jueves, 3 de mayo de 2018

MENUDEO DE POLÍTICOS IMPULSIVOS

     La historia no suele recrearse en la búsqueda de responsables de una guerra,  cuando -como es  notorio-  llega precedida de errores y desaciertos. Es el caso de la guerra civil del 36, que se la trabajaron impulsivamente los políticos que decían condenarla. Luego la pagamos todos. No vayan a creer los "impulsivos"  de siempre,  que entre los vencidos  solo estaban ellos.
     Como pasaba hace ochenta años, otros políticos  con parecidos collares, intentan revolver el cotarro, como si las cosas y el medio donde nos movemos no hubieran cambiado. Esto es grave y puede que lleguemos a reventar el invento de la paz, tan viejo como  la vida misma.
     Hay dos fuerzas  desde las que se ejerce y maneja ese cotarro: la de muchedumbres en marcha  y la de leyes ajustadas a derechos universales. Es la lucha entre el cálido "impulso" procesional y la "reflexión" meditada en frío por la  jurispericia.
      Ya es casualidad que los impulsivos requieran a las muchedumbres para imponer sus criterios -todo o nada- y repudien la interpretación de unas leyes vigentes ante una mesa constituida para el diálogo. Mesa a la que no se puede llevar el todo o nada como argumento de fuerza.
      Pero, una vez explicado el tema ¿qué les falta a nuestros políticos para recurrir al diálogo?  Les falta madurez, ser reflexivos, ordenar las ideas, redactar un plan, convencer...
      Nos hace falta un  buen  equipo de políticos expertos y reflexivos, poco doctrinales a priori y capaces de tomar el pulso  a la realidad de España.
      Un equipo del que carecemos. Por eso brotan los apóstoles de ,la picardía impulsiva.



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