Mientras la ola rompedora de la Nación está a punto de reventar en los acantilados de Cataluña, los datos económicos que transmite el Gobierno central son alentadores: España crece. Esto lleva a una conclusión: puede verse reducido el número de parados en España, cumpliéndose las previsiones anunciadas desde lo organismos oficiales
Pero... -según los partidos en la oposición- el empleo que se crea es precario, de corto vuelo y no da siquiera para nivelar los gastos e ingresos de la seguridad social, rama del pensionado.
En suma, al frente de una minoría muy minoritaria, al Gobierno ya sus colaboradores les espera una legislatura con tres morlacos a los que no puede perder de vista: el secesionista, el laboral y el judicial, ligado este último a una corrupción galopante que se expande con la briosa ayuda mediática, incansable y que no cesa, en perjuicio del partido en el Poder.
¿Cómo evitar, eludir o resolver sin grandes deterioros las manifestaciones y protestas masivas y callejeras que le preparan al Gobierno sus adversarios para provocar unas elecciones, cuyo principal objetivo es echar del Poder a las huestes del PP con su Presidente a la cabeza? ¿Y cómo disolver la presión que los opositores va a poner en juego en las Cámaras legislativas?
El propósito se adivina: conseguir que el Sr. Rajoy no pruebe el turrón de la próxima Navidad en la Moncloa.
¡Todo un espectáculo! ¿Y tendrá algo de positivo?
miércoles, 31 de mayo de 2017
martes, 30 de mayo de 2017
MILITANCIA Y ELECTORADO
En el mundo dedicado al ajetreo político, el militante viene a ser quien comulga con un ideario y se esfuerza en defenderlo y propagarlo; al fin, lucha por imponerlo.. Un elector, es aquel que otorga su confianza, con una papeleta, a los militantes de un partido político, seducido por sus promesas unas veces o para evitar un mal mayor en otras ocasiones.
Quiero decir de antemano que, conociendo a los militantes de cualquier partido político, al margen de sus ideas, no es extraño que unos los aplaudan y otros los rechacen; que unos los ovacionen como fieles y leales que son, y otros los silben en prueba de todo lo contrario. La militancia se gana con besos, abrazos y palmadas; con un magreo bien orientado dedicado a los fieles. Ganarse al electorado es otra cosa: hay que saber mentir, si es que uno es incapaz de ganarse electores con la verdad.
Claro está: es probable que, en situaciones límite, la militancia de un partido en crisis se divida para elegir a un nuevo equipo de mandarines.
Esto está sucediendo en muchos países, también en España, porque los partidos no saben renovarse. Y no se renuevan porque las camarillas reinantes de cada partido se sienten infalibles y se arropan, para imponer su conducta, en la militancia más próxima o que consideran mas leal, aunque la formen una cuadrilla de ladrones o de trepas. Aplican, desde el complejo y diverso mundillo de su militancia, unos rituales contradictorios cuyos efectos desaniman al elector.
Los votantes, cuando ven estos procederes, suelen ser prudentes: en un primera votación se abstienen. Con el paso del tiempo vuelven a votar y lo hacen en favor del cambio.
Miren por donde estamos en esa fase. En las reiteradas y pasadas elecciones, crecieron las abstenciones. Esperen y verán.
Una cosa es la militancia y otra bien distinta el electorado.
lunes, 29 de mayo de 2017
LA NACIÓN SEGÚN SABINO ARANA
A Sabino Arana hay que
agradecerle su claridad y su proceder sincero y sin tapujos. Lo que deseaba, al definir al Pueblo vasco, era dar a saber a quién debiera alcanzar, y a quién
no, la condición de vasco; quién es, y quién no, el titular del derecho a formar
parte de este Pueblo, pera ser o no miembro de la nación vasca.
“Empleo aquí el término nación –nos dice- en su sentido más
estricto de conjunto de familias procedentes de un origen físico común y próximo, análogas entre sí y distintas de las demás por sus caracteres morales y
físicos. Es un término etnológico, no político como es el estado”.
“La nación -sigue- es producto de la naturaleza. Ningún hombre puede cambiar de
nación aunque quiera. A ningún vasco puede hacérsele de nación española o
francesa, ni a tiros de cañón: como ningún español o francés podrá jamás ser
vasco. ¿Por qué? Porque España y Francia son naciones latinas, y el vasco no es
latino; sino… vasco”.
Sabino Arana, en cierto
modo, reaccionaba así ante la masiva llegada de emigrantes a la zona minera de
Vizcaya que, a su entender, contaminaban los “buenos usos y costumbres” del
Pueblo Vasco.
Al paso de los años, la
emigración se generalizó y han sido los propios nacionalistas, seguidores de
Sabino Arana, quienes han ido modificando su criterio, por la sencilla razón
de que si en el País Vasco votaran a los partidos nacionalistas sólo los vascos,
conforme a las tesis del fundador del
PNV, éste sería un partido minoritario en las convocatorias electorales. Al PNV
lo salvan las decenas de miles de votos emitidos por los étnicamente tomados
por “latinos” en los textos sabinianos.
Con una política
envolvente, también de redes tendidas, han conseguido los nacionalismos el voto
de muchos que no pertenecen en rigor al Pueblo vasco. A estos neo-vascos les
han puesto el hábito de este Pueblo, y (muchos, no todos) se han identificado
con las reivindicaciones nacionalistas. Han cambiado la ortografía de sus
apellidos, han adoptado el santoral vasco para bautizar a sus hijos y estudian
en euskera
batua, que es algo así como rizar el rizo de la
identificación eusquérica.
Pero el hábito no hace
al monje y no se pueden romper los rasgos de identificación culturales, como
los que dimanan del idioma español. No puede negarse que los vascos de verdad
están en minoría en su propio país. Sin embargo, y esto es su mérito, han
sabido captar los votos de etnias culturales que no son vascas, y con ello los
han puesto en contra de los valores que representaban sus padres y abuelos;
valores que, para el progreso de todos y, entre otros, gracias a ellos
arraigaron en la
Euskalerría o tierra de los que hablan en vasco.
¡Es curioso a la par
que paradójico y frustrante! Pero la vida es así.
sábado, 27 de mayo de 2017
COMPRENDER LA REALIDAD
Es harto difícil comprender la realidad en manos de los políticos. ¿Qué y por qué prometen cosas que luego no son realizables?
El paro en España alcanza cifras fabulosas. Hay un paro autóctono y otro importado, Y también, según se denuncia por expertos, existen tareas realizadas en negro gracias a ofertas laborales clandestinas .
Solución A: para `promover el anuncio de puestos de trabajo, hay que contar con empresas productivas. Y, para crear empresas, son precisos los emprendedores Para eso hay que animarlos y darles estabilidad y garantías de que su negocio puede ser rentable. Muy rentable. Y ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿quién defiende el despido libre, los sueldos proporcionados y horarios rígidos? Tal vez las empresas multinacionales que si vienen mal dadas cierran el chiringuito y se van a países con climas más suaves y menos exigentes.
Solución B: si las empresas tradicionales se retraen, habrá que reforzar el sector público para que sustituya a la iniciativa privada. El Estado, puesto a ser empresario, juega con el dinero de todos que no es de nadie, y paga bastante bien sin ser muy exigente. Programa de izquierdas: cargar la iniciativa empresarial y su coste, al erario público y para sostener el tinglado, aumentar la presión tributaria hasta desanimar al propio trabajador, convenciéndolo de que quien más pone más pierde.
La cosa no funciona en muchos casos porque los de dentro se las saben todas y los de fuera aprenden enseguida. Se desestabiliza el equilibrio entre la oferta y la demanda y los salarios, a cambio de trabajos vulgares, están a la baja.
El país se empobrece. Crece el derecho a la igualdad y se generalizan las carencias. Al final .puede el mas fuerte: el que más cañones tiene.
¿Hay que resignarse? ¡Nunca! Hay que discurrir. Y siempre terminamos por el principio. El secreto está en la escuela, entendida no como recurso, sino como palanca.
El paro en España alcanza cifras fabulosas. Hay un paro autóctono y otro importado, Y también, según se denuncia por expertos, existen tareas realizadas en negro gracias a ofertas laborales clandestinas .
Solución A: para `promover el anuncio de puestos de trabajo, hay que contar con empresas productivas. Y, para crear empresas, son precisos los emprendedores Para eso hay que animarlos y darles estabilidad y garantías de que su negocio puede ser rentable. Muy rentable. Y ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿quién defiende el despido libre, los sueldos proporcionados y horarios rígidos? Tal vez las empresas multinacionales que si vienen mal dadas cierran el chiringuito y se van a países con climas más suaves y menos exigentes.
Solución B: si las empresas tradicionales se retraen, habrá que reforzar el sector público para que sustituya a la iniciativa privada. El Estado, puesto a ser empresario, juega con el dinero de todos que no es de nadie, y paga bastante bien sin ser muy exigente. Programa de izquierdas: cargar la iniciativa empresarial y su coste, al erario público y para sostener el tinglado, aumentar la presión tributaria hasta desanimar al propio trabajador, convenciéndolo de que quien más pone más pierde.
La cosa no funciona en muchos casos porque los de dentro se las saben todas y los de fuera aprenden enseguida. Se desestabiliza el equilibrio entre la oferta y la demanda y los salarios, a cambio de trabajos vulgares, están a la baja.
El país se empobrece. Crece el derecho a la igualdad y se generalizan las carencias. Al final .puede el mas fuerte: el que más cañones tiene.
¿Hay que resignarse? ¡Nunca! Hay que discurrir. Y siempre terminamos por el principio. El secreto está en la escuela, entendida no como recurso, sino como palanca.
viernes, 26 de mayo de 2017
POBRES Y RICOS
Las situaciones que motivan los grandes distanciamientos entre seres humanos, surgen al calor de la riqueza de unos, -los menos- cuando se enfrenta con la pobreza de otros -los más-.
Se diría que es axiomático: para mantener en el planeta Tierra a un millón de ricos al cuadrado, han de someterse a denodada explotación a muchos más miles de millones de pobres al cubo. (recuento por hacer que siempre sería aproximado y poco expresivo; la pobreza no solo se mide con números)
Lo curioso del caso es que a medida que pasan siglos y más siglos, las población aumenta, el número de ricos también y el de pobres aún más y la cosa no tiene remedio; a no ser que el ciclo de crecimiento se pare y los seres vivos bípedos e implumes, vayan desapareciendo sin darse cuenta: entonces tendríamos menos ricos y también menos pobres.
La ceremonia ya está en marcha. Si usted lector tiene tiempo, párese y observe: detrás de eso que llaman "control de la natalidad" no hay otro objetivo que el de no empobrecer a todo un país. Pero bien mirado, se consigue poca cosa, porque el censo poblacional crece por la otra punta: cada día hay mas ancianos. Habrá que enriquecer los pastilleros con tóxicos para promover la dulce muerte entre los mayores. Crece la cifra de los que pasan de cien años y ésto no hay plan de pensiones que lo aguante.
Pero, seamos serios. Solo hay una palanca que proporciona algún remedio: la escuela exigente y dinámica, con reválidas periódicas que inciten a la eficiencia.
Sin embargo, los padres de muchas criaturas, no quieren la eficiencia para sus hijos. Se conforman con la suficiencia que da el titulo. Y mientras tanto a jugar a las canicas.
¡Para cuatro días que vamos a vivir!
Se diría que es axiomático: para mantener en el planeta Tierra a un millón de ricos al cuadrado, han de someterse a denodada explotación a muchos más miles de millones de pobres al cubo. (recuento por hacer que siempre sería aproximado y poco expresivo; la pobreza no solo se mide con números)
Lo curioso del caso es que a medida que pasan siglos y más siglos, las población aumenta, el número de ricos también y el de pobres aún más y la cosa no tiene remedio; a no ser que el ciclo de crecimiento se pare y los seres vivos bípedos e implumes, vayan desapareciendo sin darse cuenta: entonces tendríamos menos ricos y también menos pobres.
La ceremonia ya está en marcha. Si usted lector tiene tiempo, párese y observe: detrás de eso que llaman "control de la natalidad" no hay otro objetivo que el de no empobrecer a todo un país. Pero bien mirado, se consigue poca cosa, porque el censo poblacional crece por la otra punta: cada día hay mas ancianos. Habrá que enriquecer los pastilleros con tóxicos para promover la dulce muerte entre los mayores. Crece la cifra de los que pasan de cien años y ésto no hay plan de pensiones que lo aguante.
Pero, seamos serios. Solo hay una palanca que proporciona algún remedio: la escuela exigente y dinámica, con reválidas periódicas que inciten a la eficiencia.
Sin embargo, los padres de muchas criaturas, no quieren la eficiencia para sus hijos. Se conforman con la suficiencia que da el titulo. Y mientras tanto a jugar a las canicas.
¡Para cuatro días que vamos a vivir!
jueves, 25 de mayo de 2017
LA MILITANCIA
Es muy probable que la militancia de un partido político alcance un grado de preparación y madurez ideológica superior al de las personas que forman parte de la masa de sus votantes.
La votación realizada para elegir a su secretario general en el PSOE, nos demuestra que más de la mitad de su militancia votante, se decide por una política de izquierdas con un adversario a batir: el PP.
Traducido a la realidad práctica: hay que expulsar del poder al PP desde el liderazgo de la izquierda "española" y olvidarse de los "podemitas"que, aun ejerciendo el papel de castos, puros y bien lavados, irán perdiendo importancia, por ser todo lo de ellos presunción antes que doctrina.
Pero una cosa es el voto de la militancia y otra el voto callejero, el voto de las gentes del montón. Son públicos con distinta formación, distintos sentimientos e indoctrinados. Están más atentos a la pensión del abuelo y cosas parecidas, que al pensamiento social-demócrata o populista dispuestos a que todos seamos iguales.
¿Quiere eso decir que el PSOE perderá de nuevo votantes en las próximas elecciones generales?
Nunca afirmaré tal cosa. Está todo muy revuelto y es una temeridad hacer pronósticos. Es tiempo de tribulaciones. Y los políticos, han cerrado sus seminarios cuando más los necesitan.
La política está plagada de curas laicos de misa y olla. Y así no hay encuestador que acierte.
La votación realizada para elegir a su secretario general en el PSOE, nos demuestra que más de la mitad de su militancia votante, se decide por una política de izquierdas con un adversario a batir: el PP.
Traducido a la realidad práctica: hay que expulsar del poder al PP desde el liderazgo de la izquierda "española" y olvidarse de los "podemitas"que, aun ejerciendo el papel de castos, puros y bien lavados, irán perdiendo importancia, por ser todo lo de ellos presunción antes que doctrina.
Pero una cosa es el voto de la militancia y otra el voto callejero, el voto de las gentes del montón. Son públicos con distinta formación, distintos sentimientos e indoctrinados. Están más atentos a la pensión del abuelo y cosas parecidas, que al pensamiento social-demócrata o populista dispuestos a que todos seamos iguales.
¿Quiere eso decir que el PSOE perderá de nuevo votantes en las próximas elecciones generales?
Nunca afirmaré tal cosa. Está todo muy revuelto y es una temeridad hacer pronósticos. Es tiempo de tribulaciones. Y los políticos, han cerrado sus seminarios cuando más los necesitan.
La política está plagada de curas laicos de misa y olla. Y así no hay encuestador que acierte.
miércoles, 24 de mayo de 2017
EL FICHERO
EL FICHERO
Una novela
testimonial, intrincada y erosiva.
PEDRO
MORALES MOYA
“Esta lucha de
salvajes, a cazarse los unos a los otros, se trama hoy entre unas naciones contra otras y dentro de cada nación
en una guerra civil…”
(Miguel de Unamuno)
1
CESAR DE LA PUENTE.
Pedrolo tomó
conciencia plena de haber perdido a su
madre a la mañana siguiente del entierro,
al salir de casa para ir al colegio, cuando
la chacha, Angelines, dio los últimos
toques a su vestuario y se tomó la confianza de plantarle un beso en
la frente con un “adiós”, tal y como la progenitora del chuico hacía en vida. Su
padre no apareció en tan familiar trance y Pedrolo amasó una ráfaga de soledad, algo parecido al
sentimiento de un expósito.
De retorno a casa,
al mediodía, fue también Angelines quien
abrió la puerta de entrada y de nuevo lo recibió con otro beso que, ahora sí, tomó por sincera prueba de
cariño casi maternal. Al poco llegó su padre, César de la Puente, vestido con
sencillez; la concesión a sus gustos de petimetre se
limitaba a usar camisa con cuello de
pajarita y un llamativo lazo.
Se interesó por la jornada escolar de Pedrolo:
-¿Cómo te ha ido?
-Bien, -dijo el
muchacho, con muestras de no querer extenderse en más explicaciones.
En ese momento sonó el timbre y asomó por el umbral de la
vivienda el tío Fernando José, telegrafista,
soltero, hermano de su madre, invitado a comer por su cuñado César en un
intento de aliviar el clima hostil entre padre e hijo, creado desde la inesperada muerte de Enriqueta, su madre. Fernando José aceptó la invitación que sería
la última; su idea era no implicarse en
líos familiares. Veía a Pedrolo -su sobrino- resignado a crecer y a madurar a su aire, tomando a su
padre como modelo a no imitar.
Pedrolo cumpliría
pronto catorce años. Su vida, la de un mozalbete aislado, despierto, decidido
y dado a la observación de conductas ajenas, se tradujo en un esquema de respuestas
críticas resumidas en este pensamiento: “mi padre es un vividor de alma
endurecida, capaz de usar en su provecho a todo ser viviente que se ponga a tiro; no lo voy a
imitar. ¡Nunca!”.
César de la Puente era accionista y delegado
en Álava de la Gran Compañía de Seguros y Reaseguros Generales. Para ayudarse
en las tareas de este negocio, contrató los servicios de una guapa mecanógrafa,
Rebeca, de unos veinticinco años,
soltera, gran tipo de mujer, con la que
se revolcaba un día sí y otro no sin salir de la oficina. El mutuo acuerdo
condujo estas relaciones con el respeto y confianza que para sí quisieran muchos matrimonios. El
empresario de seguros, militar retirado
por la ley de Azaña, afectuoso y leal, no puso condiciones que limitaran el
comportamiento de Rebeca fuera del trabajo; a su vez, le asignó un buen salario y una participación en los
beneficios de la empresa de forma que se sintiera unida a él, a César, por un
lazo de confianza y otro de lucro -amoríos aparte- de signo singular y personificado.
Rebeca, era la única
responsable de mantener al día el fichero metálico que César le había confiado.
Quedó advertida de que su tarea, delicada
y minuciosa, tenía un fin: reunir una colección de datos personales y
confidenciales referidos a posibles clientes y futuros amigos suyos, como gestor de seguros.
También llevaba
Rebeca otros asuntos burocráticos propios de un negocio en
pleno rendimiento: cartas y copias de archivo,
registro de facturas, emisión de
recibos y toma de notas y apuntes contables, gastos de personal, viajes, comisiones, además de
los correspondientes pagos de renta,
calefacción, teléfono, luz y varios, todos referidos al local que se habilitó para la empresa dentro
de la vivienda familiar.
Angelines, la chica de servicio, -también joven, veintidós
años- al morir el ama de casa se hizo
cargo de la totalidad de las tareas domésticas. Suplió a la señora de la casa,
a Enriqueta, hasta donde le fue posible.
Angelines, con un metro sesenta y dos de altura, delgada, puro nervio, de
noble porte, era capaz de llevar las tareas
de a diario con puntualidad y esmero, algo que César supo agradecer. Había
entrado al servicio de la familia como niñera con catorce años –cuando Pedrolo
tenía dos-, y poco a poco, junto a
Enriqueta, había aprendido todos los secretos de una aplicada madre de
familia: limpiar, guisar, coser y mantener
la casa
en orden con diligencia y buen humor
Pedrolo
fue descubriendo las debilidades de su padre, al que tomó por ogro. No era Rebeca, ahora amante
de Cesar, la culpable. Si lo era él, el macho, el César
que hizo burla de su difunta mujer. Pedrolo, como hijo, se
consideró traicionado.
César
pasó de de ser comandante de infantería, a cobrar un retiro; a verse
agraciado, aún joven, con el título de pensionista, sin perder un
solo céntimo de sus haberes en activo. Esto
le permitió -era compatible- tener el día libre para hacer algo de
provecho y acrecentar sus ganancias. Decidió concertar, con la Gran Compañía de
Seguros y Reaseguros Generales, la puesta a punto en Álava de una Delegación
beneficiosa para la empresa y para él. Lo malo del caso era que otros
compañeros suyos, vista esta opción, lo
imitaron; así empezaron a funcionar tres nuevas gestoras de otras tantas
aseguradoras con un mismo objetivo: conseguir
clientes, aunque no estuvieran sensibilizados
para valorar la conveniencia de prevenir
riesgos y asegurarse para diluir sus efectos.
César
decidió hacer un examen profundo y objetivo del mercado para fijarse una disciplina de trabajo. Aunque
se hablaba de Álava, su actividad se ceñía en la práctica a Vitoria, ciudad de cuarenta mil habitantes.
Al
conocer el paño, examinó y calculó
-antes de nada- la capacidad económica de los vitorianos pudientes, -los otros
no solían contratar seguro alguno- para ver
el modo de abordar a los que ya consideraba como sus potenciales amigos, para conseguir la firma de sendas pólizas. No quería mendigar
lo contratos; su idea era cerrarlos por
vía amistosa, de modo que cada nuevo titular del seguro estuviera convencido de
las ventajas de aquella operación; que no creyera, más o menos, que estaba prestando un favor al asegurador. No; los
seguros no podían ser la consecuencia o la contrapartida de promesas o
coacciones: deberían surgir por mutua conveniencia y esto exigía una
planificación minuciosa de las entrevistas con los clientes, para que la oferta
y la demanda nacieran de un trato entre
iguales y por convicción. César entendía
que esa relación sólo podía darse entre
amigos. Por eso consideró imprescindible contar con un fichero de lenta formación al que ahora
tendría que darle forma con la colaboración de Rebeca, su secretaria para todo.
En una tarea para ganarse amigos, antes era necesario conocerlos.
Desde
esta perspectiva, saber cómo era
Vitoria, equivalía a tener una idea fiel
de sus habitantes, de su poder
económico y, por ende, de su interés por contratar un seguro; para él, datos a los que no podía renunciar; algo imprescindible.
Vitoria
y sus habitantes tendrían que ser objeto de un detenido análisis para deducir
las rentas de cada cual. A partir de ese censo
debería iniciarse una labor lenta, habilidosa y precisa para
conocer, además de la situación económica de esos vitorianos de ambos sexos
susceptibles de contratar un seguro, sus
preferencias, sus puntos débiles. Los vitorianos mejor dotados económicamente serían, sólo ellos, los
calificados como dignos de estar
registrados en su fichero.
Era
una cuestión de método. César frecuentaría el trato de todo aquel
vitoriano o residente en la ciudad que
diera muestras externas de estar en buena situación o con reconocidas dotes
para prosperar en un futuro próximo. Entre ellos tendría que buscar nuevos
amigos y una clientela fiel. Y para eso frecuentaría tanto iglesias, como teatros o cines, casinos
y clubs deportivos, restaurantes,
centros de reunión, colegios profesionales, barras de café, oficinas bancarias y sedes de ahorro en las que recoger noticias sobre las personas con mejor presente o futuro dentro de la ciudad, o de la provincia, para luego darse
a conocer de la forma más conveniente a sus fines.
El
militar retirado César era consciente de que en una sociedad donde todos, más o menos, se conocen de
vista, el solo hecho de tener un
conocimiento cabal y profundo del
vecindario, daría a su poseedor
elementos de juicio para obrar con rectitud y sana astucia y hacerse distinguir por sus
deseos de hacer el bien; tal forma de conducirse le daría un aura de prestigio,
potenciadora de unas buenas relaciones y de toda suerte de
encuentros.
Vitoria, afectada por la
crisis social y económica que, entre otras corrientes implementó la II
República, fue previamente dividida por César, de forma elemental pero muy
práctica, en varios estratos. Tuvo en cuenta los niveles de renta disponible de
cada uno de los fichados y de sus patrimonios
Según estos cálculos, el número de
familias millonarias, teniendo en cuenta las referencias aludidas, no pasaría de
cuarenta. Por otra parte, los hogares donde a fin de mes cerraban el
balance de ingresos y gastos con excedentes, podrían ser unos quinientos. Las
familias que contaban con ingresos y gastos nivelados, tal vez fueran unas mil;
el resto cuando no pedían crédito al tendero para acabar el mes, salía a pasear en las calles céntricas con la ropa de trabajo y con
zapatos o botas necesitados de medias suelas. No pasarían al fichero de César; no podían asegurar sus
bienes.
En
suma, en una ciudad donde habitaban unas
diez mil familias, tan solo unas mil quinientas o poco más tenían intereses
susceptibles de ser registrados y de darles cabida en el fichero metálico de
César como gestor de seguros.
Todos los días del año, salvo los de fiesta, incorporaba
nuevos datos en fichas individuales; datos que recogía en su frecuente trato
con los distintos protagonistas del
mundillo industrial y mercantil y de los
rentistas de Vitoria. Era una tarea
interesante que pronto se revelaría cómo muy productiva.
Los
principales personajes identificados en el acopio de datos para el fichero,
surgieron y fueron elegidos por César de manera calculada. Luego, Rebeca,
cuidadora del fichero como si fuera suyo, duplicó el contenido de cada ficha en un libro de tapas
duras con separaciones conseguidas por medio de pestañas alfabéticas, muy usados
en la contabilidad comercial.
A
medida que aumentaba la información, cuando la tanda de los
elegidos crecía y los datos familiares y particulares entraban en juego, César percibió que
manejaba una materia explosiva y peligrosa. Por tanto sintió la responsabilidad
y la obligación de mantener secretos tan valiosos datos. Lo primero que hizo
fue encargar el montaje en su oficina de una caja fuerte y asegurarse con
Rebeca de que la guarda y custodia de
los datos que iba recogiendo era segura; exigía
un secreto total. Era conveniente tener en cuenta la inestabilidad
política de la II República, no por ser un régimen con poca tradición en España,
sino porque estaba dirigido por unos intelectuales burgueses presionados, a su juicio, por cabecillas revolucionarios y peligrosos,
capaces de arrastrar a las masas con su oratoria, sobre todo en los sectores
más duros, reivindicativos y revolucionarios de España.
Nada
tenían que ver los intelectuales pro republicanos, que defendían los “derechos
del hombre” y “los imperativos
culturales”, con los otros, los partidarios de la “revolución del proletariado”.
Los primeros trajeron la República y los últimos, los proletarios, fueron los grandes
apuntaladores de este régimen. Una
extraña mixtura –a juicio de César- de la intelectualidad que seguía siendo
burguesa, con la clase obrera, originaria de los estratos más pobres, dispuesta a radicalizar sus demandas contra
toda burguesía; clase obrera en auge que, conforme se consolidaba el poder
republicano, quería ejercer sus derechos a marchas forzadas.
La
clase media, la que realmente habría conectado mejor con la intelectualidad
republicana, vio que la política dominante del país no era propicia a mantener la
estabilidad necesaria favorable a las inversiones
productivas. España iba por una senda peligrosa y el socialismo de Prieto,
reivindicativo pero socialmente posible, se iba inclinando hacia el socialismo
marxista de Largo Caballero; el modelo a seguir para transformar España mediante
una revolución social, era el de la URSS.
Los
intereses económicos de algunas familias,
beneficiadas con el régimen monárquico, habían sufrido un grave
deterioro desde la proclamación de la
República. César había tenido ocasión de hablar con Luis Olariaga Pujana, economista vitoriano de la
cuerda de José Ortega y Gasset -uno de los intelectuales al servicio de la
República- y tuvo noticia cabal del desengaño del filósofo: al paso de un mes y
poco más de implantada la República, tomó conciencia de que la mayoría de los
elegidos para regir los destinos de España, no daban la talla exigida para
estos menesteres. No podrían ir muy lejos. “La economía - le dijo Olariaga-
hace aguas y esto no puede tener un buen final”.
Los
datos de su fichero metálico le fueron dando, a César de Lapuente, noticia de que las mejores empresas
vitorianas estaban en crisis; sin duda afectadas por la “gran depresión”
exportada desde los EE.UU.
Olariaga
señaló que “era el momento favorable para que prosperaran los movimientos
totalitarios: tanto el marxista como el fascista; una buena política debería
entender esa realidad y hacer todo lo posible para reestructurar una democracia
de corte moderno que se apoyara en valores justos y firmes”.
En
esos momentos, año de 1934, César pensó si no sería lo mejor liar el petate y marcharse de España.
¿Pero dónde ir si medio mundo estaba revuelto y necesitado de empezar de nuevo?
Tendría que seguir con los seguros y la
renta salarial que le había garantizado el intelectual republicano llamado
Azaña, a quien Dios no dotó –a su juicio- de virtudes para gobernar un país tan
complicado y diverso como era España.
Transcurridos
tres años de la viudez de César, en 1934, Pedrolo, su hijo, estudiante –quinto
de bachiller- a punto de cumplir los quince años, había recibido los primeros panfletos de un
movimiento que se llamaba Falange; y
se había hecho con una pistola del nueve
largo, que mantuvo a escondidas de su padre,
con la complicidad del servicio doméstico que le era fiel, o sea de Angelines.
La
distancia entre padre e hijo iba en aumento. Para el hijo, César, el cabeza de familia, era un
indecente ciudadano, capaz de compartir una yacija sexual, dentro de casa, con
una asalariada suya, con parcial olvido
de sus obligaciones familiares. Y capaz también
de renegar de su Patria, al aceptar una prebenda por una renuncia: la de
su vocación militar a cambio de un retiro pensionado. Pedrolo no veía el momento para irse de casa. El
tiempo pasaba con visos de urgencia para
huir y hacer su vida.
En
el mes de octubre de 1934 los españoles vivieron el prólogo de una guerra civil
a la que llamaron revolución que tuvo
por escenario principal la región minera de Asturias.
Estaba
muy involucrado en esta pelea el partido socialista, que se unió con idea de
encabezar el movimiento obrero e influir en los sindicatos y otras facciones
extremistas y revolucionarias.
Gobernaban
el país las derechas cuyo principal líder era el abogado José María Gil Robles,
muy vinculado a la Asociación de Propagandistas promovida por la Acción Católica. Era por
tanto una derecha impregnada de las más puras esencias religiosas orientadas
desde el Vaticano. En consecuencia, un movimiento opuesto al sentir irreligioso
y anticlerical de toda la izquierda española.
En
Asturias se contaba con el fuerte arraigo sindical de los anarquistas y
socialistas. Estos últimos, tildados de, ventajistas por su colaboración con el
dictador Primo de Ribera durante su mandato, estaban de vuelta de sus recientes
defecciones y, sobre todo del líder, Largo Caballero: llegó a sostener que la
revolución obrera no cuajaría con el apoyo de una República burguesa; era
necesario implantar una previa dictadura del proletariado, tal y como pasó en
Rusia.
Largo Caballero tuvo
éxito al radicalizar su actitud y ganó en popularidad, hasta el punto de ser
apodado el “Lenin español”. Parece que a
Indalecio Prieto, líder socialista igualmente, este ascenso de la popularidad entre
las masas de izquierdas de Francisco Largo, le sentó como caricia a contrapelo
y sin que nadie lo esperara se implicó de lleno en la organización del
proyectado golpe revolucionario de 1934;
por lo menos con un alijo de armas que se transportaron hasta Asturias en el
vapor “Turquesa”.
Este
alzamiento revolucionario pudo ser controlado en Vizcaya y en Guipúzcoa, pero
en Asturias duró unas tres semanas y se contaron miles de víctimas. En realidad
allí empezó la guerra civil que continuaría en 1936. La lucha continuó con
episodios sueltos. El sentimiento
herido de muchos españoles hizo que la sociedad quedara dividida en dos sectores dominados,
uno por los rojos y otro por los azules.
Largo
Caballero lo diría más tarde: esta lucha terminará en dictadura y yo quiero que sea una dictadura del
proletariado.
A César –como a muchos españoles-
le preocupaba el giro que los
socialistas estaban dando a su proyecto político. No era aventurado pensar que,
en el seno de las izquierdas, estaban de acuerdo con el modelo revolucionario implantado en la URSS. Era significativo que
la revolución quisieran iniciarla en Asturias en un mes de octubre. Tampoco había duda de que una parte de las derechas tomó como
modelo la Italia fascista de Mussolini.
En
medio de esta crisis, la gestión de seguros no se dinamizaba como César hubiera
querido. Firmar un contrato, sobre
riesgos futuros, era para el cliente un acto de fe: éste daba su firma y un
dinero por algo que podía o no pasar, ante otra firma y una promesa de contraprestación
económica, en el supuesto de que se le causaran daños. La mayor parte de los
asegurados no leían la letra pequeña y al final todo lo fiaban a su amistad con
el agente asegurador, sobre todo si
mediaba una buena relación entre ambos.
Cada agente de seguros
debería tomar conciencia de que esta amistad tenía que probarse de algún modo.
Y a César no se le ocurrió mejor método que el de ofrecerse como amigo a todos y cada uno de los que habían suscrito
con él una póliza de seguro. Esta oferta caía bien y no eran pocos los que
la materializaron pidiendo algún favor a
su amigo el de los seguros.
Por
tal razón César tuvo que reeducarse, aprender a ser amable, simpático y servicial; a caer bien entre la gente y a no tener
remilgo alguno en prestar pequeños
favores a sus clientes. Para ello trazó un plan sin otro objeto que el de ver y
hacerse ver en lugares públicos y pegar la hebra con cualquiera de sus muchos
conocidos.
De
todas estas relaciones César sacaba
datos y referencias para su fichero metálico. Contaba, además, con el soplo de algunos
amigos que, enterados del propósito que le guiaba, se brindaron a colaborar en
tal tarea; solía desayunar en un bar de estilo moderno, con larga barra y algún
espacio no muy grade para sentarse en torno a una docena de mesas
estratégicamente dispuestas. El bar fue redimensionado por un arquitecto en
paro que aceptó el encargo de preparar el espacio y decorarlo íntegramente
siguiendo una corriente estética moderna, en este caso cubista. Todo -el local,
el mobiliario, la decoración, el
utillaje- tenía que responder a ese estilo, pese a que muy pocos iban a
identificarlo como tal, puesto que el español medio no se detenía en asumir estas novedades que llegaban con los mensajes modernistas. El
bar se llamaría “Gautxori” (pájaro de la noche, en vascuence) y daría la nota en la ciudad de Vitoria, aún
anclada en el siglo XIX. Era un local donde el artista trabajó los espacios vacios y no los
volúmenes. Estuvo decorado con litografías de los pintores vanguardistas que surgieron
en Paris en la primera década del siglo
XX.
Al
poco de llegar César al bar, cada mañana a tomar su café, aparecía un agente de
la “secreta” llamado Bernardo, que se
valía de la escasez de clientes, para pegar la hebra con el
hombre de los seguros y autoproclamarse su amigo. Y lo fue, quizás el que más
generosamente se prestó a facilitarle datos confidenciales de buen número de
familias de Vitoria. César nunca preguntó de dónde procedía aquella información
tan completa.
Pero
la cosa no quedaba ahí. A primera hora de la tarde se acercaba César al Círculo
Vitoriano donde tomaba –en la sala de juego- un café de los clásicos, en
compañía de dos vitorianos cincuentones: Ramiro Gómez y Cayetano Ezquerra,
burgueses ambos, dedicados al comercio de lanas el primero y a la
elaboración de chocolates el segundo.
Mantenía una conversación muy suelta que César la centraba en temas vitorianos;
siempre surgía algo, pequeñas misceláneas a cargo de personajes de
la ciudad, conocidos vitorianos, que luego redactadas en casa podían pasar al
fichero.
Otra
fuente informativa –ésta tenía un precio- venía de un empleado foral cargado de
hijos. Trabajaba en la sección de
hacienda y manejaba datos que bajo secreto sumarísimo se los facilitaba a César
verbalmente, mientras tomaban una copichuela en una tasca de la
cuesta de San Francisco, donde alternaba el funcionario.
Después
de la Revolución de Asturias y de ser detenidos milicianos voluntarios a
millares, las izquierdas acentuaron su
odio a las derechas represivas; odio que se escenificó en las calles de España,
en demasiadas ocasiones, a tiro limpio
con bajas dolorosas para ambos bandos
combatientes. Lucha propia de una guerra civil larvada
En
ese clima explosivo, el Presidente de la República, disolvió la Cámara y
convocó nuevas elecciones cuyo desenlace estaba anunciado para febrero
de 1936. Vitoria se llenó de
carteles electorales. Las izquierdas de toda España se unieron en un Frente
Popular. Las derechas no fueron capaces de lograr algo parecido. No percibieron
lo trascendente que era el sacrificio de pequeñas ambiciones de partido, a las
inexcusables exigencias de una lucha feroz que terminaría siendo armada.
Por
los primeros días de julio de 1936, el comandante Salcedo, en activo, pidió una
entrevista con su ex-compañero César. Se citaron en el bar Gautxori, pero sin
tiempo para sentarse, a sugerencias de Salcedo - que vestía de paisano, pese a
que nunca colgaba el uniforme militar -
fueron a parar a las gradas del Frontón Vitoriano. Esta cancha solía
utilizarse por los aficionados de la pelota vasca para sus entrenamientos en
horas libres, y para partidos entre profesionales los días festivos. La entrada
era libre, salvo para asistir a la
celebración de espectáculos, y se permitía que allí se congregara un
heterogéneo público, no se sabe si para pasar el rato, eludir el frío o ambas cosas a la vez. César y Salcedo,
entre la plebe allí congregada, pasaron desapercibidos.
-
¿Qué pasa? – preguntó César a su amigo, una vez acomodados en una de las
bancadas de espectadores.
-
¿Cómo ves la situación política?
-
¿Y cómo la ves tú?
-
Ten paciencia, porque antes quiero que me digas si sitúo bien los hechos; si
mis apreciaciones son o no acertadas.
-Sigue…
Salcedo
se tomó un respiro.
-
No sé
por dónde empezar…
-
Empieza.
¿Qué más da?
- Es cierto que para sofocar la Revolución de
Asturias se sirvió el mando de unidades de la Legión y tropas de
Regulares, que la lucha duró más de
quince días, que los revolucionarios
contaron unos mil cien muertos y más de dos mil heridos y que las tropas y agentes de seguridad tuvieron unas
trescientas bajas. ¿Llamarías a eso una guerra civil?
-
No. Pero tal y cómo se han desarrollado los acontecimientos, a partir de esos
hechos y contando los que vienen
sucediéndose estas últimas semanas, diría que los españoles estamos librando una guerra
latente, pero guerra. Las luchas fratricidas se mantienen pero no se declaran.
-
¿En qué te apoyas para decir eso?
-
Me apoyo en el desarrollo de los acontecimientos entre los dos sectores en lucha: la España
tradicional contra la España revolucionaria. No es un combate dialéctico; es una guerra violenta y armada.
Sólo que cuando dos potencias se enfrentan, hay una fase previa de preparación.
En España, entre dos tendencias que en
nada congenian, se lanzan al ataque sin aviso previo y los comienzos son
inciertos; mucho más si es una guerra con intervención militar.
-
¿Crees en la guerra aunque no estemos
metidos en ella?
-
¿Ah, no? ¿No estamos en guerra? Tú me dirás. Fíjate en la campaña electoral y
razona: ¿Tú crees que de no estarlo se habrían cruzado los mensajes que se enviaron
sin rebozo alguno por los rojos contra los azules y viceversa?
-
¿Cuáles?
-
Toma nota de lo que planteó en Alicante
el líder socialista Francisco Largo Caballero: “Quiero decirles a las derechas
que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las
derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados
dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que
no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”,
según El Liberal, de Bilbao, del 20 de enero de 1936.
-
Guerra civil no declarada… Luego ¿ya viven en guerra civil?
- Y días más tarde, en el mes de
febrero, en Linares:
“... la clase obrera debe
adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible
con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo
voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”.
- Bien, pero las apariencias engañan. Después de ganadas
las elecciones por el Frente Popular el Gobierno constituido funciona
democráticamente.
- Si a lo que tenemos le llamas
funcionar, pase… Pero no funciona. Los comités de las fuerzas revolucionarias hacen lo que quieren y el Gobierno de la
nación ha hecho mutis por el foro.
- No sé qué decirte…
- No digas nada y así no te equivocarás. ¿Eso es todo lo que querías
saber? Te diré que hay más datos. Es el propio José Antonio Primo de Rivera
quien, en el discurso fundacional de la Falange en 1933, alimentó la guerra
civil con sus propias teorías: “Queremos que España recobre resueltamente el
sentido universal de su cultura y de su Historia. Y queremos, por último, que
si esto ha de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante
la violencia. Porque, ¿quién ha dicho –al hablar de "todo menos la
violencia"– que la suprema jerarquía de los valores morales reside en la
amabilidad? ¿Quién ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antes
que reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables? Bien está, sí, la
dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica
admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a
la justicia o a la Patria”.
-Te confesaré –terminó el Comandante Salcedo- que tienes razón: algo
está en marcha y saltará pronto la noticia de guerra real. ¡Y aún no sé qué partido tomar!
- Si yo pudiera me iría lejos de
España. Cuanto más lejos, mejor. Pero no puedo irme. Y no sabes cuánto lo
siento.
Los hechos se fueron precipitando
aunque, a decir verdad, Vitoria apenas aparecía en las crónicas de sucesos
políticos.
Pero muy cerca de donde estaban
reunidos, en el gran Frontón Hotel, tenía su alojamiento el llamado a
protagonizar en Vitoria el golpe de
Estado de julio de 1936: Camilo Alonso
Vega.
LOS TREPADORES
Según el diccionario al uso, un trepador es un ambicioso rampante sin escrúpulos que se vale de esta condición para ascender en la escala social y, si todo cuadra, volverse millonario distinguido.
No se descubre nada nuevo al afirmar que en los partidos políticos se refugia y prospera un buen número de trepadores rampantes. A muchos se les ve el plumero y terminan enjuiciados, pero otros, más agudos, se las arreglan y dan fin a sus días en paz, con el riñón bien cubierto y en un cuadro con orla de honor en salones de prestigio.
En todos los partidos políticos -sin excepción y repito- en una u otra época contaron con significados personajes que ganaron en popularidad y riqueza gracias al poder que ostentaban por la política; allí donde todo el mundo entiende que quien medra en demasía no hace juego limpio ni cosa que lo fundó. Los derroteros abiertos a los prestigiados en virtud de su influencia en activo, (las puertas giratorias que dicen los podemitas) no cumplen, ni lo sueñan, con el código marcado por los partidarios del trigo limpio.
Así está la cosa. Y con la mente despejada, en un día de primavera -prenuncio de una sequía otoñal como de posguerra- me pregunto: ¿qué me va a mí en este infierno?
Mi lucidez, propia de un nonagenario camino a la otra orilla, me indica: ¿Por qué no los mandas...?
Así que, ¡adiós! Dedicaré mi tiempo a un relato de guerra para que se entretengan mis nietos.
No se descubre nada nuevo al afirmar que en los partidos políticos se refugia y prospera un buen número de trepadores rampantes. A muchos se les ve el plumero y terminan enjuiciados, pero otros, más agudos, se las arreglan y dan fin a sus días en paz, con el riñón bien cubierto y en un cuadro con orla de honor en salones de prestigio.
En todos los partidos políticos -sin excepción y repito- en una u otra época contaron con significados personajes que ganaron en popularidad y riqueza gracias al poder que ostentaban por la política; allí donde todo el mundo entiende que quien medra en demasía no hace juego limpio ni cosa que lo fundó. Los derroteros abiertos a los prestigiados en virtud de su influencia en activo, (las puertas giratorias que dicen los podemitas) no cumplen, ni lo sueñan, con el código marcado por los partidarios del trigo limpio.
Así está la cosa. Y con la mente despejada, en un día de primavera -prenuncio de una sequía otoñal como de posguerra- me pregunto: ¿qué me va a mí en este infierno?
Mi lucidez, propia de un nonagenario camino a la otra orilla, me indica: ¿Por qué no los mandas...?
Así que, ¡adiós! Dedicaré mi tiempo a un relato de guerra para que se entretengan mis nietos.
martes, 23 de mayo de 2017
TRIBULACIONES Y PODER POLÍTICO
Parémonos unos minutos a valorar las tribulaciones por las que pasan los políticos españoles, en su afán de proporcionar horas felices a sus coetáneos. Donde cito a "españoles" , pueden poner a los seres humanos oriundos de otro país.
El objetivo, el fin que impulsa a los políticos, no es tanto la felicidad del prójimo, como la propia: Felicidad que va ligada a la cota de poder que cada protagonista alcanza y hace suya.
Si un político triunfa, percibe de inmediato cómo aumenta el número de "compañeros" y de "compañeras" dispuestos a tirar del carro donde paseará sus glorias y su influencia.
El mecanismo viene funcionando a la perfección desde que el sol era sol y los peñascos, peñascos. Desde esa perspectiva, las tribulaciones del nuevo Secretario principal del socialismo español no han hecho otra cosa sino empezar. Le han votado sus "leales", pero... lo duro, lo de batirse el cobre, está en la calle. Y en la calle, se necesitan nuevos aliados, millones de votantes; muchos más "compañeros" y "compañeras".
Los observadores del panorama político español, desde el punto de mira de la "militancia" del PSOE, ven con claridad quién es su "enemigo": la derecha española que, para ellos, son franquistas disfrazados de demócratas.
Desde otro punto de vista, la misma militancia, libre de prejuicios, no ve que el "adversario" está en el movimiento "podemista", del que acepta carantoñas y propuestas aunque diga lo contrario.
Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el desenlace.
Lo que si parece posible es una evolución político social al estilo europeo, donde las tradicionales y gastadas derechas e izquierdas, están perdiendo fuelle.
El objetivo, el fin que impulsa a los políticos, no es tanto la felicidad del prójimo, como la propia: Felicidad que va ligada a la cota de poder que cada protagonista alcanza y hace suya.
Si un político triunfa, percibe de inmediato cómo aumenta el número de "compañeros" y de "compañeras" dispuestos a tirar del carro donde paseará sus glorias y su influencia.
El mecanismo viene funcionando a la perfección desde que el sol era sol y los peñascos, peñascos. Desde esa perspectiva, las tribulaciones del nuevo Secretario principal del socialismo español no han hecho otra cosa sino empezar. Le han votado sus "leales", pero... lo duro, lo de batirse el cobre, está en la calle. Y en la calle, se necesitan nuevos aliados, millones de votantes; muchos más "compañeros" y "compañeras".
Los observadores del panorama político español, desde el punto de mira de la "militancia" del PSOE, ven con claridad quién es su "enemigo": la derecha española que, para ellos, son franquistas disfrazados de demócratas.
Desde otro punto de vista, la misma militancia, libre de prejuicios, no ve que el "adversario" está en el movimiento "podemista", del que acepta carantoñas y propuestas aunque diga lo contrario.
Nadie sabe a ciencia cierta cuál será el desenlace.
Lo que si parece posible es una evolución político social al estilo europeo, donde las tradicionales y gastadas derechas e izquierdas, están perdiendo fuelle.
lunes, 22 de mayo de 2017
¿Y AHORA, QUÉ?
Consumado el sacrificio de un PSOE socialdemócrata, en beneficio de un socialismo que se anuncia pródigo y generoso por exigencias de justicia social, al contribuyente de medio pelo no se le puede negar el derecho a formularse esta pregunta: ¿Y ahora qué?
A la derecha moderada en el Gobierno, coronada por el desprestigio de la corrupción, no se la ve capaz de llevar la cruz a solas y está pidiendo, desde un silencio ruidoso, la ayuda de un Cirineo. Pero no está -que decían nuestros antepasados-, la magdalena para tafetanes.
Los acontecimientos que se anuncian, -en Cataluña los secesionistas, en Madrid los podemitas- unidos a tribulaciones varias que desconciertan a la plebe, indican a los más prudentes que es la hora de cerrar filas. Pero... la necedad de unos y la falta de criterio de otros, nos conducen a un callejón sin otra salida que la de unas elecciones adelantadas, sin tiempo para cerrar filas.
Pero seamos francos: como para muchos, hoy enseñoreados, eso supondría perder para siempre el derecho a poltrona, al coche oficial, al placer de pisar moqueta y al de recrearse con la tocata que todos sabemos, es probable que el programa se limite a una cómoda espera para que sea el tiempo el que todo lo resuelva.
Renovarse o morir. Una muerte lenta, claro está, de algunos partidos, tal y como está sucediendo en Europa en sus naciones mas adelantadas.
A España le ha llegado el turno de evolucionar desde la derecha, si no quiere que la revolucionen desde la izquierda.
A la derecha moderada en el Gobierno, coronada por el desprestigio de la corrupción, no se la ve capaz de llevar la cruz a solas y está pidiendo, desde un silencio ruidoso, la ayuda de un Cirineo. Pero no está -que decían nuestros antepasados-, la magdalena para tafetanes.
Los acontecimientos que se anuncian, -en Cataluña los secesionistas, en Madrid los podemitas- unidos a tribulaciones varias que desconciertan a la plebe, indican a los más prudentes que es la hora de cerrar filas. Pero... la necedad de unos y la falta de criterio de otros, nos conducen a un callejón sin otra salida que la de unas elecciones adelantadas, sin tiempo para cerrar filas.
Pero seamos francos: como para muchos, hoy enseñoreados, eso supondría perder para siempre el derecho a poltrona, al coche oficial, al placer de pisar moqueta y al de recrearse con la tocata que todos sabemos, es probable que el programa se limite a una cómoda espera para que sea el tiempo el que todo lo resuelva.
Renovarse o morir. Una muerte lenta, claro está, de algunos partidos, tal y como está sucediendo en Europa en sus naciones mas adelantadas.
A España le ha llegado el turno de evolucionar desde la derecha, si no quiere que la revolucionen desde la izquierda.
sábado, 20 de mayo de 2017
LA DERECHA SE RETRAE
Es lógico. A la derecha le llueven palos inmerecidos. A la derecha que vota, se entiende; a la derecha limpia de intenciones y pródiga en rectitud; a la que se lo suda para vivir con cierto decoro.
Es lógico. Esa derecha se aparta. Se calla, avergonzada por culpas ajenas; se echa a un lado para dejar vía libre a la chusma; al fin se retrae.
Así, conducida por la engorrosa decepción, en un proceso lento pero irreversible, el voto cambia de rumbo. Le cuesta lo suyo, le duele, se siente traicionado... Su primera respuesta, inducido por su fase de retraimiento, es no votar. Pero luego, lentamente, concluye: ¿y quién me manda favorecer a los que tengo por adversarios?
Es lógico. El vendaval, el tornado, está barriendo el escenario de forma imprevista. Puede con todo. Nadie prevé el resultado, ni
cómo se desarrollará la nueva escena.
La derecha, tal y como la hemos conocido, es insostenible; se cae. Llegarán nuevas ofertas. Llevará su tiempo. Miremos a Europa. No le demos vueltas. Se ven venir: una derecha racial, selectiva, con fronteras amuralladas... Otra derecha abierta, dedicada a promover a la persona, sus valores, su decencia, su libertad auto controlada.... Un derecha con vergüenza.
En ese retraimiento que se palpa, muchos no encontrarán su sitio.
En el fondo, cuanto sucede, es normal, responde a una lógica. La humanidad se robotiza. Sobra mano de obra desocupada. El mérito está en ganarse un sitio con el sudor personal, aunque haya luego que darse un baño.
No está en la rapiña.
Es lógico. Esa derecha se aparta. Se calla, avergonzada por culpas ajenas; se echa a un lado para dejar vía libre a la chusma; al fin se retrae.
Así, conducida por la engorrosa decepción, en un proceso lento pero irreversible, el voto cambia de rumbo. Le cuesta lo suyo, le duele, se siente traicionado... Su primera respuesta, inducido por su fase de retraimiento, es no votar. Pero luego, lentamente, concluye: ¿y quién me manda favorecer a los que tengo por adversarios?
Es lógico. El vendaval, el tornado, está barriendo el escenario de forma imprevista. Puede con todo. Nadie prevé el resultado, ni
cómo se desarrollará la nueva escena.
La derecha, tal y como la hemos conocido, es insostenible; se cae. Llegarán nuevas ofertas. Llevará su tiempo. Miremos a Europa. No le demos vueltas. Se ven venir: una derecha racial, selectiva, con fronteras amuralladas... Otra derecha abierta, dedicada a promover a la persona, sus valores, su decencia, su libertad auto controlada.... Un derecha con vergüenza.
En ese retraimiento que se palpa, muchos no encontrarán su sitio.
En el fondo, cuanto sucede, es normal, responde a una lógica. La humanidad se robotiza. Sobra mano de obra desocupada. El mérito está en ganarse un sitio con el sudor personal, aunque haya luego que darse un baño.
No está en la rapiña.
viernes, 19 de mayo de 2017
EL PULSO DE ESPAÑA
Estamos ya, en España, viviendo un período pre electoral. Un paso nada más, la designación del Secretario General del PSOE, puede precipitar los acontecimientos.
La duda quedará despejada en un par de días y el futuro puede ser muy distinto según quién fuere el elegido para ejercer este cargo. Las encuestas se inclinan a favor de Susana Díaz o de Pedro Sánchez. La España uninacional frente a la plurinacional; la sociedad estimulada hacia el progreso, frente a la subvencionada para el consuelo.
¿Y los demás no cuentan? Las cartas están ya repartidas y todo depende de la credibilidad que despierten en los electores; todo depende de unos votantes cansados de tanta polémica en torno a la corrupción; indecisos, porque desconfían; desesperanzados ante políticos que interpretan, pero no ejercen.
Con una Europa al fondo, también en crisis, no es que las encuestas den muestras poco definidas sobre las probabilidades del triunfo de tirios o troyanos; es que los protagonistas políticos tratan de contentar a todos y sus principios oscilan según el viento que sople. Basta ver el giro que han dado -para ganar electores- los jerifes de PODEMOS. Ahora tienen que seducir a las masas con artes mágicas; han sido tantos y tan extraños los cambios de este conglomerado de partidos, tantos los esquinazos, que las masas desconfían hasta proclamarse indecisas.
¿Y las derechas? Los puros de espíritu, los "C´s", ¿podrán convencer al voto derechoso y alzarse con la mayoría? Ellos se sienten centristas pero -tal y como evolucionan los políticos en los países de vanguardia- el centro va de capa caída. Las derechas vuelven por sus fueros. ¿O no?
Ni quito ni pongo rey; solo comento.
¿Y las derechas? Los puros de espíritu, los "C´s", ¿podrán convencer al voto derechoso y alzarse con la mayoría? Ellos se sienten centristas pero -tal y como evolucionan los políticos en los países de vanguardia- el centro va de capa caída. Las derechas vuelven por sus fueros. ¿O no?
Ni quito ni pongo rey; solo comento.
jueves, 18 de mayo de 2017
DERECHA SIN ESCUELAS
Un grupo de vizcaínos, que se dicen del PP, han planteado ante los medios oficiales y públicos del País Vasco, un deseo que dejo aquí colgado entre dos ganchos interrogantes: ¿ Por qué no traer la Roja (selección futbolística nacional-española) a jugar en San Mamés?
Veamos: ¿Es o no verdad que la derecha moderada vasca (hay otra derecha pura y dura muy callada, que tal vez estalle un día, ¡Dios no lo quiera!) está sumida en la fronda de una higuera y que tal vez por eso no sabe, ni se entera, ni comprende por donde soplan los aires nacionalistas vascos?
Confieso que soy partidario de la plena libertad de expresión de todos y de cada uno de los seres humanos, compatible con el máximo respeto personal. Se entiende que dentro de esa libertad cabría, un partido de fútbol, si el público no estuviera viciado por el virus de la política.
Pero creer que esta idea puede prosperar sin riesgos de tormenta, tal y como está de cargado el ambiente, es propio de niños en edad angelical o de mártires adultos e ignorantes de lo que puede suceder tras la primera chispa que vuele suelta.
¿Pero qué podemos esperar de una derecha que confía su redención a un simbólico partido de fútbol y no advierte que todas las escuelas vascas, en manos nacionalistas, hacen pensar que esa derecha moderada, tan española como vasca, tiene sus días de vigencia política contados?
Dicho sea todo ello sin faltar al respeto que todo ser humano se merece; insisto: todo ser humano. Cumplida esta condición, seamos sinceros: todo aquello que no crece, siempre perece. ¡Es ley de vida!
Está claro que España necesita una "nueva derecha" capaz de crear escuela: socialmente, solidaria y honesta; territorialmente, abierta; y culturalmente, actualizada e investigadora. Todo ello por convicción; nunca por conveniencias personales ni por imposiciones doctrinales.
En fin, algo que no se aprende en las gradas ni en los vestuarios futboleros. Y la derecha no tiene escuelas.
Veamos: ¿Es o no verdad que la derecha moderada vasca (hay otra derecha pura y dura muy callada, que tal vez estalle un día, ¡Dios no lo quiera!) está sumida en la fronda de una higuera y que tal vez por eso no sabe, ni se entera, ni comprende por donde soplan los aires nacionalistas vascos?
Confieso que soy partidario de la plena libertad de expresión de todos y de cada uno de los seres humanos, compatible con el máximo respeto personal. Se entiende que dentro de esa libertad cabría, un partido de fútbol, si el público no estuviera viciado por el virus de la política.
Pero creer que esta idea puede prosperar sin riesgos de tormenta, tal y como está de cargado el ambiente, es propio de niños en edad angelical o de mártires adultos e ignorantes de lo que puede suceder tras la primera chispa que vuele suelta.
¿Pero qué podemos esperar de una derecha que confía su redención a un simbólico partido de fútbol y no advierte que todas las escuelas vascas, en manos nacionalistas, hacen pensar que esa derecha moderada, tan española como vasca, tiene sus días de vigencia política contados?
Dicho sea todo ello sin faltar al respeto que todo ser humano se merece; insisto: todo ser humano. Cumplida esta condición, seamos sinceros: todo aquello que no crece, siempre perece. ¡Es ley de vida!
Está claro que España necesita una "nueva derecha" capaz de crear escuela: socialmente, solidaria y honesta; territorialmente, abierta; y culturalmente, actualizada e investigadora. Todo ello por convicción; nunca por conveniencias personales ni por imposiciones doctrinales.
En fin, algo que no se aprende en las gradas ni en los vestuarios futboleros. Y la derecha no tiene escuelas.
miércoles, 17 de mayo de 2017
NO HAY CALIDAD POLÍTICA
Si nos paramos a observar el fin que persiguen la mayoría de los políticos españoles, caeremos en la cuenta de su poquedad: la mayor parte de su tiempo lo destinan al ataque personal, a ponerse zancadillas, a desprestigiarse mutuamente.
Tiene que ser agotador levantarse cada día pensando: ¿a quién le toca hoy recibir la puñalada trapera?
El fin principal de toda democracia bien entendida es -desde el diálogo y el respeto personal que puede y hasta debe ser crítico- mejorar las condiciones de vida de los pueblos.
El adversario no es -no puede ser- el objetivo. Si por lo que fuere, ese adversario patinara y rompiera las reglas del juego, entraría en lid con el poder judicial, llamado a intervenir para poner a las cosas -y a las personas- en su sitio.
Los políticos solo se ponen de acuerdo -forzosamente necesario- para vituperarse; no les preocupa resolver problemas tan urgentes como el del paro, causa de muchas necesidades padecidas por millones de compatriotas.
Pese a las promesas electorales, pasan los días, los meses y años, sin que nuestros políticos consigan que España deje de figurar entre las naciones que encabezan las estadísticas de esa lacra. Apagan sus remordimientos cargando el tanto de culpa a sus adversarios.
Esta deriva política que padecemos no es democracia. Deriva que nos lleva al mutuo desprestigio en perjuicio de todos.
Acabo. Voy a conectar el receptor televisivo. Hoy toca poner en solfa a la señora Cifuentes.
¡Paciencia!
Tiene que ser agotador levantarse cada día pensando: ¿a quién le toca hoy recibir la puñalada trapera?
El fin principal de toda democracia bien entendida es -desde el diálogo y el respeto personal que puede y hasta debe ser crítico- mejorar las condiciones de vida de los pueblos.
El adversario no es -no puede ser- el objetivo. Si por lo que fuere, ese adversario patinara y rompiera las reglas del juego, entraría en lid con el poder judicial, llamado a intervenir para poner a las cosas -y a las personas- en su sitio.
Los políticos solo se ponen de acuerdo -forzosamente necesario- para vituperarse; no les preocupa resolver problemas tan urgentes como el del paro, causa de muchas necesidades padecidas por millones de compatriotas.
Pese a las promesas electorales, pasan los días, los meses y años, sin que nuestros políticos consigan que España deje de figurar entre las naciones que encabezan las estadísticas de esa lacra. Apagan sus remordimientos cargando el tanto de culpa a sus adversarios.
Esta deriva política que padecemos no es democracia. Deriva que nos lleva al mutuo desprestigio en perjuicio de todos.
Acabo. Voy a conectar el receptor televisivo. Hoy toca poner en solfa a la señora Cifuentes.
¡Paciencia!
martes, 16 de mayo de 2017
SOCIALISMO AL AIRE LIBRE
Mantengo un vivo recuerdo del socialismo vivido en España en los años de la II República. Era otros tiempos. Un socialismo interpretado con frases duras, combativas, excitantes que dejaban huella, que anunciaban la dictadura del proletariado y que disputaban el voto a sangre y fuego.
Contaban con tres figuras irreconciliables: Prieto, Besteiro y Largo Caballero. Tenían sus razones comunes para acabar con la injusticia social. Pero no coincidían en los medios a utilizar contra sus enemigos coetáneos, adscritos a otras religiones y otras políticas. Y digo enemigos, consciente de que no eran adversarios.
Ayer, 15 de mayo, San Isidro, se celebró el anunciado debate entre las tres figuras actuales del PSOE de hoy, dispuestas a competir por el cargo de Secretario General de este Partido: Susana Díaz, Pachi López y Pedro Sánchez.
¡Como han cambiado los tiempos! Hablaron con claridad, educadamente y sin reparos. No obstante, para mostrarse solidarios ponían por delante sus particulares afanes, mientras nos decían que les importaba el interés general. Hacían apostolado. Pero... ¡Ya se verá!
El hecho es que los españoles se encuentran ante esa realidad: sus necesidades desbordan las posibilidades económicas del País. Gastamos por encima de lo que se recauda. Y no es, según los expertos, por carencias productivas, sino porque no sabemos administrar los caudales patrios.
El socialismo tiene una larga historia. Pero no cuentan toda la verdad.
Contaban con tres figuras irreconciliables: Prieto, Besteiro y Largo Caballero. Tenían sus razones comunes para acabar con la injusticia social. Pero no coincidían en los medios a utilizar contra sus enemigos coetáneos, adscritos a otras religiones y otras políticas. Y digo enemigos, consciente de que no eran adversarios.
Ayer, 15 de mayo, San Isidro, se celebró el anunciado debate entre las tres figuras actuales del PSOE de hoy, dispuestas a competir por el cargo de Secretario General de este Partido: Susana Díaz, Pachi López y Pedro Sánchez.
¡Como han cambiado los tiempos! Hablaron con claridad, educadamente y sin reparos. No obstante, para mostrarse solidarios ponían por delante sus particulares afanes, mientras nos decían que les importaba el interés general. Hacían apostolado. Pero... ¡Ya se verá!
El hecho es que los españoles se encuentran ante esa realidad: sus necesidades desbordan las posibilidades económicas del País. Gastamos por encima de lo que se recauda. Y no es, según los expertos, por carencias productivas, sino porque no sabemos administrar los caudales patrios.
El socialismo tiene una larga historia. Pero no cuentan toda la verdad.
lunes, 15 de mayo de 2017
EN TIERRA DE NADIE
Los vasco-españoles, en la Vasconia peninsular, componen hoy un sector
social muy evolucionado respecto a los ya
viejos tiempos de la transición, hace cuarenta años. Es un sector desarticulado que peca de escepticismo. Los problemas de España, contemplados desde el
País Vasco por estas gentes, están dejando de interesarles. No saben, tal vez por
aburrimiento, qué es peor: si el bandidaje del gremio oficial de
ladrones, o la incapacidad de los llamados a vigilar por la normalidad de
España y de los españoles.
Los vasco-españoles escépticos, desarticulados,
fríos y grises, no se sienten atendidos con eficacia, por los políticos que se tienen por patriotas.
Están solos. Votan a quienes, -desde una
posición nada amable- pueden ser un paliativo de males mayores.
El partido de los
vasco-españoles no existe. Tal vacante solo se podría cubrir, por quien fuera capaz
de ofrecer con garantías de eficacia a todos los vasco-españoles, una vida
indiscriminada, tanto en la vida social
como en los campos laboral y docente.
Todos los medianamente informados saben que el
objetivo final del nacionalismo vasco, de cualquier tendencia, es la independencia
soberanista. Los nacionalistas saben que se hace camino al andar. Y no paran.
Los constitucionalistas permanecen quietos en cuanto se refiere a las ideas. Quietos,
igualmente, en el campo de los hechos.
Pero, indefectiblemente, en el
País Vasco peninsular existe y está vigente -sin que nadie, o casi nadie, la cuide-
una cultura étnico-española a la que no le seduce la separación entre
españoles. Esta cultura no es pro
españolista a la antigua usanza, o sea
patriótica excluyente. Hay una solución intermedia pero auténtica, que
no se basa en una ficción, sino en una realidad
a la que muy pocos protegen, por no decir nadie. Así nos va: los valores
vascos, auténticos o no, están en alza; los españoles, aún vivos, están siendo ninguneados por
sistema.
Todo empieza en la escuela hoy,
por mayoría, en manos soberanistas. No es una enseñanza neutral la que se
imparte. Es un sentimiento que cultiva
la negación de España.
¿Dónde están los vasco-españoles?
Los nacionalistas no los identifican como vascos. Los constitucionalistas los
consideran desdibujados y arrinconados en el desván del olvido.
¡En tierra de nadie!
viernes, 12 de mayo de 2017
MONUMENTO A LA DESIGUALDAD
Uno de los principios más recurridos por los políticos de última generación, es el de la igualdad. Es la oferta que mueve más voluntades. Es el fracaso más sonado de cuantos cosechan los grandes prometedores de felicidad. Cada día hay más diferencias, en nuestras sociedades , entre ricos y pobres. Nunca las masas empobrecidas recibieron tanta información sobre tan grave injusticia. Nunca los ricos de verdad, mostraron más indiferencia ante tan dramática situación.
Hace pocos días se concentraron en un estadio deportivo decenas de miles de personas, unidas por el deseo de que "su equipo", en el que tienen puestos sus amores, se clasificara para participar en la final que lo llevaría a la gloria. Los muy ricos tenían su sitio, los menos ricos el suyo, los medio afortunados, otro tanto, y las masas populares ocupaban las localidades más incómodas. Los más pobres se quedaban fuera, en la desabrida calle a esperar resultados. Eran, todos, un ejemplo vivo de desigualdad consentida, aceptada por las masas con la mayor naturalidad.
Para más incordio paradójico, esas masas de tira y afloja admiraban a los más desiguales, a los futbolistas, millonarios en su mayor parte, puestos en la cima de la desigualdad gracias a las aportaciones masivas de los aficionados pobres, agradecidos a las patadas que saben dar a un balón para llevarlo al fondo de una red con habilidad celebrada gozosamente.
Solo quería decir que la igualdad es un camelo que sólo se puede evitar con equidad: dar a cada lo que por sus méritos le corresponda.
Y en en España, ésto no se lleva. ¡Por eso hay tanto ladrón!.
Hace pocos días se concentraron en un estadio deportivo decenas de miles de personas, unidas por el deseo de que "su equipo", en el que tienen puestos sus amores, se clasificara para participar en la final que lo llevaría a la gloria. Los muy ricos tenían su sitio, los menos ricos el suyo, los medio afortunados, otro tanto, y las masas populares ocupaban las localidades más incómodas. Los más pobres se quedaban fuera, en la desabrida calle a esperar resultados. Eran, todos, un ejemplo vivo de desigualdad consentida, aceptada por las masas con la mayor naturalidad.
Para más incordio paradójico, esas masas de tira y afloja admiraban a los más desiguales, a los futbolistas, millonarios en su mayor parte, puestos en la cima de la desigualdad gracias a las aportaciones masivas de los aficionados pobres, agradecidos a las patadas que saben dar a un balón para llevarlo al fondo de una red con habilidad celebrada gozosamente.
Solo quería decir que la igualdad es un camelo que sólo se puede evitar con equidad: dar a cada lo que por sus méritos le corresponda.
Y en en España, ésto no se lleva. ¡Por eso hay tanto ladrón!.
jueves, 11 de mayo de 2017
CONFÍAR O NO EN LOS POLÍTICOS
Los miércoles, día de preguntas y réplicas, de pros y contras en el Congreso de los Diputados, se prestan a que el espectador a distancia se sienta tentado a deducir y a indagar: ¿Hacia dónde vamos?
El hemiciclo, el escenario, se divide entre los que protagonizan las peroratas y los que aplauden o protestan, según los temas puestos a debate y la opinión de sus seguidores; está comprobado que éstos dedican más tiempo a desprestigiar al adversario que a reflexionar sobre las manera de resolver los problemas que afectan a los españoles que les han votado.
Si hacemos caso a los juicios emitidos por unos y otros, a su forma de expresarse, sacaremos una pobre impresión del espectáculo. En todo caso nadie puede quejarse: la libertad de expresión permite, más de la cuenta; permite el mutuo insulto entre contendientes.
Dicho lo cual, si tenemos en cuenta que todo tiene un límite, la pervivencia de esa legislatura está en peligro. Si por los azares de la vida no llegaren los políticos a un acuerdo aprobatorio del Presupuesto del 2017, es muy posible que se adelanten las elecciones.
¿Y que nos espera si esto llegara a suceder?
Es imposible un pronóstico certero. Las aguas bajan turbias. Al PSOE unas nuevas elecciones le pillan muy dividido y al PP muy desprestigiado. La constatación de hechos no puede ofender a nadie.
Nunca pillarán una situación tan favorable los nacionalismos secesionistas. ¿Hasta dónde llegarán con sus pretensiones?
Tienen posibilidad de mejorar sus resultados, C´S y PODEMOS.
Todo está inédito. Y todo muy revuelto.
El hemiciclo, el escenario, se divide entre los que protagonizan las peroratas y los que aplauden o protestan, según los temas puestos a debate y la opinión de sus seguidores; está comprobado que éstos dedican más tiempo a desprestigiar al adversario que a reflexionar sobre las manera de resolver los problemas que afectan a los españoles que les han votado.
Si hacemos caso a los juicios emitidos por unos y otros, a su forma de expresarse, sacaremos una pobre impresión del espectáculo. En todo caso nadie puede quejarse: la libertad de expresión permite, más de la cuenta; permite el mutuo insulto entre contendientes.
Dicho lo cual, si tenemos en cuenta que todo tiene un límite, la pervivencia de esa legislatura está en peligro. Si por los azares de la vida no llegaren los políticos a un acuerdo aprobatorio del Presupuesto del 2017, es muy posible que se adelanten las elecciones.
¿Y que nos espera si esto llegara a suceder?
Es imposible un pronóstico certero. Las aguas bajan turbias. Al PSOE unas nuevas elecciones le pillan muy dividido y al PP muy desprestigiado. La constatación de hechos no puede ofender a nadie.
Nunca pillarán una situación tan favorable los nacionalismos secesionistas. ¿Hasta dónde llegarán con sus pretensiones?
Tienen posibilidad de mejorar sus resultados, C´S y PODEMOS.
Todo está inédito. Y todo muy revuelto.
miércoles, 10 de mayo de 2017
A VUELTAS CON EL CAMBIO
Si tomamos como referencia el curso 2016-2017, aquí en la Europa del suroeste se están gestando unos cambios a fondo, que vienen a coincidir con los comienzos de la ya conocida como "cuarta revolución". Cambios que nos van a invadir por la vía científica y que arrastrarán a muchos pueblos,
con efectos aún no bien calculados.
Todo nace, crece y se desarrolla al compás del progreso, en fase de dar un serio empuje al proyecto constructivo más avanzado del planeta Tierra: la robótica.
Puestos a imaginar, llegará un día en que los políticos en vez de montar la gresca en sus debates por el nombre de una calle, opten por acabar con la contaminación que nos invade en esas calles. Terminarán por descubrir que el ideal purificador de las vías públicas se alcanzará "robotizando" la circulación de vehículos, movidos con energía no contaminante y sin conductor que los guíe .
¿Esto es posible? Claro que sí. Se están haciendo ensayos con éxito. Y vendrá el cambio poco a poco, antes de que pasen dos décadas. ¿Y los conductores de hoy? Irán al paro.
No es por nada, pero la mayoría de los políticos no ven o no quieren ver estos supuestos que van a invadirnos en muy diversos sectores, despacio pero seguros: los robots serán tan populares como los teléfonos de bolsillo. Más paro. Más precariedad laboral. Peor nivel de vida para las clases media y baja.
¿Y los políticos? Salvo unos pocos casos que hacen la excepción, los demás ¡a vivir que son dos días!
¿Y las escuelas? Otro tanto digo. Los niños, por delante de los maestros en el manejo de códigos y señales robotizados, gracias a la pedagogía de los juegos informáticos.
Seamos optimistas. Esperemos que España (los españoles incluidos vascos y catalanes) espabilen a tiempo.
con efectos aún no bien calculados.
Todo nace, crece y se desarrolla al compás del progreso, en fase de dar un serio empuje al proyecto constructivo más avanzado del planeta Tierra: la robótica.
Puestos a imaginar, llegará un día en que los políticos en vez de montar la gresca en sus debates por el nombre de una calle, opten por acabar con la contaminación que nos invade en esas calles. Terminarán por descubrir que el ideal purificador de las vías públicas se alcanzará "robotizando" la circulación de vehículos, movidos con energía no contaminante y sin conductor que los guíe .
¿Esto es posible? Claro que sí. Se están haciendo ensayos con éxito. Y vendrá el cambio poco a poco, antes de que pasen dos décadas. ¿Y los conductores de hoy? Irán al paro.
No es por nada, pero la mayoría de los políticos no ven o no quieren ver estos supuestos que van a invadirnos en muy diversos sectores, despacio pero seguros: los robots serán tan populares como los teléfonos de bolsillo. Más paro. Más precariedad laboral. Peor nivel de vida para las clases media y baja.
¿Y los políticos? Salvo unos pocos casos que hacen la excepción, los demás ¡a vivir que son dos días!
¿Y las escuelas? Otro tanto digo. Los niños, por delante de los maestros en el manejo de códigos y señales robotizados, gracias a la pedagogía de los juegos informáticos.
Seamos optimistas. Esperemos que España (los españoles incluidos vascos y catalanes) espabilen a tiempo.
martes, 9 de mayo de 2017
ADEUDARSE O REDIMIRSE
Según parece el nuevo Presidente de la República francesa se inclina por imponer en su país una política de austeridad. Juicio prematuro, cuando las decisiones, en tiempos tan difíciles como los que corren, exigen meditación, cautela y apoyos. Con más razón, cuando lo que se decida en Francia ha de repercutir en la Unión Europea.
Lo que parece cumplirse es el pronóstico de los electores: se inclinan por nuevos políticos que, en el fondo, traigan consigo nuevas promesas, sin saber dónde se meten. Al final toda política, con los colores que sean, se simplifica en dos tendencias: la liberal o la dictatorial. La que confía su futuro al buen hacer de los ciudadanos y sus asesores y la que pone sus destinos en las decisiones del macho alfa -erigido en supremo hacedor- y en su entorno dirigente.
En suma, los países son como las familias: o cuidan de sus dineros y los invierten con acierto, o los gastan y entran en períodos de crisis donde todo vale y donde el pueblo llano pierde más y gana menos.
Es entonces cuando aparecen los profetas cargados de promesas que pronto se diluyen en la nada.
Lo vemos en España. No hay recursos económicos para poder cumplir todo lo prometido. Y, para muchos, la crisis y los sufrimientos que conlleva se harán eternos.
Pero las gentes desamparadas necesitan poner su fe en alguien, en un prometedor cualquiera en el que confiar con tal de creer que van a salir de charco.
Tampoco es de extrañar que los más desconfiados busquen un retiro donde no haya engaño y poder redimirse.
Lo que parece cumplirse es el pronóstico de los electores: se inclinan por nuevos políticos que, en el fondo, traigan consigo nuevas promesas, sin saber dónde se meten. Al final toda política, con los colores que sean, se simplifica en dos tendencias: la liberal o la dictatorial. La que confía su futuro al buen hacer de los ciudadanos y sus asesores y la que pone sus destinos en las decisiones del macho alfa -erigido en supremo hacedor- y en su entorno dirigente.
En suma, los países son como las familias: o cuidan de sus dineros y los invierten con acierto, o los gastan y entran en períodos de crisis donde todo vale y donde el pueblo llano pierde más y gana menos.
Es entonces cuando aparecen los profetas cargados de promesas que pronto se diluyen en la nada.
Lo vemos en España. No hay recursos económicos para poder cumplir todo lo prometido. Y, para muchos, la crisis y los sufrimientos que conlleva se harán eternos.
Pero las gentes desamparadas necesitan poner su fe en alguien, en un prometedor cualquiera en el que confiar con tal de creer que van a salir de charco.
Tampoco es de extrañar que los más desconfiados busquen un retiro donde no haya engaño y poder redimirse.
sábado, 6 de mayo de 2017
REINVENTARSE LA DERECHA
Me comprenderán si les digo que soy un simple aficionado. Esto me lleva a enredar en este feo mundo de la política. Tengo mis ocurrencias y a veces mis errores. Pero a uno, cuando razona, y con ello no busca ni pide votos, si además cuenta su verdad y no personaliza, se le pueden perdonar esos juicios fallidos.
Cuando me refiero al reinvento de una derecha, pienso en un partido moderado, dialogante y constructivo; para ello ha de ejercitarse en ser honesto.
Me entenderán que no es ninguna fantasía el reinvento de la derecha en España. Reinventar no es eliminar al partido ya existente; significa la necesidad de conseguir un cambio profundo en el fondo y en la forma de la cosa; no hay más cera...;en eso consiste su reinvención.
Hay que mover el banquillo y romper las cadenas que unen a muchas amistades interesadas no en promocionar el bien común, sino el propio bienestar, el de cada jerife y de sus variopintos amiguetes.
Si no se reinventara esta derecha de nuestros días, tan desacreditada por la corrupción y otras suficiencias, terminaría por ser tan poca cosa como para dejar de influir en los destinos socio políticos de los españoles.
Tengo oída una frase que se atribuye a Charles Darwin: "No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio".
El cambio que la inmensa mayoría de votantes de esta derecha moderada desea, no es otro que el de la renovación de las listas electorales futuras, formadas con rigor y criterio ante testigos garantes de su honestidad y valía y en presencia de un notario que de testimonio de su fidelidad y juego limpio.
¿Eso sería suficiente?
Insisto, no soy quién, pero en el plano de las promesas -derechosas que no derechistas-veo a la derecha española anticuada e irresponsable aunque el vocablo suene duro.
Ha dejado la escuela en manos de sus adversarios en la confianza de que todo se arregla con un plan de enseñanza. (Haga usted la ley que yo haré el reglamento). Se ha olvidado de los objetivos sociales entrañables de la clase media española (y no empleo la palabra en balde) y los sufrimientos más dramáticos de la clase baja. Y ha consentido que el problema autonómico llegue a una dimensión tal, como para poner a toda a España al borde del derrumbadero.
El reinvento de la derecha tiene esos tres graves problemas pendientes con sus votantes: la escuela, la justicia social y la solidaridad autonómica.
Pero sospecho -insisto, soy un aficionado- que tontos no son y que si no dan en la diana y pierden votos a esgalla es, como dic el pueblo llano, porque muchos (demasiados) no dan un palo al agua, si no es en beneficio propio.
¡Qué vergüenza!
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