No hay que columpiarse: los hechos cantan. La situación por la que pasa España, es decir los españoles, es crítica y de su solución depende el futuro de los que la padecen.
Hubo un momento parecido (1976) cuando se comprobó y se admitió que el franquismo y sus Leyes Fundamentales estaban desfasados. Alguien lo vió desde dentro. Cabía enrocarse, pero no fue así. Decidieron, desde el mando, cambiar el timonel para situarse, con una gran mayoría de españoles, ante esta realidad: si no damos un cambio a la situación heredada, nos lo van a dan por la brava.
Claro está, es lo que hay, pero si usted tiene mejor proyecto, dígalo y póngalo en marcha.
El paso que ha dado el PSOE es una temeridad. La terquedad del PP es un disparate. Creer en el aliento de secesionismos y populismos, para resolver los problemas de los españoles es noble, leal y desinteresado, no deja de ser un sueño. No quiero ir más lejos en mis apreciaciones.
Alguien tiene que mojarse para encontrar el hueco por donde huir del fuego, primero; para salvar el edificio, después; y para no hundirnos en la división y la miseria más adelante, Pero a no tardar.
El cambio constitucional inmediato se ha hecho inevitable.
Por ahí hay que empezar, sin que eso impida que el País siga su marcha.
No sé por qué, pero uno piensa en la Europa unida como vehiculo colaborador. A nadie conviene el follón ibérico que tiende a ser contagioso.
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