LA REALIDAD INDEPENDENTISTA ESPAÑOLA.- Los
propósitos de todo buen independentista para hacer prosperar sus ideas, pasan por un deseo: “lograr la soberanía para un territorio español, y al mismo tiempo mantener un trato amable con España”.
Al servirse de la preposición con, dan a entender que, para ellos, España es una nación y el territorio, desde el que piden la independencia, es ya otra nación equivalente. Como esto no es verdad, lo correcto sería, reflejar lo que sí es posible: "lograr
un trato amable para dichos territorios en la España de todos".
La
cuestión para los secesionistas es ésta: ¿Son o no una parte de España? Y la respuesta, para ellos, es no, porque la democracia española no reconoce el derecho a decidir a los habitantes del territorio que, para los secesionistas, es ya nación. Luego España no vive en democracia, por no aceptar esta contingencia.
Los secesionistas -según sus voceros- no quieren la independencia por capricho, sino porque están convencidos de que su nueva nación sería un país muy próspero, cosa que para ellos no sucede por el lastre que supone pertenecer a otra nación llamada España. Se lo creen, lo dicen, convencen y logran adeptos, hasta el punto de ir arrinconando electoralmente a sus rivales constitucionalistas.
Los secesionistas -según sus voceros- no quieren la independencia por capricho, sino porque están convencidos de que su nueva nación sería un país muy próspero, cosa que para ellos no sucede por el lastre que supone pertenecer a otra nación llamada España. Se lo creen, lo dicen, convencen y logran adeptos, hasta el punto de ir arrinconando electoralmente a sus rivales constitucionalistas.
Nadie
ha reaccionado ante el significado de la expresión “Pueblo Vasco” o "Pueblo Catalán" escrito con mayúsculas. ¿Hay unos Pueblos, tan singulares, que tienen derecho a utilizar la mayúscula para indicar que son distintos? La respuesta para los independentistas es "sí".
La realidad nos demuestra, que a un
pueblo se le identifica por una serie de características entre los que cuentan sus rasgos raciales. En segundo lugar está el factor cultural, a la cabeza del
cual va el idioma propio de los habitantes e estos territorios.
Pertenecen,
en consecuencia, a dichos Pueblos, aquellas personas de etnia propia y perfeccionan esta pertenencia si dominan y usan habitualmente un idioma también propio. Los demás personas, aunque muestren voluntad de serlo, si no cumplen estas condiciones, en puridad, no lo son.
Los nativos puros -por ejemplo, catalanes o vascos- existen en corto número. Esto es debido al mestizaje
creciente. Si en sus territorios se hiciera un recuento, el resultado sería decepcionante al comprobar el escaso
número de personas con ocho apellidos originarios. Pese a esta realidad los nacionalistas respectivos se han alzado con el poder en
extensas zonas de ambos territorios, gracias al voto de mestizos y españoles.
Desde que Hitler estigmatizó el concepto de raza, ya nadie recurre a ella para singularizar la existencia de un pueblo. Ahora prospera la
idea de la que llaman "etnia cultural", que incluye el idioma autóctono como factor básico
identificador de un Pueblo.
Pero su cultura étnica y hasta su idioma, se han visto
también afectados por su contacto de
siglos con la cultura y el idioma castellano, hasta el punto de que más de treinta años de
esfuerzo y grandes cantidades de dinero invertidas en el intento de vasquizar o catalanizar a
todos los residentes en sus respectivos territorios, no han dado los
resultados que esperaban. Para cualquier observador neutral, la inmensa mayoría de los residentes en tales demarcaciones, conforme a sus hábitos y
costumbres y al uso de su idioma preferido, son
tomados por españoles. Pero ¿de dónde salen los votos que también mayoritariamente, hacen que
triunfen los nacionalismos autóctonos? De las escuelas y españoles originarios.
Se
comprende que muchos de los convertidos
al independentismo, adoctrinados desde que son niños, no quieran ser españoles pese a sus antecesores; pero
de momento y mientras no alcancen sus
ideales tienen que resignarse a serlo. Y esto
duele.
Sí, esto
de ser español, sin voluntad de serlo, es decepcionante y esta decepción se refleja en el, voto electoral. Ser españoles -al
mismo tiempo que niegan y reniegan su españolidad- tiene esa vía de escape: ponerse en la cabeza de la manifestación antiespañola.
Nadie negará que a esta realidad se le llama impostura. (fingimiento o engaño con apariencia de verdad). Impostura encubierta y tolerada por las autoridades legítimas, hasta permitir la creencia de que las instituciones -Parlamento y Gobiernos, Diputaciones y Ayuntamientos- son autóctonos, (que se han generado en el mismo país donde radican). Son españoles, aun cuando radiquen en territorios para los que se quiere la independencia. Ni las instituciones citadas, son genuinamente vascas o catalanas, como fruto surgido por generación espontánea gracias al impulso de los nacionalismos. No es así. Todas las instituciones dimanan de la Constitución Española, aprobada por los españoles. Todos los que mayoritariamente votaron la Constitución vigente, hicieron posible el Estatuto Vasco y el de Cataluña. Luego son instituciones españolas.
Nadie negará que a esta realidad se le llama impostura. (fingimiento o engaño con apariencia de verdad). Impostura encubierta y tolerada por las autoridades legítimas, hasta permitir la creencia de que las instituciones -Parlamento y Gobiernos, Diputaciones y Ayuntamientos- son autóctonos, (que se han generado en el mismo país donde radican). Son españoles, aun cuando radiquen en territorios para los que se quiere la independencia. Ni las instituciones citadas, son genuinamente vascas o catalanas, como fruto surgido por generación espontánea gracias al impulso de los nacionalismos. No es así. Todas las instituciones dimanan de la Constitución Española, aprobada por los españoles. Todos los que mayoritariamente votaron la Constitución vigente, hicieron posible el Estatuto Vasco y el de Cataluña. Luego son instituciones españolas.
En
suma, las Autonomías en España, todas, como algo elemental, son españolas, aprobadas en referéndum por españoles.
Por ahí tendríamos que empezar. Para ser independentista lo primero y más lógico sería renunciar a la nacionalidad española. Y también por lógica, si alguien no quiere ser español y así lo manifiesta, debería igualmente causar baja, por imperativo legal, en el censo de votantes españoles que eligen a sus representantes.
Pero la sinceridad está reñida con la política. De ahí ,derivan problemas insolubles.
Por ahí tendríamos que empezar. Para ser independentista lo primero y más lógico sería renunciar a la nacionalidad española. Y también por lógica, si alguien no quiere ser español y así lo manifiesta, debería igualmente causar baja, por imperativo legal, en el censo de votantes españoles que eligen a sus representantes.
Pero la sinceridad está reñida con la política. De ahí ,derivan problemas insolubles.
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