miércoles, 24 de julio de 2019

LA PROSPERIDAD ALAVESA




Cualquiera que haya sentido la tentación de entregarse al ejercicio de la política, se habrá hecho preguntas parecidas a estas que ahora formulo: ¿Qué puedo hacer para atraer la voluntad de los electores? ¿Cómo he de obrar para conseguir una mayoría de votos?  La respuesta viene dada a través de otra pregunta: ¿Cuáles son los tres problemas más graves que inquietan a los habitantes de este país?
Se pueden decir que tres de estos problemas perduran en el tiempo y agravan las desgracias de muchos españoles: la crisis económico-social y como consecuencia, el desempleo y la precariedad de los colocados; la crisis territorial y por derivación, el auge secesionista;  y la crisis cultural que nos conduce a un frustrado desarrollo democrático.
Son tres problemas necesitados de soluciones urgentes y que al cabo de años  siguen sin ser abordados, y mucho menos resueltos.
En los años ochenta del pasado siglo, años difíciles con la ETA eligiendo cadáveres entre los que no admitían las tesis eusko-soberanistas,   vino Fraga por Vitoria con la idea rutinaria de españolizar a los ya de por sí comprometidos hasta las cachas. En un desayuno de trabajo le entregaron un proyecto con el que abordar,   desde el centro derecha vasco y español,  la difícil tarea de aumentar su base electoral.  Es de suponer que tan atareados como siempre, no llegaron a leer aquel proyecto  quienes podían alentarlo con éxito.
 Vayamos al grano. ¿Tan importante era aquel borrador? ¿Podría ser un proyecto útil para los residentes en el País Vasco? Nunca lo sabremos. Se ignoró lo escrito -es lo más probable- porque otras urgencias desplazaron la inquietud de un reducido número de alaveses.
 Se analizaba en dicho proyecto, la situación de tres campos de lucha electoral, postergados o poco y mal atendidos desde el centro derecha vasco: el territorial, el social y el cultural, desde el punto de mira centrista vasco-español. ¿Qué remedios se pueden poner en marcha para el desarrollo autonómico de Alava sin rupturas secesionistas? ¿Qué  podría hacerse para reducir la creciente y pavorosa cifra de parados sin recurrir a salarios míseros? ¿Quién estaría dispuesto a invertir en empresas constructivas con la confianza segura de cerrar cada  ejercicio con resultados favorables  y deseados beneficios?
Podemos pensar que sin proyectos bien analizados, realizables y positivos,   tales reformas, tan necesarias, -no lo dudamos-, se puedan poner en práctica para emprender y prosperar al mismo tiempo.  Este proceder - el hecho no hacer- se impuso y la inseguridad que se creaba, llevaría el desánimo al empresario más audaz.
 La prosperidad alavesa está dormida. 

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