ESPAÑA EN LA ENCRUCIJADA ELECTORAL.- España, en estas fechas, vive una situación difícil; se encuentra en un cruce de caminos ante un horizonte incierto, con una particularidad mala para resolver con tino: los españoles -puestos a decidir sobre problemas políticos- son en general más emotivos que reflexivos, más sentimentales que cerebrales, más inocentes que suspicaces.
Llega la hora de votar , según las encuestas, la mayoría sabe a quién y sólo un reducido porcentaje de votantes está indeciso, entre otras cosas porque no ha podido comparar los programas con las ofertas de cada partido. Es un voto que la mayoría depositará con fe; la fe del carbonero, pero fe, y, si luego se sienten defraudados, la culpa no es suya, sino de los políticos que incumplen sus promesas.
España está -por lo que sea, pero está- ante tres problemas graves:
- Europa con su retraso en asumir y ejercer competencias que le corresponden. Ejemplos: el terrorismo en general y sus consecuencias migratorias; o la aplicación de un sistema fiscal racionalizado y equitativo para todos los países que integran la UE. Ningún partido considera estos capítulos dignos de figurar en sus programas.
- España y el plurinacionalismo, en virtud del cual se nos viene colando la mentira de que España es una nación de naciones, una especie de Yugoslavia de siglo XXI. Pese a ser un problema de gran entidad, los que tratan de resolverlo son los independentistas, sin que ningún partido español se haya planteado la idea de racionalizar las relaciones entre las regiones de España, proyecto a estudiar desde la escuela, hoy en manos del separatismo patrio con todas sus consecuencias; sin siquiera dar a los padres la opción de la enseñanza libre.
- Las Comunidades Autónomas y sus delirantes aspiraciones, con ínfulas propias de jurisdicciones estatales y un afán de someter a disciplinas férreas a la iniciativa privada, idea propia de países entregados al socialismo totalitario. Es más quieren romper la provincia, que es la patria chica de verdad de una gran mayoría de españoles.
Y la injusticia social ¿dónde la deja usted? Cuando un pueblo quiere ampliar el sector público a costa de anular la iniciativa privada -como se proyecta (aunque no se defienda) por una mayoría de partidos políticos- se está primando una mayor burocracia oficial. A más burocracia oficial, más impuestos; a más impuestos, menos contribuyentes; a menos contribuyentes, más pobreza; a más pobreza, más injusticia social.
Sí; se anuncia un cambio. No se dice si el remedio será peor que la enfermedad.
lunes, 30 de noviembre de 2015
viernes, 27 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
UN SILENCIO ELOCUENTE.- La Guerra de Iraq en la que España participó con licencia de las Naciones Unidas cuando ya había caído Bagdad, fue hábilmente utilizada, sobre todo por el PSOE, para derrotar electoralmente al PP en el primer intento de Mariano Rajoy para presidir el Gobierno de España.
La participación aludida y el atentado terrorista de Atocha del 14-M en vísperas electorales, cuya autoría se adjudicó por el Gobierno del PP a ETA, ayudado por una colaboración mediática tenaz pero errada, facilitó que aquellas elecciones generales dieran paso al triunfo electoral del PSOE y a la formación de un Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero. Algunos lo ignoran y otros lo olvidan: ese Gobierno y el que le siguió dejaron a los españoles dos crisis: la económica social y la territorial de Cataluña. ¡Dos desgracias que aún colean!
El Gobierno más castigado mediáticamente desde que se instauró la democracia, ha sido el que preside Mariano Rajoy. Es verdad que se dieron razones para ello, pero la herencia recibida del PSOE ha hecho historia. Perdiendo se aprende.
Los comentaristas políticos, tras el reciente atentado terrorista en París, se encuentran ahora con una situación parecida en un punto concreto: Los dos atentados han venido a coincidir con un período electoral decisivo.
España está obligada, por solidaridad, a colaborar con la nación vecina. El caso que urge a la formación mediática, es averiguar si esta colaboración va o no a comprometer a las fuerzas armadas españolas en esa guerra que se anuncia. Ahora, el Presidente del Gobierno de España, cautelarmente no responde, y algunos lo quieren condenar por su silencio.
¡Qué verdad tan grande! Los políticos son esclavos de sus palabras y dueños de sus silencios. Y
esclavos de sus promesas electorales. Se podría escribir un libro.
El de Rajoy es un silencio elocuente.
La participación aludida y el atentado terrorista de Atocha del 14-M en vísperas electorales, cuya autoría se adjudicó por el Gobierno del PP a ETA, ayudado por una colaboración mediática tenaz pero errada, facilitó que aquellas elecciones generales dieran paso al triunfo electoral del PSOE y a la formación de un Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero. Algunos lo ignoran y otros lo olvidan: ese Gobierno y el que le siguió dejaron a los españoles dos crisis: la económica social y la territorial de Cataluña. ¡Dos desgracias que aún colean!
El Gobierno más castigado mediáticamente desde que se instauró la democracia, ha sido el que preside Mariano Rajoy. Es verdad que se dieron razones para ello, pero la herencia recibida del PSOE ha hecho historia. Perdiendo se aprende.
Los comentaristas políticos, tras el reciente atentado terrorista en París, se encuentran ahora con una situación parecida en un punto concreto: Los dos atentados han venido a coincidir con un período electoral decisivo.
España está obligada, por solidaridad, a colaborar con la nación vecina. El caso que urge a la formación mediática, es averiguar si esta colaboración va o no a comprometer a las fuerzas armadas españolas en esa guerra que se anuncia. Ahora, el Presidente del Gobierno de España, cautelarmente no responde, y algunos lo quieren condenar por su silencio.
¡Qué verdad tan grande! Los políticos son esclavos de sus palabras y dueños de sus silencios. Y
esclavos de sus promesas electorales. Se podría escribir un libro.
El de Rajoy es un silencio elocuente.
jueves, 26 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA.
UNA MALDITA GUERRA.- Todas las guerras lo son. Es un tema profundo y reconozco que no puede abordarse sin ahondar en sus causas y menos en dos docenas de líneas. Si saco a relucir el tema es porque quiero entender el conflicto planteado a un buen número de naciones. Naciones donde la ciencia gana en relieve y pierde adeptos la religión, (a las que llaman civilizadas) que se ven constreñidas a encararse con pueblos donde sucede lo contrario: la ciencia contra el sentimiento; o el hedonismo intelectual contra el justicialismo coránico.
Desde Francia nos dicen -tras uno de los ataques terroristas yihaditas (la yihad aparece en el Corán para algunos de sus intérpretes como "guerra santa"), que se ha desatado una guerra. Cabe hacer un pequeño análisis. Las guerras se hacen para vencer a costa de hacer daño al enemigo. Cuanto más daño, mejor. Bajo ese lema, todos sufren: vencedores y vencidos. No resuelven el problema pero se silencia a los vencidos... hasta la próxima contienda.
Bajo un punto de vista racional, las guerras han de eludirse. Pero, cabe hacerse una pregunta: ¿Las guerras pueden racionalizarse?
En varios países de Europa la intransigencia yihadista ha encontrado el terreno propicio para reclutar voluntarios. Son en gran parte árabes de tercera generación que se prestan a alistamiento en la yihad con cierta facilidad. Los políticos no pensaron en la emigración que no se integra en el país receptor y que, además, se reafirman en sus valores cultivando su fe religiosa.
Países ricos, compuestos por una población dada al hedonismo hasta desmontar la pirámide de Maslow, que necesitan trabajadores poco exigentes que se adapten a este genero de vida sin rechistar. Hasta que se cansan. Sobre todo cuando se cansan inspirados por Alá.
No todos los árabes son iguales, ciertamente. Por ahí habrá que empezar. Pero las guerras son guerras y arrastran a los buenos y a los malos. Serían esos árabes buenos los llamados a gobernar a sus pueblos para que se aparten de la guerra a cambio de mejorar sus condiciones de vida. Y sería entonces, cuando se reduciría el volumen migratorio de sus gentes. Hay un inconveniente. Estos cambios duran siglos.
Se ve que no estoy preparado para la guerra. Pero no se preocupen por mí. Habrá guerra, porque la humanidad necesita espacios fértiles y éstos escasean. Por ahí empezaron los movimientos migratorios que dominaron nuevas tierras a pelea diaria. Estamos ante una variedad combativa de nuevo cuño, aunque de viejo origen. Estamos en lo de siempre ; eso sí con la guerra metida en casa gracias al ingenio humano que nos sirve imágenes en el desayuno diario.
Desde Francia nos dicen -tras uno de los ataques terroristas yihaditas (la yihad aparece en el Corán para algunos de sus intérpretes como "guerra santa"), que se ha desatado una guerra. Cabe hacer un pequeño análisis. Las guerras se hacen para vencer a costa de hacer daño al enemigo. Cuanto más daño, mejor. Bajo ese lema, todos sufren: vencedores y vencidos. No resuelven el problema pero se silencia a los vencidos... hasta la próxima contienda.
Bajo un punto de vista racional, las guerras han de eludirse. Pero, cabe hacerse una pregunta: ¿Las guerras pueden racionalizarse?
En varios países de Europa la intransigencia yihadista ha encontrado el terreno propicio para reclutar voluntarios. Son en gran parte árabes de tercera generación que se prestan a alistamiento en la yihad con cierta facilidad. Los políticos no pensaron en la emigración que no se integra en el país receptor y que, además, se reafirman en sus valores cultivando su fe religiosa.
Países ricos, compuestos por una población dada al hedonismo hasta desmontar la pirámide de Maslow, que necesitan trabajadores poco exigentes que se adapten a este genero de vida sin rechistar. Hasta que se cansan. Sobre todo cuando se cansan inspirados por Alá.
No todos los árabes son iguales, ciertamente. Por ahí habrá que empezar. Pero las guerras son guerras y arrastran a los buenos y a los malos. Serían esos árabes buenos los llamados a gobernar a sus pueblos para que se aparten de la guerra a cambio de mejorar sus condiciones de vida. Y sería entonces, cuando se reduciría el volumen migratorio de sus gentes. Hay un inconveniente. Estos cambios duran siglos.
Se ve que no estoy preparado para la guerra. Pero no se preocupen por mí. Habrá guerra, porque la humanidad necesita espacios fértiles y éstos escasean. Por ahí empezaron los movimientos migratorios que dominaron nuevas tierras a pelea diaria. Estamos ante una variedad combativa de nuevo cuño, aunque de viejo origen. Estamos en lo de siempre ; eso sí con la guerra metida en casa gracias al ingenio humano que nos sirve imágenes en el desayuno diario.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LAS ELECCIONES Y SUS ENCUESTAS. - Los arúspices eran adivinos etruscos solicitados por los emperadores de Roma, para adelantarse al porvenir político del imperio. Decía Catón que cuando dos arúspices tenían un encuentro, se desternillaban de risa.
No confundir a un arúspice con los gabinetes dedicados a las encuestas electorales. Sin embargo, no sería extraño que a los expertos de las tales empresas les diera la risa, si coincidieran tomando café en la barra de un bar.
La mayor parte de las encuestas en España, se hacen por teléfono. La coartada -la encuesta es como una fotografía: refleja solo un instante del pasado, no del futuro- deja libres de todo desacierto a los encuestadores, que suelen errar en los resultados finales. Pero, pese a todo, generan numerosos comentarios como si fueran verosímiles sus pronósticos.
La situación crítica, creada a raíz del ataque yihadista en París, parece haber favorecido al PP, pero su repercusión en las encuestas ha sido muy moderada. Según algunos comentaristas o politólogos, un buen número de partidarios del centro derecha no quieren declararse votantes del PP, aunque luego, a la hora de la verdad depositen en las urnas las papeletas de ese partido.
Las encuestas dan ganador al PP, pero deja éste muchos pelos en la gatera y los pronósticos tan sólo le otorgan unos 130 Diputados. Tendría que buscar el apoyo de algún otro partido para poder gobernar. No deja de ser un problema y un escollo difícil de eludir.
Los partidos, tras sus campañas, casi siempre confían en un holgado triunfo. En las circunstancias actuales, es posible que esto no suceda. Pero, en España, no todos los gobiernos se forman con partidos las mayoritarios. Es sabido que al PSOE, capaz de hacer juegos malabares y aliarse con quien fuere con tal de gobernar o de impedir el gobierno del PP, no le importa suicidarse, políticamente hablando. Aunque pueda parecer un disparate, al paso del tiempo, suelen los partidos competidores dejar atrás su radicalismo y empiezan a parecerse en lo fundamental. Por eso sostengo que, a estas alturas, el PP y el PSOE, con visión diplomática de futuro, deberían entenderse de alguna manera para gobernar España durante la próxima legislatura. Pero a Pedro Sánchez se le ha visto demasiado el plumero y esto viene a demostrar que está dispuesto a todo lo contrario: gobernar contra una mayoría.
Y esto a la larga, por ir contra natura, tiene sus riesgos. Es un suicidio lento. Pero el PSOE no tiene ninguna prisa, como tampoco la tuvo el PCE.
No confundir a un arúspice con los gabinetes dedicados a las encuestas electorales. Sin embargo, no sería extraño que a los expertos de las tales empresas les diera la risa, si coincidieran tomando café en la barra de un bar.
La mayor parte de las encuestas en España, se hacen por teléfono. La coartada -la encuesta es como una fotografía: refleja solo un instante del pasado, no del futuro- deja libres de todo desacierto a los encuestadores, que suelen errar en los resultados finales. Pero, pese a todo, generan numerosos comentarios como si fueran verosímiles sus pronósticos.
La situación crítica, creada a raíz del ataque yihadista en París, parece haber favorecido al PP, pero su repercusión en las encuestas ha sido muy moderada. Según algunos comentaristas o politólogos, un buen número de partidarios del centro derecha no quieren declararse votantes del PP, aunque luego, a la hora de la verdad depositen en las urnas las papeletas de ese partido.
Las encuestas dan ganador al PP, pero deja éste muchos pelos en la gatera y los pronósticos tan sólo le otorgan unos 130 Diputados. Tendría que buscar el apoyo de algún otro partido para poder gobernar. No deja de ser un problema y un escollo difícil de eludir.
Los partidos, tras sus campañas, casi siempre confían en un holgado triunfo. En las circunstancias actuales, es posible que esto no suceda. Pero, en España, no todos los gobiernos se forman con partidos las mayoritarios. Es sabido que al PSOE, capaz de hacer juegos malabares y aliarse con quien fuere con tal de gobernar o de impedir el gobierno del PP, no le importa suicidarse, políticamente hablando. Aunque pueda parecer un disparate, al paso del tiempo, suelen los partidos competidores dejar atrás su radicalismo y empiezan a parecerse en lo fundamental. Por eso sostengo que, a estas alturas, el PP y el PSOE, con visión diplomática de futuro, deberían entenderse de alguna manera para gobernar España durante la próxima legislatura. Pero a Pedro Sánchez se le ha visto demasiado el plumero y esto viene a demostrar que está dispuesto a todo lo contrario: gobernar contra una mayoría.
Y esto a la larga, por ir contra natura, tiene sus riesgos. Es un suicidio lento. Pero el PSOE no tiene ninguna prisa, como tampoco la tuvo el PCE.
martes, 24 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LOS AVANCES ROBÓTICOS.- Están haciéndose pruebas de coches robotizados que circulan con cierta normalidad entre los que se mueven manejados por seres humanos. La memoria de estos robots va de acuerdo con las exigencias de los Códigos de Circulación. Se parte del supuesto de que los conductores cumplen con las normas codificadas sin trampas ni cartón. La memoria del robot no ha previsto las mil triquiñuelas y atajos de los que se vale una gran mayoría de los que dirigen la marcha de su vehículo. Entonces, a nada que actúe un conductor tramposo, el robot se pierde. Es decir: para que la orquesta funcione, el director necesita de buenos músicos.
Si he traído a colación estos avances en el sector del automóvil, que suponen una premonitoria revolución del transporte de personas y cosas, es porque la robótica viene pegando fuerte en otros sectores, hasta predecir que si en la actualidad sobra mano de obra, en un futuro no muy lejano este sobrante se va a multiplicar en forma exponencial.
La primera conclusión a la que llegan los expertos es que para aminorar los efectos de la invasión robótica y que no aumente el paro de forma fabulosa, habrá que revolucionar la enseñanza, materia, en España, en la que se progresa poco y mal, entre otras razones porque aquí no se premia al escolar que destaca y estudia sin regatear dedicación y esfuerzo; al escolar que bien preparado podría ser útil ante el cambio robótico que se aproxima. Aquí rendimos culto al subsidio. frente al mérito; subsidio que deja de ser conceptuado como remedio transitorio para casos difíciles y justificados y se convierte, de hecho, en medio de subsistencia habitual que aplatana a las colectividades y las incita a no hacer nada.
Los buenos políticos suelen adelantarse a a su tiempo. Pueden comprobarlo ahora, en período electoral: prometen con poco fundamento soluciones desfasadas y carentes de futuro. No quieren ver el problema que viene y lo tienen ya encima. Tal vez ese futuro, por el efecto darwiniano, esté en el sector primario. Y es el que antes y mejor estamos esquilmando.
Si he traído a colación estos avances en el sector del automóvil, que suponen una premonitoria revolución del transporte de personas y cosas, es porque la robótica viene pegando fuerte en otros sectores, hasta predecir que si en la actualidad sobra mano de obra, en un futuro no muy lejano este sobrante se va a multiplicar en forma exponencial.
La primera conclusión a la que llegan los expertos es que para aminorar los efectos de la invasión robótica y que no aumente el paro de forma fabulosa, habrá que revolucionar la enseñanza, materia, en España, en la que se progresa poco y mal, entre otras razones porque aquí no se premia al escolar que destaca y estudia sin regatear dedicación y esfuerzo; al escolar que bien preparado podría ser útil ante el cambio robótico que se aproxima. Aquí rendimos culto al subsidio. frente al mérito; subsidio que deja de ser conceptuado como remedio transitorio para casos difíciles y justificados y se convierte, de hecho, en medio de subsistencia habitual que aplatana a las colectividades y las incita a no hacer nada.
Los buenos políticos suelen adelantarse a a su tiempo. Pueden comprobarlo ahora, en período electoral: prometen con poco fundamento soluciones desfasadas y carentes de futuro. No quieren ver el problema que viene y lo tienen ya encima. Tal vez ese futuro, por el efecto darwiniano, esté en el sector primario. Y es el que antes y mejor estamos esquilmando.
lunes, 23 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LAS PROMESAS DE ALGUNOS POLÍTICOS.- El "cambio" es un tópico del que se valen los malos políticos para engatusar a los electores. Se anuncian mejoras de índole económica a todo gas, contando con la credibilidad del pueblo llano, sobre todo si padece carencias que le invitan a sujetarse en el clavo ardiendo de las bellas promesas.
Sería de todo punto útil que, junto a la promesa que hacen, nos dieran noticia del gasto que supone y de dónde sacarán el dinero para pagarlo. Si este dato permanece oculto, como sucede casi siempre, la consecuencia a sacar es lógica: la tal promesa es una filfa.
Cito el caso de lo prometido por algunos políticos: elevar el salario mínimo y subvencionar a quien no lo tuviera con una cantidad equivalente, con cargo al erario público. Nunca nos dicen a cuánto asciende el costo de esta inversión y de dónde la van a sacar.
Como esta promesa, se están haciendo muchas más en la confianza de que el poder tiene acceso a posibilidades financieras que no existen, pero fáciles de habilitar incluso para hacer milagros.
Da la impresión de que abundan los votantes, mal informados capaces de creerse y asimilar esas promesas, si tener en cuenta que España es parte de la Unión Europea y, como tal, ha de cumplir ciertas obligaciones que le impiden sobrepasar unos límites de gasto, so pena de someterse a restricciones como las que aún padecen otros países europeos(también España)
Es decir que esas promesas electorales, hechas a la buena de Dios, las pagan los de siempre, es decir las clases medias, por dos razones: los fuertes rompen la red y escapan a ese castigo y los peces pequeños, se filtran por los reducidos orificios de las artes pesqueras y consiguen que a ellos no les afecte la redada.
Estas elecciones del "cambio", otra promesa estúpida -es decir necia o falta de inteligencia- y muy gastada en anteriores convocatorias, se defiende sobre la base de que los españoles son muy listos pero no hacen cálculos; y así nos va. No se olviden que el bolsillo es insensible a sondeos y extracciones monetarias cuando el dinero abunda, pero se vuelve sensible y doloroso cuando se lo llevan los recaudadores para satisfacer promesas personales, con las que los políticos tratan de resolver "sus" problemas; no "tus" problemas.
Mientras no se demuestre lo contrario.
Sería de todo punto útil que, junto a la promesa que hacen, nos dieran noticia del gasto que supone y de dónde sacarán el dinero para pagarlo. Si este dato permanece oculto, como sucede casi siempre, la consecuencia a sacar es lógica: la tal promesa es una filfa.
Cito el caso de lo prometido por algunos políticos: elevar el salario mínimo y subvencionar a quien no lo tuviera con una cantidad equivalente, con cargo al erario público. Nunca nos dicen a cuánto asciende el costo de esta inversión y de dónde la van a sacar.
Como esta promesa, se están haciendo muchas más en la confianza de que el poder tiene acceso a posibilidades financieras que no existen, pero fáciles de habilitar incluso para hacer milagros.
Da la impresión de que abundan los votantes, mal informados capaces de creerse y asimilar esas promesas, si tener en cuenta que España es parte de la Unión Europea y, como tal, ha de cumplir ciertas obligaciones que le impiden sobrepasar unos límites de gasto, so pena de someterse a restricciones como las que aún padecen otros países europeos(también España)
Es decir que esas promesas electorales, hechas a la buena de Dios, las pagan los de siempre, es decir las clases medias, por dos razones: los fuertes rompen la red y escapan a ese castigo y los peces pequeños, se filtran por los reducidos orificios de las artes pesqueras y consiguen que a ellos no les afecte la redada.
Estas elecciones del "cambio", otra promesa estúpida -es decir necia o falta de inteligencia- y muy gastada en anteriores convocatorias, se defiende sobre la base de que los españoles son muy listos pero no hacen cálculos; y así nos va. No se olviden que el bolsillo es insensible a sondeos y extracciones monetarias cuando el dinero abunda, pero se vuelve sensible y doloroso cuando se lo llevan los recaudadores para satisfacer promesas personales, con las que los políticos tratan de resolver "sus" problemas; no "tus" problemas.
Mientras no se demuestre lo contrario.
sábado, 21 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LAS LLAVES DE LA LIBERTAD.- Hace cuatro días publiqué un comentario, alusivo a la libertad de enseñanza en España, dejando constancia de que en la práctica no existe, pese a estar proclamada su vigencia tanto en la Constitución española como en la carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Este comentario dio motivo a José Antonio de Apraiz y Oar para publicar un mensaje cuyo fiel texto reza: "Lastima que Don Pedro no tenga las llaves de tan ansiada libertad".
No se si quería decir, "lástima", o "lastima". Por eso no acabo de entender el significado de esta frase que se presta a deducciones anfibológicas. Ni lastimo ni provoco lástimas, porque tratándose de la "libertad" las llaves no cuentan. Cuentan las leyes. Las llaves son útiles en las cárceles, cerradas a la libertad. Tampoco tengo estas llaves, pero no hacen al caso.
La "libertad de enseñanza" es por esencia un derecho individual que en toda democracia debe ejercerse sin necesidad de llaves, de forma natural y espontánea. Las limitaciones, las marca la propia ley que reconoce el derecho. Y nadie, ni el jefe de la tribu, ni todo un Gobierno, por muy autónomo o soberanista que sea, ni mucho menos yo, tiene a su disposición unas llaves con las que hacer inviable ese derecho, si no es por medio de la trampa. Ese es el caso: no hay libertad de enseñanza, salvo para unos pocos que vienen a ser unos privilegiados. No estoy entre ellos.
Como decía el pensador Julián Marías en años de tribulación, el derecho a la libertad hay que ganárselo, ejerciéndolo. Eso es lo que yo echo de menos, con más razón cuando internacionalmente, en punto a la enseñanza, España es un fracaso: por lo que sucede, no nos hemos ganado ese derecho.
Eso ya lo viví con mi familia en Vitoria. Yo era un "abonado" más de una sociedad deportiva que funcionaba bajo el protectorado de la Caja Provincial de Ahorros de Álava. Dirigía la sociedad una Junta de notables, entre los cuales figuraban dignísimos vitorianos, todos muy conocidos, también de José Antonio de Apraiz Oar. Esta Junta partió las instalaciones deportivas en dos, una para los hombres y otra para las mujeres. A mi familia -y a muchas más- (matrimonios con hijos pequeños de ambos sexos) nos partieron por la mitad, al negarnos el derecho de convivencia: "que no separe el hombre lo que Dios ha unido" .
Con la mayor cortesía reclamé mis derechos por escrito. ¿Qué me respondieron?. "Si no está conforme, puede darse de baja". Eso hice. No quise que mis hijos se contagiaran de aquella peste con ribetes hipócritas.
¿Quién tenía las llaves de aquella cárcel de bragas y braguetas? . Un canónigo que iba para obispo y una honradísima representación, bípeda y sin plumas, de las buenas costumbres. Lo bueno de aquello es que aunque la disciplina se guisaba en Vitoria, la culpa se la podíamos echar a Franco.
Don José Antonio: ¡Si yo le contara!
Este comentario dio motivo a José Antonio de Apraiz y Oar para publicar un mensaje cuyo fiel texto reza: "Lastima que Don Pedro no tenga las llaves de tan ansiada libertad".
No se si quería decir, "lástima", o "lastima". Por eso no acabo de entender el significado de esta frase que se presta a deducciones anfibológicas. Ni lastimo ni provoco lástimas, porque tratándose de la "libertad" las llaves no cuentan. Cuentan las leyes. Las llaves son útiles en las cárceles, cerradas a la libertad. Tampoco tengo estas llaves, pero no hacen al caso.
La "libertad de enseñanza" es por esencia un derecho individual que en toda democracia debe ejercerse sin necesidad de llaves, de forma natural y espontánea. Las limitaciones, las marca la propia ley que reconoce el derecho. Y nadie, ni el jefe de la tribu, ni todo un Gobierno, por muy autónomo o soberanista que sea, ni mucho menos yo, tiene a su disposición unas llaves con las que hacer inviable ese derecho, si no es por medio de la trampa. Ese es el caso: no hay libertad de enseñanza, salvo para unos pocos que vienen a ser unos privilegiados. No estoy entre ellos.
Como decía el pensador Julián Marías en años de tribulación, el derecho a la libertad hay que ganárselo, ejerciéndolo. Eso es lo que yo echo de menos, con más razón cuando internacionalmente, en punto a la enseñanza, España es un fracaso: por lo que sucede, no nos hemos ganado ese derecho.
Eso ya lo viví con mi familia en Vitoria. Yo era un "abonado" más de una sociedad deportiva que funcionaba bajo el protectorado de la Caja Provincial de Ahorros de Álava. Dirigía la sociedad una Junta de notables, entre los cuales figuraban dignísimos vitorianos, todos muy conocidos, también de José Antonio de Apraiz Oar. Esta Junta partió las instalaciones deportivas en dos, una para los hombres y otra para las mujeres. A mi familia -y a muchas más- (matrimonios con hijos pequeños de ambos sexos) nos partieron por la mitad, al negarnos el derecho de convivencia: "que no separe el hombre lo que Dios ha unido" .
Con la mayor cortesía reclamé mis derechos por escrito. ¿Qué me respondieron?. "Si no está conforme, puede darse de baja". Eso hice. No quise que mis hijos se contagiaran de aquella peste con ribetes hipócritas.
¿Quién tenía las llaves de aquella cárcel de bragas y braguetas? . Un canónigo que iba para obispo y una honradísima representación, bípeda y sin plumas, de las buenas costumbres. Lo bueno de aquello es que aunque la disciplina se guisaba en Vitoria, la culpa se la podíamos echar a Franco.
Don José Antonio: ¡Si yo le contara!
viernes, 20 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LA MEDIANA EMPRESA Y LA CRISIS.- En Vitoria donde vivo, mediada la década de los cincuenta del siglo pasado, se registró un desarrollo industrial que en pocos años triplicó el censo de su población, pasando de cincuenta mil a ciento cincuenta mil habitantes para llevarnos, creo que por inercia, a contar en la actualidad unos doscientos cuarenta mil, pese a tener que desmontar, por varias sucesivas crisis centenares de dichas empresas.
¿Qué factores influyeron en aquel desarrollo industrial?
- Que se creara por la Diputación de Álava un clima fiscal favorable, tal y como también se hizo por el Estado para promover los llamados polos de desarrollo en Burgos, Valladolid, Zaragoza y otras ciudades.
- Que el Ayuntamiento de Vitoria habilitara inicialmente tres importantes zonas industriales en terrenos previamente urbanizados y dotados de buenas vías de comunicación, y de puntos de enganche de energía, teléfonos, agua, etc. a precios muy rentables.
- Que existieran dos escuelas de formación profesional del sector metalúrgico, que ya habían preparado durante años anteriores a cerca de diez mil alumnos.
- Que se dieran facilidades financieras para adquirir terrenos y elevar pabellones por las dos entidades de ahorro que funcionaban en la provincia.
- Que en España se pasara, en aquellos años, del régimen de autarquía al que podría llamarse de libre comercio, que facilitó la llegada del capital extranjero.
- Que la estabilidad económica impuesta (me limito a constatar hechos) por unos sindicatos verticales y domesticados, fueran una garantía para los inversores de la época.
El mérito de los gobernantes actuales estaría en conseguir algo parecido sin quebrantar las leyes democráticas y respetando las normas de un Estado de derecho, lo cual es casi imposible.
Es probable que un especialista del ramo económico, encuentre otras razones que expliquen el cambio dado en Vitoria. No lo dudo. Lo que nadie discutirá es que hoy no se dan esas condiciones que facilitarían la apertura de nuevas empresas.
Por otra parte no le conviene a Álava, una macrocefalia capitalina mientras las zonas rurales se desertizan.
La talla de los políticos se mide en circunstancias como las que condicionan la salida definitiva de una crisis. Y en medio de la barahúnda montada por los terroristas árabes, estamos en fase de reposo. Pero las elecciones están a la vuelta de la esquina. ¿Qué novedades nos esperan si es que hay alguna?
¿Qué factores influyeron en aquel desarrollo industrial?
- Que se creara por la Diputación de Álava un clima fiscal favorable, tal y como también se hizo por el Estado para promover los llamados polos de desarrollo en Burgos, Valladolid, Zaragoza y otras ciudades.
- Que el Ayuntamiento de Vitoria habilitara inicialmente tres importantes zonas industriales en terrenos previamente urbanizados y dotados de buenas vías de comunicación, y de puntos de enganche de energía, teléfonos, agua, etc. a precios muy rentables.
- Que existieran dos escuelas de formación profesional del sector metalúrgico, que ya habían preparado durante años anteriores a cerca de diez mil alumnos.
- Que se dieran facilidades financieras para adquirir terrenos y elevar pabellones por las dos entidades de ahorro que funcionaban en la provincia.
- Que en España se pasara, en aquellos años, del régimen de autarquía al que podría llamarse de libre comercio, que facilitó la llegada del capital extranjero.
- Que la estabilidad económica impuesta (me limito a constatar hechos) por unos sindicatos verticales y domesticados, fueran una garantía para los inversores de la época.
El mérito de los gobernantes actuales estaría en conseguir algo parecido sin quebrantar las leyes democráticas y respetando las normas de un Estado de derecho, lo cual es casi imposible.
Es probable que un especialista del ramo económico, encuentre otras razones que expliquen el cambio dado en Vitoria. No lo dudo. Lo que nadie discutirá es que hoy no se dan esas condiciones que facilitarían la apertura de nuevas empresas.
Por otra parte no le conviene a Álava, una macrocefalia capitalina mientras las zonas rurales se desertizan.
La talla de los políticos se mide en circunstancias como las que condicionan la salida definitiva de una crisis. Y en medio de la barahúnda montada por los terroristas árabes, estamos en fase de reposo. Pero las elecciones están a la vuelta de la esquina. ¿Qué novedades nos esperan si es que hay alguna?
jueves, 19 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LA ENSEÑANZA LIBRE.- La Constitución española reconoce la libertad de enseñanza, la de creación de centros docentes y la que tienen los padres para elegir a los profesores de sus hijos. Sin embargo, a la hora de la verdad son escasos los españoles que pueden servirse de estas libertades; de poco sirve la proclamación de estas libertades, si no sirve a las gentes en su diario quehacer.
En este caso, sirva de ejemplo que de nada sirve modificar un texto constitucional, si luego nadie exige su cumplimiento; o -algo mucho peor- si no se siente la carencia de esas libertades.
A nadie puede extrañar que ciertos partidos políticos se inclinen por la enseñanza pública, porque es la forma de adoctrinar en sus principios y valores a los escolares desde su más tierna infancia. Tras la doctrina están los votos. Tras los votos el poder.
Lo que roza el absurdo es que los padres no miren la realidad que les rodea, en la que importa más la doctrina que la ciencia; o tal vez suceda que les interesa más una escuela convertida en refugio para que sus hijos no den la guerra en casa, que en un centro donde aprender a costearse su propia existencia y ser útil a los demás.
Periódicamente el informe PISA divulga un índice de conocimientos de los estudiantes pertenecientes a naciones de la OCDE. Los españoles vienen desde hace tiempo estando entre los peor clasificados. Ningún padre, que se sepa, ha hecho caso de esta voz de alarma. Parece no preocuparles esta triste realidad.
¿Y de que sirve tener buenos futbolistas si la mayoría de los españoles no viven de esa profesión?
Tantas manifestaciones como salen en España a llenar calles y plazas, ninguna lo hace para mejorar la escuela conforme a los dictados de la Constitución. Esta libertad, en importantes países, ha servido para elevar elevar el nivel cultural de sus pueblos y, de paso, su nivel de vida..
En este caso, sirva de ejemplo que de nada sirve modificar un texto constitucional, si luego nadie exige su cumplimiento; o -algo mucho peor- si no se siente la carencia de esas libertades.
A nadie puede extrañar que ciertos partidos políticos se inclinen por la enseñanza pública, porque es la forma de adoctrinar en sus principios y valores a los escolares desde su más tierna infancia. Tras la doctrina están los votos. Tras los votos el poder.
Lo que roza el absurdo es que los padres no miren la realidad que les rodea, en la que importa más la doctrina que la ciencia; o tal vez suceda que les interesa más una escuela convertida en refugio para que sus hijos no den la guerra en casa, que en un centro donde aprender a costearse su propia existencia y ser útil a los demás.
Periódicamente el informe PISA divulga un índice de conocimientos de los estudiantes pertenecientes a naciones de la OCDE. Los españoles vienen desde hace tiempo estando entre los peor clasificados. Ningún padre, que se sepa, ha hecho caso de esta voz de alarma. Parece no preocuparles esta triste realidad.
¿Y de que sirve tener buenos futbolistas si la mayoría de los españoles no viven de esa profesión?
Tantas manifestaciones como salen en España a llenar calles y plazas, ninguna lo hace para mejorar la escuela conforme a los dictados de la Constitución. Esta libertad, en importantes países, ha servido para elevar elevar el nivel cultural de sus pueblos y, de paso, su nivel de vida..
miércoles, 18 de noviembre de 2015
MEDITACIONES DESDE VASCONIA
LA REALIDAD INDEPENDENTISTA ESPAÑOLA.- Los
propósitos de todo buen independentista para hacer prosperar sus ideas, pasan por un deseo: “lograr la soberanía para un territorio español, y al mismo tiempo mantener un trato amable con España”.
Al servirse de la preposición con, dan a entender que, para ellos, España es una nación y el territorio, desde el que piden la independencia, es ya otra nación equivalente. Como esto no es verdad, lo correcto sería, reflejar lo que sí es posible: "lograr
un trato amable para dichos territorios en la España de todos".
La
cuestión para los secesionistas es ésta: ¿Son o no una parte de España? Y la respuesta, para ellos, es no, porque la democracia española no reconoce el derecho a decidir a los habitantes del territorio que, para los secesionistas, es ya nación. Luego España no vive en democracia, por no aceptar esta contingencia.
Los secesionistas -según sus voceros- no quieren la independencia por capricho, sino porque están convencidos de que su nueva nación sería un país muy próspero, cosa que para ellos no sucede por el lastre que supone pertenecer a otra nación llamada España. Se lo creen, lo dicen, convencen y logran adeptos, hasta el punto de ir arrinconando electoralmente a sus rivales constitucionalistas.
Los secesionistas -según sus voceros- no quieren la independencia por capricho, sino porque están convencidos de que su nueva nación sería un país muy próspero, cosa que para ellos no sucede por el lastre que supone pertenecer a otra nación llamada España. Se lo creen, lo dicen, convencen y logran adeptos, hasta el punto de ir arrinconando electoralmente a sus rivales constitucionalistas.
Nadie
ha reaccionado ante el significado de la expresión “Pueblo Vasco” o "Pueblo Catalán" escrito con mayúsculas. ¿Hay unos Pueblos, tan singulares, que tienen derecho a utilizar la mayúscula para indicar que son distintos? La respuesta para los independentistas es "sí".
La realidad nos demuestra, que a un
pueblo se le identifica por una serie de características entre los que cuentan sus rasgos raciales. En segundo lugar está el factor cultural, a la cabeza del
cual va el idioma propio de los habitantes e estos territorios.
Pertenecen,
en consecuencia, a dichos Pueblos, aquellas personas de etnia propia y perfeccionan esta pertenencia si dominan y usan habitualmente un idioma también propio. Los demás personas, aunque muestren voluntad de serlo, si no cumplen estas condiciones, en puridad, no lo son.
Los nativos puros -por ejemplo, catalanes o vascos- existen en corto número. Esto es debido al mestizaje
creciente. Si en sus territorios se hiciera un recuento, el resultado sería decepcionante al comprobar el escaso
número de personas con ocho apellidos originarios. Pese a esta realidad los nacionalistas respectivos se han alzado con el poder en
extensas zonas de ambos territorios, gracias al voto de mestizos y españoles.
Desde que Hitler estigmatizó el concepto de raza, ya nadie recurre a ella para singularizar la existencia de un pueblo. Ahora prospera la
idea de la que llaman "etnia cultural", que incluye el idioma autóctono como factor básico
identificador de un Pueblo.
Pero su cultura étnica y hasta su idioma, se han visto
también afectados por su contacto de
siglos con la cultura y el idioma castellano, hasta el punto de que más de treinta años de
esfuerzo y grandes cantidades de dinero invertidas en el intento de vasquizar o catalanizar a
todos los residentes en sus respectivos territorios, no han dado los
resultados que esperaban. Para cualquier observador neutral, la inmensa mayoría de los residentes en tales demarcaciones, conforme a sus hábitos y
costumbres y al uso de su idioma preferido, son
tomados por españoles. Pero ¿de dónde salen los votos que también mayoritariamente, hacen que
triunfen los nacionalismos autóctonos? De las escuelas y españoles originarios.
Se
comprende que muchos de los convertidos
al independentismo, adoctrinados desde que son niños, no quieran ser españoles pese a sus antecesores; pero
de momento y mientras no alcancen sus
ideales tienen que resignarse a serlo. Y esto
duele.
Sí, esto
de ser español, sin voluntad de serlo, es decepcionante y esta decepción se refleja en el, voto electoral. Ser españoles -al
mismo tiempo que niegan y reniegan su españolidad- tiene esa vía de escape: ponerse en la cabeza de la manifestación antiespañola.
Nadie negará que a esta realidad se le llama impostura. (fingimiento o engaño con apariencia de verdad). Impostura encubierta y tolerada por las autoridades legítimas, hasta permitir la creencia de que las instituciones -Parlamento y Gobiernos, Diputaciones y Ayuntamientos- son autóctonos, (que se han generado en el mismo país donde radican). Son españoles, aun cuando radiquen en territorios para los que se quiere la independencia. Ni las instituciones citadas, son genuinamente vascas o catalanas, como fruto surgido por generación espontánea gracias al impulso de los nacionalismos. No es así. Todas las instituciones dimanan de la Constitución Española, aprobada por los españoles. Todos los que mayoritariamente votaron la Constitución vigente, hicieron posible el Estatuto Vasco y el de Cataluña. Luego son instituciones españolas.
Nadie negará que a esta realidad se le llama impostura. (fingimiento o engaño con apariencia de verdad). Impostura encubierta y tolerada por las autoridades legítimas, hasta permitir la creencia de que las instituciones -Parlamento y Gobiernos, Diputaciones y Ayuntamientos- son autóctonos, (que se han generado en el mismo país donde radican). Son españoles, aun cuando radiquen en territorios para los que se quiere la independencia. Ni las instituciones citadas, son genuinamente vascas o catalanas, como fruto surgido por generación espontánea gracias al impulso de los nacionalismos. No es así. Todas las instituciones dimanan de la Constitución Española, aprobada por los españoles. Todos los que mayoritariamente votaron la Constitución vigente, hicieron posible el Estatuto Vasco y el de Cataluña. Luego son instituciones españolas.
En
suma, las Autonomías en España, todas, como algo elemental, son españolas, aprobadas en referéndum por españoles.
Por ahí tendríamos que empezar. Para ser independentista lo primero y más lógico sería renunciar a la nacionalidad española. Y también por lógica, si alguien no quiere ser español y así lo manifiesta, debería igualmente causar baja, por imperativo legal, en el censo de votantes españoles que eligen a sus representantes.
Pero la sinceridad está reñida con la política. De ahí ,derivan problemas insolubles.
Por ahí tendríamos que empezar. Para ser independentista lo primero y más lógico sería renunciar a la nacionalidad española. Y también por lógica, si alguien no quiere ser español y así lo manifiesta, debería igualmente causar baja, por imperativo legal, en el censo de votantes españoles que eligen a sus representantes.
Pero la sinceridad está reñida con la política. De ahí ,derivan problemas insolubles.
martes, 17 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
TERCERA GENERACIÓN.- La Unión Europea no acaba de atender ciertas demandas que están latentes, aunque pidiendo a gritos que se les preste atención; una de éstas, se relaciona con el desbordado fenómeno migratorio. Cientos de miles de personas, por causas diversas, abandonan su país de origen en busca de condiciones más favorables donde hacer su vida y la de su familia.
Al no existir un departamento común europeo desde el que se regulen y ordenen estas migraciones, los problemas -tanto para los que se trasladan como para quienes se disponen a recibirlos- se multiplican y dan pié a situaciones a todas luces injustas.
Entre estas situaciones está el terrorismo islámico. No es casualidad que los países más desarrollados, donde se asentaron a lo largo del tiempo emigrantes árabes, estén entre los preferentemente elegidos para victimizarlos por medio del terror. No es casual, del mismo modo que, entre los victimarios, abunden los nacionalizados en países europeos, tercera generación de emigrantes árabes.
Resulta simplista decir "estamos en guerra" y recurrir a dar la respuesta clásica: contra la guerra más guerra; que es como decir más sufrimiento, más dolor, más muerte.
Hay que regular las migraciones -para empezar- y esto exige cierta generosidad calculada y pactada con justicia y equidad entre país pobres, países de clases medias y paraísos financieros.
La Unión Europea está en la lista. Por eso está obligada a pensar y a trabajar para vivir en paz.
Y bien mirada la cosa,sobran organismos que pueden atender la solución del problema. Falta voluntad de acierto.
Al no existir un departamento común europeo desde el que se regulen y ordenen estas migraciones, los problemas -tanto para los que se trasladan como para quienes se disponen a recibirlos- se multiplican y dan pié a situaciones a todas luces injustas.
Entre estas situaciones está el terrorismo islámico. No es casualidad que los países más desarrollados, donde se asentaron a lo largo del tiempo emigrantes árabes, estén entre los preferentemente elegidos para victimizarlos por medio del terror. No es casual, del mismo modo que, entre los victimarios, abunden los nacionalizados en países europeos, tercera generación de emigrantes árabes.
Resulta simplista decir "estamos en guerra" y recurrir a dar la respuesta clásica: contra la guerra más guerra; que es como decir más sufrimiento, más dolor, más muerte.
Hay que regular las migraciones -para empezar- y esto exige cierta generosidad calculada y pactada con justicia y equidad entre país pobres, países de clases medias y paraísos financieros.
La Unión Europea está en la lista. Por eso está obligada a pensar y a trabajar para vivir en paz.
Y bien mirada la cosa,sobran organismos que pueden atender la solución del problema. Falta voluntad de acierto.
lunes, 16 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
UN TERRORISMO MAL ENTENDIDO.- Me refiero al terrorismo islámico (terrorismo yihadista, para otros) que, por los comentarios que se escuchan, tiene unas características que no acaban de ser asimiladas por el gran público que lo padece.
Es un terrorismo de raíz religiosa que elige sus víctimas entre desprevenidos ciudadanos que residen en países democráticos que más destacan por su tolerancia respecto a las ideas de los demás. Desde el punto de vista religioso, son países donde las mayorías viven su fe, si la tienen, en un clima de indiferencia, que resulta ser el peor enemigo de toda organización teocrática.
Por tanto, el terrorismo yihadista si tira con intención lo hace a sabiendas de que terminará por producirse un réplica también violenta, de cuyo alcance no tienen noticia la mayor parte de los mortales que pueden llegar a sufrirla.
Los que pertenecen al mundo islámico que no comparten el terrorismo yihadista, no acaban de entender que la condena popular de los países democráticos afectados se extienda sobre todos los árabes, y claman para demostrar que la mayoría son partidarios de la paz y la concordia.
Los que viven en el mundo cristiano -por llamarlo de alguna manera identitaria- tampoco entienden por qué son los llamados a sufrir las consecuencias de un renacido fanatismo medieval.
De cualquier forma tanto informador como se mueve en torno a cada atentado, deberían dedicar algún tiempo a poner en claro, para conocimiento general, los orígenes y el porqué de esta nueva Guerra Santa.
Es un terrorismo de raíz religiosa que elige sus víctimas entre desprevenidos ciudadanos que residen en países democráticos que más destacan por su tolerancia respecto a las ideas de los demás. Desde el punto de vista religioso, son países donde las mayorías viven su fe, si la tienen, en un clima de indiferencia, que resulta ser el peor enemigo de toda organización teocrática.
Por tanto, el terrorismo yihadista si tira con intención lo hace a sabiendas de que terminará por producirse un réplica también violenta, de cuyo alcance no tienen noticia la mayor parte de los mortales que pueden llegar a sufrirla.
Los que pertenecen al mundo islámico que no comparten el terrorismo yihadista, no acaban de entender que la condena popular de los países democráticos afectados se extienda sobre todos los árabes, y claman para demostrar que la mayoría son partidarios de la paz y la concordia.
Los que viven en el mundo cristiano -por llamarlo de alguna manera identitaria- tampoco entienden por qué son los llamados a sufrir las consecuencias de un renacido fanatismo medieval.
De cualquier forma tanto informador como se mueve en torno a cada atentado, deberían dedicar algún tiempo a poner en claro, para conocimiento general, los orígenes y el porqué de esta nueva Guerra Santa.
viernes, 13 de noviembre de 2015
MEDITACIONES DESDE VASCONIA
EL MITO DE LA DIVERSIDAD ESPAÑOLA.- El vocablo "diversidad" aplicado a las supuestas y grandes diferencias que existen entre pueblos vecinos en nuestra dolorida España, es un mito; o mejor aún, una mentira ideada por ciertos políticos en provecho de sus adoctrinados seguidores, para demostrar la "injusticia" que supone el principio democrático de igualdad de todo ciudadano ante las exigencias de la ley.
Para dejar el tema expuesto con toda claridad, de lo que se trata es de reconocer ciertos derechos a los habitantes de algunas regiones que se distinguen por rasgos de identidad propios (hechos diferenciales), como factores distintivos de su etnia cultural.
Si se examina el fenómeno con objetividad, la diferencia está en el idioma. El hecho de hablar vascuence, catalán o gallego, hace pensar que existen razones para singularizar la protección de estos idiomas y para favorecer su difusión y permanencia. Así se ha reconocido en la Constitución española y en los Estatutos regionales que de ella dimanan. En la práctica, a estos fines, estos tres idiomas gozan de una protección, que no tiene el castellano, en función de su interés cultural. Todos los demás signos de identidad, han desaparecido de la rutina diaria y han pasado al generoso repertorio del folklore.
Al examinar el comportamiento rutinario de cada día, de vascos, catalanes y gallegos, respecto a los demás habitantes de la Península, apenas hay diferencias; los tales ciudadanos, puestos en ruta para cumplir sus obligaciones o exigir sus derechos, dan pasos tan parecidos; tanto que, seguidos de cerca, en primer plano y sin otras referencias, no sabríamos distinguir el origen de sus protagonistas. Somos tan parecidos como pueden serlo los italianos, los ingleses o franceses entre sí, en sus respectivas naciones, sin montar los cirios que aquí en España arden y nos cuestan un dineral. ¡Cómo si no existieran otras necesidades!
Para dejar el tema expuesto con toda claridad, de lo que se trata es de reconocer ciertos derechos a los habitantes de algunas regiones que se distinguen por rasgos de identidad propios (hechos diferenciales), como factores distintivos de su etnia cultural.
Si se examina el fenómeno con objetividad, la diferencia está en el idioma. El hecho de hablar vascuence, catalán o gallego, hace pensar que existen razones para singularizar la protección de estos idiomas y para favorecer su difusión y permanencia. Así se ha reconocido en la Constitución española y en los Estatutos regionales que de ella dimanan. En la práctica, a estos fines, estos tres idiomas gozan de una protección, que no tiene el castellano, en función de su interés cultural. Todos los demás signos de identidad, han desaparecido de la rutina diaria y han pasado al generoso repertorio del folklore.
Al examinar el comportamiento rutinario de cada día, de vascos, catalanes y gallegos, respecto a los demás habitantes de la Península, apenas hay diferencias; los tales ciudadanos, puestos en ruta para cumplir sus obligaciones o exigir sus derechos, dan pasos tan parecidos; tanto que, seguidos de cerca, en primer plano y sin otras referencias, no sabríamos distinguir el origen de sus protagonistas. Somos tan parecidos como pueden serlo los italianos, los ingleses o franceses entre sí, en sus respectivas naciones, sin montar los cirios que aquí en España arden y nos cuestan un dineral. ¡Cómo si no existieran otras necesidades!
miércoles, 11 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
UNA DEMOCRACIA CORRUPTA.- Básicamente se entiende que un país vive bajo un régimen democrático representativo, cuando el poder se ejerce por el pueblo, del cual, por sufragio universal, salen sus representantes.
Las democracias se rigen por una carta magna o ley de leyes que marca las normas de conducta de los representantes y de sus representados. Su trascendencia está basada en el respeto de los derechos humanos de las personas, en la protección de las libertades civiles individuales y en la igualdad de oportunidades de quienes se han dado ese régimen.
El régimen no funcionaría o funcionaría mal si los titulares de los cargos que ejercen o colaboran al ejercicio del poder (elegidos o designados), no fueran leales al Estado del que forman parte, o no cumplieran sus obligaciones siguiendo el dictado de las leyes.
La corrupción en un país, no solo se manifiesta en la viciada utilización de los medios materiales, sino en las conductas dolosas de los que forman parte del Estado (elegidos o designados) y que viven o se mantienen a costa del erario público que es de todos. No perdamos de vista que, desde SM el Rey hasta el último peón del más insignificante Ayuntamiento, cada uno con su correspondiente grado de responsabilidad, todos son Estado y todos están obligados a cumplir con lealtad sus funciones,
Aparte manejos de índole económica, ¿acaso no es cierto que España no constituye modelo a imitar por cómo actúan en el ejercicio de estas lealtades muchos de los aludidos?
Vamos a ser consecuentes: ¿de qué sirve modificar nuestra Constitución sabiendo que un número cierto de los que se acogen a ella y la disfrutan, lo primero que piensan es en burlarla para beneficiar sus afanes separatistas?
Solo basta con ver lo sucedido en Cataluña (aparte de lo que se avecina) desde años atrás, sin que nadie haya sido molestado, hasta el momento, por una depuración de responsabilidades.
Y conste que los responsables tienen nombre y apellidos y viven tan ricamente, para mayor escarnio.
Las democracias se rigen por una carta magna o ley de leyes que marca las normas de conducta de los representantes y de sus representados. Su trascendencia está basada en el respeto de los derechos humanos de las personas, en la protección de las libertades civiles individuales y en la igualdad de oportunidades de quienes se han dado ese régimen.
El régimen no funcionaría o funcionaría mal si los titulares de los cargos que ejercen o colaboran al ejercicio del poder (elegidos o designados), no fueran leales al Estado del que forman parte, o no cumplieran sus obligaciones siguiendo el dictado de las leyes.
La corrupción en un país, no solo se manifiesta en la viciada utilización de los medios materiales, sino en las conductas dolosas de los que forman parte del Estado (elegidos o designados) y que viven o se mantienen a costa del erario público que es de todos. No perdamos de vista que, desde SM el Rey hasta el último peón del más insignificante Ayuntamiento, cada uno con su correspondiente grado de responsabilidad, todos son Estado y todos están obligados a cumplir con lealtad sus funciones,
Aparte manejos de índole económica, ¿acaso no es cierto que España no constituye modelo a imitar por cómo actúan en el ejercicio de estas lealtades muchos de los aludidos?
Vamos a ser consecuentes: ¿de qué sirve modificar nuestra Constitución sabiendo que un número cierto de los que se acogen a ella y la disfrutan, lo primero que piensan es en burlarla para beneficiar sus afanes separatistas?
Solo basta con ver lo sucedido en Cataluña (aparte de lo que se avecina) desde años atrás, sin que nadie haya sido molestado, hasta el momento, por una depuración de responsabilidades.
Y conste que los responsables tienen nombre y apellidos y viven tan ricamente, para mayor escarnio.
martes, 10 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LA RAÍZ DE LOS NACIONALISMOS.- Las masas ciudadanas dieron un cambio imprevisto cuando se produjo un doble fenómeno: la divulgación de una cultura ilustrada que iba contra los privilegios de casta que venían de antiguo, y la revolución industrial que sería la promotora de grandes núcleos de población habitados por obreros que pedían justicia social.
Poco a poco las estructuras políticas -los partidos- se formaron en torno a dos doctrinas básicas: el liberalismo y el socialismo con todas las variantes que se podrían numerar y, entre ellas, la de organizarse democráticamente o no. En el segundo caso, es decir, al margen de la democracia, las formas de gobierno con las que se fueron dotando distintos paìses, surgieron a beneficio de las nuevas clases triunfantes, intérpretes a su vez de una doctrina pronto oficializada e impuesta todos Muchas de estas formaciones eran pseudo demócratas.
¿Y dónde ponemos a los nacionalismos?
Es difícil homologar nacionalismo y democracia porque estamos tocando un "factor sentimental", de muy difícil encaje en una "estructura racional" como es la democracia moderna. Ser patriota doctrinal (como es todo buen nacionalista) y al mismo tiempo demócrata ilustrado (cuyo origen está en el positivismo racional) es muy complejo por no decir un desiderátum.
Las castas nacionalistas se inclinan en favor de lo suyo y de los suyos, de sus mitos, sus costumbres, su idioma, sus particulares devociones y tratan de borrar las ajenas. En sus afanes -pese a presumir de lo contrario- no actúan con rigor según normas democráticas. Las falsean de mil maneras y llegan a sostener que ellos, y solo ellos, son los auténticos representantes en la tierra de la tantas veces citada democracia. Democracia de la que hacen una diosa, eso sí, para guardar las apariencias. Examinen una sociedad nacionalista y calibren cuánto hay de verdad y cuánto de apariencia democrática en la vida real.
·Examinen, bajo este prisma, lo que sucede en estos días en Cataluña, y podrán interpretar con claridad su trascendencia.
Poco a poco las estructuras políticas -los partidos- se formaron en torno a dos doctrinas básicas: el liberalismo y el socialismo con todas las variantes que se podrían numerar y, entre ellas, la de organizarse democráticamente o no. En el segundo caso, es decir, al margen de la democracia, las formas de gobierno con las que se fueron dotando distintos paìses, surgieron a beneficio de las nuevas clases triunfantes, intérpretes a su vez de una doctrina pronto oficializada e impuesta todos Muchas de estas formaciones eran pseudo demócratas.
¿Y dónde ponemos a los nacionalismos?
Es difícil homologar nacionalismo y democracia porque estamos tocando un "factor sentimental", de muy difícil encaje en una "estructura racional" como es la democracia moderna. Ser patriota doctrinal (como es todo buen nacionalista) y al mismo tiempo demócrata ilustrado (cuyo origen está en el positivismo racional) es muy complejo por no decir un desiderátum.
Las castas nacionalistas se inclinan en favor de lo suyo y de los suyos, de sus mitos, sus costumbres, su idioma, sus particulares devociones y tratan de borrar las ajenas. En sus afanes -pese a presumir de lo contrario- no actúan con rigor según normas democráticas. Las falsean de mil maneras y llegan a sostener que ellos, y solo ellos, son los auténticos representantes en la tierra de la tantas veces citada democracia. Democracia de la que hacen una diosa, eso sí, para guardar las apariencias. Examinen una sociedad nacionalista y calibren cuánto hay de verdad y cuánto de apariencia democrática en la vida real.
·Examinen, bajo este prisma, lo que sucede en estos días en Cataluña, y podrán interpretar con claridad su trascendencia.
lunes, 9 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LOS POLÍTICOS Y SU CIRCUNSTANCIA.- Los que conocen el mundillo de la vida oficial española (sindicalistas incluidos), convendrán conmigo en que -a vista de pájaro- hay dos clases:de políticos: los pasivos y los influyentes. Entre estos últimos, unos pocos piensan. Los demás dormitan.
En estas condiciones que España subsista, es un milagro.
Verán: un grupo de ilustres catalanes, en el tardo franquismo, lucían orgullosos la insignia de nobles y leales demócratas, dispuestos a convivir con todos los demás españoles en paz y en gracia divina, siempre que se reconociera su derecho a expandir la cultura catalana en beneficio propio y de toda la Nación, para lo que era necesario un Estatuto. Tan contentos estaban que votaron con mayoría distinguida la Constitución de 1978 y luego un Estatuto de autonomìa para Cataluña, algo de lo que hoy están arrepentidos gran número de catalanes y no pocos por razones contrarias.
Los españoles más avisados, ya veían que los nacionalismos tenían su gato encerrado, pero los políticos de la época, representantes del pueblo para el ejercicio del Poder, -no por inocencia, sino por conveniencia- no dudaron en entenderse con los nacionalismos periféricos, cediendo, en favor de estos últimos, más de lo conveniente para la Nación con mayúscula.
Las otras autonomías, en expectación de destino, protestaron no sin razón, y desde el Poder central no hicieron gran caso. Entre unos y otros, se fue descuajaringando el invento.
Por otra parte, España iba al garete por razones socio económicas, cuando desde Europa nos dijeron: ustedes, españoles, toman medidas o seremos nosotros los que ponemos el freno.
Digan lo que quieran, la política al uso estaba llevando a España a ser un protectorado.
Que la situación era y es grave, no hay duda. Que los parches de Sor Virginia, no servían para estos casos, era cierto. Que los antibióticos hay que aplicarlos a su debido tiempo y con proporcionalidad, es una verdad que va a misa. El Gobierno nos metió dosis caballunas medicinales y no lo dudó un momento para estabilizar la economía, pero no así para resolver el problema territorial. He ahí lo que el elector no entiende.
¿Por qué surge el caso de Cataluña? ¡Ah! ¡Los políticos y su particular circunstancia! Según el criterio de muchos españoles que piensan y no embisten, el Poder central fue concesivo y pastelero. No diagnosticaron el mal, ni luego llegaron a tiempo con las dosis medicinales adecuadas, ni hicieron valer la cirugía, también proporcionada, que les ofrecía el art. 155 constitucional. Y esto, lleva a la desconfianza. al desánimo y a la frustración de los votantes que terminan por abstenerse o votar al adversario. Los políticos influyentes no lo vieron, ni lo quieren ver.
La ocasión la pintan calva o con un solo pelo. Y en este caso, esos políticos influyentes, que para convencernos de lo buena que resulta la estabilidad se desgañitan y arreaban sin medir las dosis, no advirtieron que estaban arriesgando el triunfo, no sólo por razones económicas, sino -principalmente- por no querer o no saber conducir el desmadre territorial; estaban dispuestos a comprometer su victoria por no atajar administradamente, pero con firmeza y de un barrido, el problema catalaunico.
La derrota se la vienen ganando a pulso. ¡Dios nos ampare! Yo no haría caso de las encuestas. Claro que soy de pueblo y por ende desconfíado.
En estas condiciones que España subsista, es un milagro.
Verán: un grupo de ilustres catalanes, en el tardo franquismo, lucían orgullosos la insignia de nobles y leales demócratas, dispuestos a convivir con todos los demás españoles en paz y en gracia divina, siempre que se reconociera su derecho a expandir la cultura catalana en beneficio propio y de toda la Nación, para lo que era necesario un Estatuto. Tan contentos estaban que votaron con mayoría distinguida la Constitución de 1978 y luego un Estatuto de autonomìa para Cataluña, algo de lo que hoy están arrepentidos gran número de catalanes y no pocos por razones contrarias.
Los españoles más avisados, ya veían que los nacionalismos tenían su gato encerrado, pero los políticos de la época, representantes del pueblo para el ejercicio del Poder, -no por inocencia, sino por conveniencia- no dudaron en entenderse con los nacionalismos periféricos, cediendo, en favor de estos últimos, más de lo conveniente para la Nación con mayúscula.
Las otras autonomías, en expectación de destino, protestaron no sin razón, y desde el Poder central no hicieron gran caso. Entre unos y otros, se fue descuajaringando el invento.
Por otra parte, España iba al garete por razones socio económicas, cuando desde Europa nos dijeron: ustedes, españoles, toman medidas o seremos nosotros los que ponemos el freno.
Digan lo que quieran, la política al uso estaba llevando a España a ser un protectorado.
Que la situación era y es grave, no hay duda. Que los parches de Sor Virginia, no servían para estos casos, era cierto. Que los antibióticos hay que aplicarlos a su debido tiempo y con proporcionalidad, es una verdad que va a misa. El Gobierno nos metió dosis caballunas medicinales y no lo dudó un momento para estabilizar la economía, pero no así para resolver el problema territorial. He ahí lo que el elector no entiende.
¿Por qué surge el caso de Cataluña? ¡Ah! ¡Los políticos y su particular circunstancia! Según el criterio de muchos españoles que piensan y no embisten, el Poder central fue concesivo y pastelero. No diagnosticaron el mal, ni luego llegaron a tiempo con las dosis medicinales adecuadas, ni hicieron valer la cirugía, también proporcionada, que les ofrecía el art. 155 constitucional. Y esto, lleva a la desconfianza. al desánimo y a la frustración de los votantes que terminan por abstenerse o votar al adversario. Los políticos influyentes no lo vieron, ni lo quieren ver.
La ocasión la pintan calva o con un solo pelo. Y en este caso, esos políticos influyentes, que para convencernos de lo buena que resulta la estabilidad se desgañitan y arreaban sin medir las dosis, no advirtieron que estaban arriesgando el triunfo, no sólo por razones económicas, sino -principalmente- por no querer o no saber conducir el desmadre territorial; estaban dispuestos a comprometer su victoria por no atajar administradamente, pero con firmeza y de un barrido, el problema catalaunico.
La derrota se la vienen ganando a pulso. ¡Dios nos ampare! Yo no haría caso de las encuestas. Claro que soy de pueblo y por ende desconfíado.
viernes, 6 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LAS PENSIONES EN LA CUERDA FLOJA.- Es decir, las pensiones van poco a poco, día a día, entrando en una situación inestable porque, al aumentar el índice medio de vida de la población y disminuir la proporción entre cotizantes y beneficiarios, el sistema no puede mantenerse. Es algo que se ha dicho y demostrado muchas veces desde hace tiempo, pero los políticos y los votantes no se lo quieren creer y luego pasa lo que pasa. Porque, al final ¿de dónde salen las misas...?
¿Cuál puede ser la solución? No es ningún misterio. Los más antiguos de la localidad -de la mía, o la suya, de todas- saben que las pensiones más seguras provienen del ahorro y, con todo a cuestas, además, ha de tenerse cuidado con los "gatunos" que dicen en Portugal. Pero hemos nacido en la época del consumo y del paro, y el que ha tenido la desgracia de perder el trabajo tiene que estar al borde del desespero o del estampido. Al final termina en los comedores sociales con un solo pensamiento: "nunca seré resarcido por tanta injusticia".
Si uno es pesimista, se debe a que las sociedades formadas en los países que se tienen por modernos, renovadores y progresistas (dicho de otra forma, el paisanaje) confía demasiado en los políticos y espera que sean éstos los que le traigan el maná en bandeja todos los días al amanecer. Lo cual, como decía el maestro toreador, "además de no poder ser, es imposible".
El cambio que viene no lo manejan los políticos. Paradógicamente lo retrasan. Tienen que darse cuenta, todos, -incluidos los sindicatos- que los puestos de trabajo, por decirlo de modo gráfico, ya no se alquilan: ahora se venden.
Verán: pasó con los pisos. Salvo en contadas urbanizaciones, el alquiler fue sustituido por la propiedad horizontal. ¿Por qué? Porque ser propietario de un pequeño inmueble, dejó de ser rentable. Eran excesivas las cargas y las responsabilidades para tan cortos beneficios. Trasladen la parábola a las empresas: sucede algo parecido. Comprueben que solo se implantan pequeños negocios familiares que apenas crean puestos de trabajo.
Crecerá, poco a poco, la propiedad horizontal de puestos de trabajo en medianas empresas, que harán ofertas para capitalizarse, como otrora se vendieron viviendas.
Es el momento de las cooperativas y de las sociedades mercantiles laborales. Pero los políticos, no están en esa realidad, como no están en la realidad de los pensionistas. También para ellos ha de llegar el cambio.
Es un tema que interesa, a buen seguro.
¿Cuál puede ser la solución? No es ningún misterio. Los más antiguos de la localidad -de la mía, o la suya, de todas- saben que las pensiones más seguras provienen del ahorro y, con todo a cuestas, además, ha de tenerse cuidado con los "gatunos" que dicen en Portugal. Pero hemos nacido en la época del consumo y del paro, y el que ha tenido la desgracia de perder el trabajo tiene que estar al borde del desespero o del estampido. Al final termina en los comedores sociales con un solo pensamiento: "nunca seré resarcido por tanta injusticia".
Si uno es pesimista, se debe a que las sociedades formadas en los países que se tienen por modernos, renovadores y progresistas (dicho de otra forma, el paisanaje) confía demasiado en los políticos y espera que sean éstos los que le traigan el maná en bandeja todos los días al amanecer. Lo cual, como decía el maestro toreador, "además de no poder ser, es imposible".
El cambio que viene no lo manejan los políticos. Paradógicamente lo retrasan. Tienen que darse cuenta, todos, -incluidos los sindicatos- que los puestos de trabajo, por decirlo de modo gráfico, ya no se alquilan: ahora se venden.
Verán: pasó con los pisos. Salvo en contadas urbanizaciones, el alquiler fue sustituido por la propiedad horizontal. ¿Por qué? Porque ser propietario de un pequeño inmueble, dejó de ser rentable. Eran excesivas las cargas y las responsabilidades para tan cortos beneficios. Trasladen la parábola a las empresas: sucede algo parecido. Comprueben que solo se implantan pequeños negocios familiares que apenas crean puestos de trabajo.
Crecerá, poco a poco, la propiedad horizontal de puestos de trabajo en medianas empresas, que harán ofertas para capitalizarse, como otrora se vendieron viviendas.
Es el momento de las cooperativas y de las sociedades mercantiles laborales. Pero los políticos, no están en esa realidad, como no están en la realidad de los pensionistas. También para ellos ha de llegar el cambio.
Es un tema que interesa, a buen seguro.
jueves, 5 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
DIFERENCIAS SOCIO ECONÓMICAS.- El hecho de que uno considere como inviable la igualdad que pregonan los políticos (cuanto más insolventes, más igualdad) no permite que, malignamente, se le asigne a ese uno el papel de defensor de las desigualdades sociales.
No podemos negar que en la España de nuestros días se ha introducido como norma la concesión de haberes fabulosos a personajes del mundo de las finanzas, o de la política (en menor cuantía), a los que se envidia y admira -pese a todo- y vienen a ser imitados, en algunos casos, por quienes hicieron, unos de su profesión y otros de su situación, un particular y rentable negocio.
La escalada está ahí, visible sin tapujos, y de ello queda constancia clara, para conocimiento de la nuestra y de futuras generaciones, en muchos juzgados. Y por el momento ni siquiera les disuade la amenaza de una reforma fiscal que restableciera el equilibrio, porque una vez conseguido el ingreso en el escalafón de los supermillonarios, lo más fácil es alzarse con el santo y la limosna, cambiar de residencia a los dineros y ponerlos bajo el manto protector de un paraíso fiscal de los muchos creados para amparo de "menesterosos".
Todo ha de someterse a un equilibrio, fuera del cual la injusticia engancha a los humanos. Pero claro, admitir la deificación de un as del deporte y que sus ingresos desborden todo límite y escandalizarse porque un experto profesional quiera imitarlo, no es justo desde un punto de vista partidario de la equidad. Y esto es lo triste: que la justicia no llegue para todos.
Es doloroso decirlo, pero tanto desequilibrio, en un país como el nuestro, solo se arreglaría en gran parte con más y mejor escuela; pero la enseñanza en España es cara y no bien asumida. Tal vez porque no hay libertad de enseñanza, aunque una mayoría crea lo contrario..
No podemos negar que en la España de nuestros días se ha introducido como norma la concesión de haberes fabulosos a personajes del mundo de las finanzas, o de la política (en menor cuantía), a los que se envidia y admira -pese a todo- y vienen a ser imitados, en algunos casos, por quienes hicieron, unos de su profesión y otros de su situación, un particular y rentable negocio.
La escalada está ahí, visible sin tapujos, y de ello queda constancia clara, para conocimiento de la nuestra y de futuras generaciones, en muchos juzgados. Y por el momento ni siquiera les disuade la amenaza de una reforma fiscal que restableciera el equilibrio, porque una vez conseguido el ingreso en el escalafón de los supermillonarios, lo más fácil es alzarse con el santo y la limosna, cambiar de residencia a los dineros y ponerlos bajo el manto protector de un paraíso fiscal de los muchos creados para amparo de "menesterosos".
Todo ha de someterse a un equilibrio, fuera del cual la injusticia engancha a los humanos. Pero claro, admitir la deificación de un as del deporte y que sus ingresos desborden todo límite y escandalizarse porque un experto profesional quiera imitarlo, no es justo desde un punto de vista partidario de la equidad. Y esto es lo triste: que la justicia no llegue para todos.
Es doloroso decirlo, pero tanto desequilibrio, en un país como el nuestro, solo se arreglaría en gran parte con más y mejor escuela; pero la enseñanza en España es cara y no bien asumida. Tal vez porque no hay libertad de enseñanza, aunque una mayoría crea lo contrario..
miércoles, 4 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
ESE CUENTO LLAMADO IGUALDAD.- Decimos"cuento" al referirnos a una idea o discurso soñado, algo propuesto como ideal pero carente de sentido, a una promesa que nunca tomará cuerpo.
La "igualdad", desde un punto de vista social, se detecta cuando dos personas o familias, comparadas entre sí, resultan ser de la misma condición o clase; desde un punto de vista político se da la igualdad, cuando todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Ahí acaba todo y no siempre bien.
Son igualdades relativas porque, en la vida social, siempre tuvimos y tendremos ricos y pobres, y en política, la ley se presta a que los expertos hagan con ella filigranas; los sinvergüenzas pueden ofrecer trenes con ruedas de chocolate, como si fuéramos niños. ¡Y muchos comulgan con la fe del carbonero!
Veo el problema del paro y les digo mi verdad. Para acabar con el paro hacen falta inversores; es decir particulares o entidades mercantiles poseedores de dinero, o de crédito, dispuestos a jugárselo en un negocio productivo. Pero el inversor tiene por costumbre medir el alcance de la inversión, estudiar a conciencia los gastos, los ingresos, el beneficio probable y sopesar el calvario que le espera si los gobiernos son débiles y los sindicatos fuertes. Si no ve el panorama despejado no invierte y si es un poco viajero, lo mismo se va a China a comercializar espárragos, porque tiene un clima favorable para contratar mano de obra barata, ganar dinero y vivir sin presiones sindicales.
No hagan caso de promesas fantásticas hechas desde los ofertorios políticos. Lo que no puede ser, nunca será. Está claro que si el inversor no retira beneficios de su empresa, deja de invertir. Cuando la mayoría deja de invertir, suelen los Estados emprender por su cuenta la adopción de medidas. Pero ¡oh maldición!... Las iniciativas oficiales no suelen ser modelo de rentabilidad. Distribuyen pobreza, eso sí, pero no a todos por igual... No se crean que con unas elecciones cambian los principios.
Uno no quiere desanimar la fiesta, pero como ya se dan seguridades rentables, les ayudo si les digo que nuestros hijos tienen dos soluciones: emigrar o ponerse a vender castañas mientras llegan al poder lo bien llamados colectivistas que lo socialicen todo.
¿Hay otro solución? Sí. Estudiar idiomas desde la más tierna infancia y, dominado el tema, carretera y manta: es decir emigrar. En su punto de destino, al saber idiomas, lo atenderán como si fuera de casa a nada que sepa un oficio. No hay otra igualdad que valga.
La "igualdad", desde un punto de vista social, se detecta cuando dos personas o familias, comparadas entre sí, resultan ser de la misma condición o clase; desde un punto de vista político se da la igualdad, cuando todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Ahí acaba todo y no siempre bien.
Son igualdades relativas porque, en la vida social, siempre tuvimos y tendremos ricos y pobres, y en política, la ley se presta a que los expertos hagan con ella filigranas; los sinvergüenzas pueden ofrecer trenes con ruedas de chocolate, como si fuéramos niños. ¡Y muchos comulgan con la fe del carbonero!
Veo el problema del paro y les digo mi verdad. Para acabar con el paro hacen falta inversores; es decir particulares o entidades mercantiles poseedores de dinero, o de crédito, dispuestos a jugárselo en un negocio productivo. Pero el inversor tiene por costumbre medir el alcance de la inversión, estudiar a conciencia los gastos, los ingresos, el beneficio probable y sopesar el calvario que le espera si los gobiernos son débiles y los sindicatos fuertes. Si no ve el panorama despejado no invierte y si es un poco viajero, lo mismo se va a China a comercializar espárragos, porque tiene un clima favorable para contratar mano de obra barata, ganar dinero y vivir sin presiones sindicales.
No hagan caso de promesas fantásticas hechas desde los ofertorios políticos. Lo que no puede ser, nunca será. Está claro que si el inversor no retira beneficios de su empresa, deja de invertir. Cuando la mayoría deja de invertir, suelen los Estados emprender por su cuenta la adopción de medidas. Pero ¡oh maldición!... Las iniciativas oficiales no suelen ser modelo de rentabilidad. Distribuyen pobreza, eso sí, pero no a todos por igual... No se crean que con unas elecciones cambian los principios.
Uno no quiere desanimar la fiesta, pero como ya se dan seguridades rentables, les ayudo si les digo que nuestros hijos tienen dos soluciones: emigrar o ponerse a vender castañas mientras llegan al poder lo bien llamados colectivistas que lo socialicen todo.
¿Hay otro solución? Sí. Estudiar idiomas desde la más tierna infancia y, dominado el tema, carretera y manta: es decir emigrar. En su punto de destino, al saber idiomas, lo atenderán como si fuera de casa a nada que sepa un oficio. No hay otra igualdad que valga.
martes, 3 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA
LOS DIRIGENTES Y LA CRISIS POLÍTICA. - En julio de 1936, llamaba la atención que destacados líderes políticos del PSOE - Prieto de un parte y Largo Caballero de otra - no tuvieran reparos en constatar que los españoles estábamos en guerra civil. Otro tanto sucedió desde las derechas, tan pronto se dieron cuenta de que Madrid resistía el embate y no caería en manos de los sublevados para el día de Santiago.
No es menos cierto que desde esos momentos todos los españoles comprometidos que pudieron, buscaron donde cobijarse, dado que la represalias empezaron a funcionar en ambas zonas con eficacia vengativa.
Los responsables de la guerra no fueron los votantes: fueron sus dirigentes.
Los historiadores dicen -y tienen sus razones- que fracasó el golpe de Estado (acción violenta y rápida para apoderarse del Gobierno) y como consecuencia sobrevino la guerra civil. Yo creo que no hubo golpe de Estado, sino una doble rebelión (de las derechas y de las izquierdas) seguida de una sublevación generalizada (alzarse en sedición o motín) de una importante parte del Ejército, aunque algunos defiendan la cronología inversa.
A esa situación no se llegó por el propósito de unos pocos, sino por un estado de ánimo fraguado desde tiempo atrás por las minorías dirigentes, con un denominador común: odio entre paisanos.
Este odio ha sido poco analizado por los promotores de la "memoria histórica", bien ideada si se trata de hacer justicia y no caer en los mismos pecados de tiempos idos, pero no sé por qué me da a la nariz que según quien toque el arpa así es el resultado.
¿Y acaso no se intuye, cada vez por más gente, que algo de esto que pasa es muy parecido a lo que ya vivieron nuestros padres y abuelos? ¿No estarán llevando su fracaso los políticos, como dirigentes, al terreno de la enemistad entre los pueblos?
Uno tiene sus dudas. ¡Veremos si la ley puede contra tanto despropòsito!
No es menos cierto que desde esos momentos todos los españoles comprometidos que pudieron, buscaron donde cobijarse, dado que la represalias empezaron a funcionar en ambas zonas con eficacia vengativa.
Los responsables de la guerra no fueron los votantes: fueron sus dirigentes.
Los historiadores dicen -y tienen sus razones- que fracasó el golpe de Estado (acción violenta y rápida para apoderarse del Gobierno) y como consecuencia sobrevino la guerra civil. Yo creo que no hubo golpe de Estado, sino una doble rebelión (de las derechas y de las izquierdas) seguida de una sublevación generalizada (alzarse en sedición o motín) de una importante parte del Ejército, aunque algunos defiendan la cronología inversa.
A esa situación no se llegó por el propósito de unos pocos, sino por un estado de ánimo fraguado desde tiempo atrás por las minorías dirigentes, con un denominador común: odio entre paisanos.
Este odio ha sido poco analizado por los promotores de la "memoria histórica", bien ideada si se trata de hacer justicia y no caer en los mismos pecados de tiempos idos, pero no sé por qué me da a la nariz que según quien toque el arpa así es el resultado.
¿Y acaso no se intuye, cada vez por más gente, que algo de esto que pasa es muy parecido a lo que ya vivieron nuestros padres y abuelos? ¿No estarán llevando su fracaso los políticos, como dirigentes, al terreno de la enemistad entre los pueblos?
Uno tiene sus dudas. ¡Veremos si la ley puede contra tanto despropòsito!
domingo, 1 de noviembre de 2015
DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XC
EUROPA, ESPAÑA, CATALUÑA.- El problema secesionista catalán está llegando al término de un ciclo, entendido como "serie de fases por las que pasa un fenómeno periódico".
Tanto el nacionalismo catalán como el vasco, incluso el que se expresa en términos moderados, no tendrían sentido si no existiera un objetivo final: la independencia soberana de Cataluña y de Euskadi.
Podremos cambiar la Constitución, los Estatutos, otras leyes e invitar al sursum corda para mediar entre "separatistas" y "unitarios": da igual. La solución vendrá cuando uno de los dos bandos se resigne a dar por perdida la guerra (se quiera o no, estamos en guerra, por ahora larvada).
En el bando perdedor, -el de los"unitarios"- la división es pública y notoria, aunque muchos no la detecten. Entre los "separatistas", aparentemente unidos, las diferencias surgirán claramente cuando se disputen el poder que ven al alcance de la mano.
Los que va a sufrir más por esta guerra son quienes -por ahora- se sitúan pasivamente en el palco de espectadores a ver qué pasa.
La Unión Europea y el capitalismo internacional están preocupados y han movido, para evitarse algunas sorpresas, aquellos resortes que pueden influir en esa lucha.
La España castiza, como si esto fuera la guerra de Cuba, mayoritariamente se inhibe esperando que sean otros los que enderecen el entuerto.
La Cataluña "separatista" se frota las manos creyendo en su inmediato triunfo y pide ya su cuota, parte proporcional que pudiere corresponderle, mientras la "unionista" se rasca la oreja, pensando en la derrota, y busca con prisa el capitoné que -muebles incluidos- lo lleve al otro lado del río para sentirse a salvo. En el fondo, si se ven como huérfanos, es porque hay precedentes.
Pero algunos pesimistas, desde Vasconia peninsular, están tristes. Cercano como estoy de la estación término, me digo: ¿por qué preocuparse? Esto no tiene arreglo ya que, al menor descuido, los españoles (incluidos catalanes y vascos) son capaces de organizar en este siglo XXI, otra guerra civil.
Mala la hubimos, pero las hay peores y aquí solo nos falta que alguien lo ponga claro: ¡ya está bien con tocarnos a todos la polaina! ¿Qué hemos hecho para merecer ésto?
Tanto el nacionalismo catalán como el vasco, incluso el que se expresa en términos moderados, no tendrían sentido si no existiera un objetivo final: la independencia soberana de Cataluña y de Euskadi.
Podremos cambiar la Constitución, los Estatutos, otras leyes e invitar al sursum corda para mediar entre "separatistas" y "unitarios": da igual. La solución vendrá cuando uno de los dos bandos se resigne a dar por perdida la guerra (se quiera o no, estamos en guerra, por ahora larvada).
En el bando perdedor, -el de los"unitarios"- la división es pública y notoria, aunque muchos no la detecten. Entre los "separatistas", aparentemente unidos, las diferencias surgirán claramente cuando se disputen el poder que ven al alcance de la mano.
Los que va a sufrir más por esta guerra son quienes -por ahora- se sitúan pasivamente en el palco de espectadores a ver qué pasa.
La Unión Europea y el capitalismo internacional están preocupados y han movido, para evitarse algunas sorpresas, aquellos resortes que pueden influir en esa lucha.
La España castiza, como si esto fuera la guerra de Cuba, mayoritariamente se inhibe esperando que sean otros los que enderecen el entuerto.
La Cataluña "separatista" se frota las manos creyendo en su inmediato triunfo y pide ya su cuota, parte proporcional que pudiere corresponderle, mientras la "unionista" se rasca la oreja, pensando en la derrota, y busca con prisa el capitoné que -muebles incluidos- lo lleve al otro lado del río para sentirse a salvo. En el fondo, si se ven como huérfanos, es porque hay precedentes.
Pero algunos pesimistas, desde Vasconia peninsular, están tristes. Cercano como estoy de la estación término, me digo: ¿por qué preocuparse? Esto no tiene arreglo ya que, al menor descuido, los españoles (incluidos catalanes y vascos) son capaces de organizar en este siglo XXI, otra guerra civil.
Mala la hubimos, pero las hay peores y aquí solo nos falta que alguien lo ponga claro: ¡ya está bien con tocarnos a todos la polaina! ¿Qué hemos hecho para merecer ésto?
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