Que no te engañen, lector. Las elecciones del 28 de abril se perdieron por el centro derecha español, porque los dirigentes del partido (o los partidos) se desprestigiaron como personas y como colectividad en el ejercicio de sus funciones.
Lo sencillo era haber hecho una limpieza razonada y sin remilgos, con trascendencia pública, de ladrones codiciosos y de los imbéciles que les dieron paso. No era tarea fácil pero no imposible.
En caso contrario sucede el fracaso; el globo deja de inflarse y al fin estalla. Ahora es imposible restaurar el aparato; es mejor y más práctico dejar que otros inventen una solución limpia .
de roña.
A propósito, no vendría mal modernizarse y razonar por qué están las masas muy afectadas por la globalización revolucionaria, causa de injusticias insufribles para amplios sectores clasificados por naciones de poco fuste. Para dignificar la vida que nos espera hay que cambiar rutinas y mejorar costumbres. Hay que empezar por revolucionar la escuela. Y lograr uniones de peso superior al nacionalismo rutinario: con muchos jefes y pocos indios.
Eso para empezar de nuevo.
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