jueves, 17 de mayo de 2018

UNA LUCHA EN VANO

     Voy a provocar mi desahogo diario con una simpleza: el prestigio de España  como nación, lleva años dependiendo del  F.C  y de sus seguidores. ¿Qué no? Vamos por partes.
     Es un  error pensar que la exhibición de un símbolo nacional de forma abusiva y populachera, beneficie al buen concepto que se desea para un  país, tal que España, necesitado como pocos de una buena prensa.
     Un error, por ejemplo,   pintar de rojo y amarillo, la carpintería de una plazas de toros, o interpretar el himno nacional en un escenario  futbolístico, en un estadio ocupado por una buena gente movida por la más sana afición: ver cómo unos profesionales patean a un balón para ganarse el derecho a vivir como reyes. (Dicho sea con todos mis respetos a la afición y a sus ídolos).
     Quiero decir que los signos exteriores, para dar prestigio a una idea o a un símbolo representativo de la Patria,  no deben prodigarse bajo ningún concepto: "No pronunciarás en vano el nombre del Señor"
     Permítanme abusar de la eficacia del ejemplo: No es concebible, ni aconsejable,  poner el prestigio de algo importante como es (para una mayoría) la Patria y su himno,  bajo la responsabilidad de los organizadores de una contingencia, como resulta ser una prueba  que se finge  deportiva cuando en rigor es un saneado ejercicio económico.
     Pero no se preocupen. Además de que un servidor ni su opinión pintamos un carajillo,  en ningún caso, hay político capaz de disponer la colocación de  una sola bandera de España por provincia,-nada más-,  en el  más noble y mejor  protegido edificio. Así de sencillo: Pocas banderas, pero muy muy defendidas y muy respetadas y en fase de revista.
     Ganaríamos en prestigio patriòtico.
      Pero... ¡quién me sugiere estas garambainas en un patio ya de por sí tan revuelto!

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