La Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclama: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".
Ahora bien, ¿qué se entiende por individuo?
En casos así, suelo recurrir al diccionario y la única acepción que parece adaptable al caso, es la de persona. La persona es un individuo de la especie humana. Toda persona tiene derecho a la vida.
¿Y cuándo empieza uno a ser persona?
Los autores científicos no se ponen de acuerdo. Por tanto, el derecho a la vida del nasciturus es un tema discutido y discutible. De cualquier forma, se advierte que los partidarios del aborto apuran este recurso, no por razones científicas y mucho menos humanitarias, sino por pura comodidad: una familia numerosa exige muchos sacrificios y vivir con carga tan pesada es muy duro. Por eso se legaliza el derecho al aborto, previa una dignificación científica que lo legitime y sirva para tranquilizar conciencias.
. ¿Y cómo no? Los ancianos también sobran. Entre pensiones, médicos y boticarios, salen muy caros, a no ser que con su jubilación sea el único que aporta un fijo mes a mes, que también sucede. Ahora las sociedades civilizadas, para rodear de gestos piadosos a la muerte, por la vía rápida, de un anciano, han dado en legitimar el derecho al suicidio voluntario. Esto es como ponerle a la guadaña, una vitola poética: "¿De qué murió Don Juan?" "Fue muy hermoso; rodeado de los suyos encontró una muerte digna". ¡Vamos: que lo suicidaron!
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