lunes, 13 de abril de 2020

SIN MIEDO A LA VERDAD (57)

     Estamos asistiendo en España a un cambio (una revolución y no exagero) encubierto con la coronavirus que atrae -como un imán- la atención de las masas que lo padecen.
      En España, hasta los más avanzados revolucionarios -sin darse cuenta- al disfrazar a la democracia social como si fuera un muñeco, están dando paso a la dictocracia de izquierdas que, si bien se mira, sigue la ruta impuesta en la América latina, donde se ataca de lleno -aunque otra cosa se diga- a las clases medias.
      Y digo esto que cuento porque si uno se detiene a examinar el cotarro que nos rodea (a los españoles) y  advierte que nunca, ni contra el franquismo, se pudo ver una respuesta tan poco convincente como la actual, incapaz de movilizar a una muchedumbre socialmente preparada para  entender una doctrina equilibrada, equiparable por justa y equitativa por muy posible.
      ¿Qué estoy diciendo?-
       Primero, que hay que innovar. La clase media española no puede constituir empresas mercantiles  -se lo han puesto muy difícil- para contratar jornaleros. Han de fundarse de nuevo sobre una idea poco explotada: comprar y vender objetivos. La política de contratar jornales no interesa. Hay que cambiar de método: olvidar el pago de horas trabajadas bajo la dirección del contratante, y sustituirlas por bienes o servicios encargados a empresas especializada en el tema.
       Segundo: Esa misma "clase emprendedora"  debidamente titulada -por dominar con su capacitación la teoría y la práctica- ha de constituir empresas creadas y funcionando por decisión de sus titulados y operarios (parecidas a las cooperativas) que no venden horas trabajadas, sino bienes o servicios terminados.
       Siempre quedarán residuos de la vieja escuela. Es cierto. Pero la escuela -que siempre es necesaria- tiene ahí su razón de ser. Los españoles del montón están poco o nada preparados para operar en equipo.
       Adviertan ésto: el cambio no está en manos de los políticos de nuestros días. Esa es la cuestión. Primero la escuela, luego el resultado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario