miércoles, 16 de mayo de 2018

SENTIMIENTO CONTRA RACIOCINIO

    No sé, quién, dijo aquello de que  en el territorio foral de Vizcaya, el tradicional, el  sometido a los buenos usos y costumbres,  no era el primogénito el que heredaba la casa solar y tierras anejas, sino que era la casa la que recibía como herencia al santo varón elegido desde la cuna, para que no  se fraccionase el patrimonio familiar.
    De hecho no se dejaba la casa para el  hombre, sino éste, el hombre para ´la casa.
    Esta corriente unitaria del hogar -con su matriarcado reconocido de hecho- dio pie a que el resto de la  familia respetara el sistema y por lógica buscase soluciones complementarias.Llegaban por la vía del matrimonio para ellas y,  cuando no,  por la vocacional  de índole religiosa. Ellos  -en su mayoría hidalgos- encontraban facilidades para alistarse en los ejércitos del Rey por mar o tierra, o seguir la carrera diplomática, o hacerse curas... todos libres pero unidos a sangre y fuego con  la casa matriz. .
     ¿Y cómo se concilian esas vocaciones tan españolizadas, con un secesionismo que no cesa? ¿O cómo encuadrar en un marco  democrático liberal toda una tradición que no contemplaba un cambio liberal hacia la modernidad y además quebraba los buenos  usos  de una Vizcaya señorial? ¿De que pan hacemos migas?
     Desde luego, no se entiende que  el nacionalismo  actual pueda acogerse a los  principios que regían las sesiones celebradas al amparo del Árbol de Guernica.
     ¿Por qué, pudiendo,  no se inclinaron por actualizar el fuero?
      Muy sencillo: porque quieren  ser nación.Y la nación legalizada por  librepensadores, es antiforal, al ser ser el fuero -para ellos- un privilegio.
     Estamos ante un manantial de ideas a  modernizar racionalmente. Un  paño hoy en manos inútiles.
   
     

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