No deja de ser una rareza -a la par que poco productiva- , ver cómo sus políticos, en un País que no prospera, gastan tiempo y dinero en discusiones que nada resuelven.
Así andamos a la buena de Dios, como si los "protegidos" por la política, a los que tanto quieren, no aumentaran en número y en pérdidas sustanciales. Ganan sólo los pocos que se pringan en busca de "paraísos" para esconder demasías, porque tienen mucho y cuanto más sobra, más rinde fuera de casa.
Y a la par que crece el número de pobres que padecen la merma de su capacidad adquisitiva, aumenta el número de políticos que -salvo excepciones, casi siempre señoras- viven como personajes de fábula a pierna suelta y bragueta abierta. (Y presumen de igualitarios).
Nuestro contribuyentes, los españoles de a pie, están en fase crítica y, por añadidura, con más piratas vestidos de políticos que auténticos ejemplares con su vida resuelta para dirigir la orquesta del bienestar. Esto puede conducirnos a una mayor ruina, y ante esta perspectiva no hay donde elegir.
Tienen un par los protagonistas de esta especie, que siguen aún recurriendo a un hecho que nada resuelve: nueva convocatoria electoral.
¡Más se perdió,en Cuba!
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