sábado, 13 de julio de 2019

LA LEGITIMIDAD PUEDE A LA LEGALIDAD

     Los seres humanos tienen -frente a otros seres vivos- la ventaja de hacerse entender por medio de un idioma; y la desventaja, dentro de su reconocida cordialidad, de que el texto hablado admita  diversas interpretaciones según sean las circunstancias...
     Perdonen si hago una reflexión referida a mis circunstancias. Les confieso que no soy nacionalista, ni siquiera español. Es legítimo ser nacionalista y también todo lo contrario. Y reclamo mi derecho legal y legítimo a elegir mis convicciones. En esta línea, mi tolerancia hacia las personas que no coincidan con mi forma de pensar es total, lo cual no impide la defensa legítima de mis ideas que, naturalmente no suelen ser gratas a mis adversarios.
     Lo que me resulta difícil de digerir es la dosis de veneno que para imponer (sin convencer) la "legitimidad" de su argumentación se utiliza por algunos apóstoles como si fueran iluminados por el Supremo Hacedor. Por ejemplo no se demuestra nobleza queriendo hacer trampas legítimas mediante  el uso vicioso de la virtud  tomada como modelo.
     Una vez reconocidos mis  pecados sin ánimos torticeros, el que yo quiera vivir en paz -a mis años- sin dar satisfacción a algún que otro lector a quienes desde aquí saludo agradecido, es lógico, legal y legitimo. 


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