Mientras la ola rompedora de la Nación está a punto de reventar en los acantilados de Cataluña, los datos económicos que transmite el Gobierno central son alentadores: España crece. Esto lleva a una conclusión: puede verse reducido el número de parados en España, cumpliéndose las previsiones anunciadas desde lo organismos oficiales
Pero... -según los partidos en la oposición- el empleo que se crea es precario, de corto vuelo y no da siquiera para nivelar los gastos e ingresos de la seguridad social, rama del pensionado.
En suma, al frente de una minoría muy minoritaria, al Gobierno ya sus colaboradores les espera una legislatura con tres morlacos a los que no puede perder de vista: el secesionista, el laboral y el judicial, ligado este último a una corrupción galopante que se expande con la briosa ayuda mediática, incansable y que no cesa, en perjuicio del partido en el Poder.
¿Cómo evitar, eludir o resolver sin grandes deterioros las manifestaciones y protestas masivas y callejeras que le preparan al Gobierno sus adversarios para provocar unas elecciones, cuyo principal objetivo es echar del Poder a las huestes del PP con su Presidente a la cabeza? ¿Y cómo disolver la presión que los opositores va a poner en juego en las Cámaras legislativas?
El propósito se adivina: conseguir que el Sr. Rajoy no pruebe el turrón de la próxima Navidad en la Moncloa.
¡Todo un espectáculo! ¿Y tendrá algo de positivo?
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