Ya se sabe que tanto las estadísticas como las encuestas de futuro son orientadoras cuando se manejan con rectitud y espíritu constructivo; pero nadie ha de echar al olvido que los seres humanos viven en gran número gracias a la trampa y al engaño.
Se puede decir, sin miedo al error, que en España, los parados de verdad -es decir "los sin trabajo" - superan las cifras dadas por los despachos de la estadística. Y este número crece si se tiene en cuenta que muchos estudiantes son parados en potencia y que muchos jubilados (y jubiladas) ganan esta condición anticipadamente para aligerar las "listas del paro" puro y duro.
Con esto ha de reconocerse que el número de los "sin trabajo" -incluidos los nativos de España y territorios en fase secesionista y el sumando de emigrantes "in crescendo"- están muy por encima del que manejan los estudiosos del caso. ¿Tres millones de parados? ¡Muchos más!
Aquí, en España, al que trabaja y figura en nómina lo machacan a impuestos. Y sin olvidar los anticipos que se ingresan por meses, a todo bien o mal nacido se la hincan a diario, a nada que compre, gracias al IVA.
Mientras esto sucede, allí en la playa, por ejemplo, -donde sin gastarse un duro y ante bellos
paisajes de todo tipo, humanos y divinos, el veraneante goza-, al currante se le hace sudar dos veces.
Repetido lo cual, en tiempo y forma, induce al, ocio.
Esto explica que nuestro Presidente por excelencia esté casi siempre de viaje.
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