jueves, 1 de agosto de 2019

DERECHAS E IZQUIERDAS

     Ambos calificativos -derechas e izquierdas- llegaron de Francia: los progresistas se situaron a la izquierda, los conservadores a la derecha cuando se reunían para no ponerse de acuerdo. La lucha y los vocablos aún perduran, pero las ideas no son las mismas.
     Podemos comprobar que el socialismo español  de los años treinta del pasado siglo era y defendía el ateísmo. Y los nacionalistas vascos con sus parientes tradicionalistas, eran católicos y se peleaban a muerte en defensa de su fe. Hoy la progresía socialista defiende el bienestar para  todos, pero procura que el desarrollo llegue con preferencia a sus conmilitones. Otro tanto sucede con las derechas: van a lo suyo bajo banderas idílicas, pero dando prioridad a un materialismo de alto copete en beneficio, antes de nada, de sus compadres de varios sexos.
     Los políticos que dicen estar dispuestos a perder su piel a cambio de hacer justicia para aliviar a los pobres de sus desdichas, mienten: basta ver como actúan y eligen comidas, bebidas y dormidas cuando suponen que nadie los mira.
      El "progreso" no consiste en adorar idearios aperturistas o conservadores. No está en la novedad o en la tradición. Está en el equilibrio. Los ojos ven y los  pies soportan. Si fallan en su especialidad para cuyo ejercicio están preparados, terminamos todos en el río revuelto.
      Tú, lector, ¿le ves preparado a don Pedro para dirigir un Gobierno que nos ayude a prosperar? Tú, contribuyente, ¿lo consideras apto, para administrar nuestros dineros en beneficio de todos, empezando por los pobres?
      No comulguemos con ruedas de molino. Lo que no puede ser, no puede ser. Ni siquiera pasando por las aulas de Salamanca.

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