viernes, 17 de mayo de 2019

LA DESIGUALDAD SE CONSOLIDA

     No se trata de una observación interesada: el poder establecido pretende convencernos con la prédica de la igualdad,  considerada clave de entrada a un paraíso de pobres, donde todos son iguales .    Estamos en ello, nos dicen, y en efecto anuncian nuevas cargas a soportar por los ricos para consuelo de la sufridora  mayoría empobrecida. No hay duda que pueda con un deseo que prospera con la velocidad del rayo: todos iguales, todos felices, todos pobres para que sigan existiendo ricachos viviendo en grado de excelencia.
     En España, para posibilitar la justicia social, abundan las promesas laborales: un horario racional y un salario justo. Pero... la mayoría de los afortunados que se colocan, no ganan lo suficiente para pagarse cobijo y comida. Para consuelo de los paisanos pobres nos llegan mesnadas de emigrantes dispuestos a recolectar las hierbas que los nativos despreciaron para matar la hambruna.
     La existencia de esta realidad  es merecedora de un estudio que nos conduzca al equilibrio que nunca llega con simplezas igualitarias,. No a la igualdad; sí al bienestar.
     ¿Pero cómo? Veamos un caso que nos pilla cerca: el de Suiza. Está llena de ricos y sin embargos; el nivel de vida generalizado y generoso llega para todos los suizos.
     ¿Es por mérito de los gobernantes? ¿O por la valía de los gobernados? ¿O las dos cosas?
      Y los españoles -según los políticos- somos  muy listos.
       ¡Y usted, si llega a creerlo!

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