anciano entre los elegidos. Su figura, remarcada con barba blanca, iba muy de acuerdo con la solemnidad del acto.
Era  la apertura del período de sesiones del Congreso. El tono del orador, ritual, claro, sonoro, del elegido para presidir la ceremonia,  era un ejemplo entre literario y teatral por completo opuesto al ritmo barrio bajero aportado por un buen grupo de elegidos para ensuciar a la marrana, ya de por si ansiosa de un buen cepillado con lejía del más puro ardor.
     Para cambiar de tema, el artista al mando del turno televisivo puso en escena el paisaje destruido por los diluvios que padecen las tierras mediterráneas: una contrapuesta escena al decorado teatral de la política de sabios organizadores de la felicidad ajena.
     ¿Y qué hicieron los padres de la patria? Felicitarse por medio de aplausos, palmadas y sonrisas para, terminado el acto y hecha la toma de posesión del cargo, ir a donde saciar holgadamente el apetito.
     ¿Y qué hicieron los hijos de la patria en las tierras inundadas del Levante español? Agarrarse a la pala y al valor para habilitar de nuevo y por su cuenta los locales y terrenos en los que sudar a diario el comer y mal dormir para luego votar a los privilegiados que, además, no se entienden y dejan -sin trabajo- que a los demás les pierda la marrana.
    Todo lo que digo, eso sí, con cantos a la igualdad ajena. Todo, insisto, para presumir de patrias, cada uno la suya, en la nación de naciones.

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