Uno está convencido de que los políticos necesitan reinventarse. Normalmente no pasan hambre -como les sucede a millones de españoles en el umbral de la pobreza- y por tanto, no necesitan pensar. Órgano que no se ejercita, se atrofia, así que para estos políticos, por falta de uso, la sesera no existe; o, en caso contrario, no la usan ni les importa.
Les hablé de un tal Sánchez que aspira a ocupar la secretaría general del PSOE y, si lo logra, será sumo sacerdote de un gran partido al que se le reconocen cuarenta años de honradez, por lo menos.
Pues -se lo juro a ustedes por mis antepasados- Sánchez nos anuncia que tan pronto toque poder, lo primero que hará es proclamar para España un Estado laico.
¡Jope!, me dije: "Éste quiere devolvernos al siglo XIX . Lo primero que hará es cargarse a "Cáritas".
Pues sí; sabemos que propagó sus propósitos a los cuatro vientos y se quedó tan ancho. Me dije; "ya pasamos por tener curas hasta en la sopa, ahora nos toca la sopa de curas". Y me lo creo, porque España nunca se movió en términos medios.
Una gran parte de españoles saben poco de historia y lo asumido en sus estudios está lleno de relatos sectarios torpemente elaborados. ¿Creen ustedes que a un pueblo bien informado se le puede movilizar a estas alturas con viejas historias y además mal contadas?
Por lo visto sí. ¿Y adónde vamos con esta gente que no ha salido de la edad media?
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