EQUIDAD Y JUSTICIA.- Al fin y al cabo, alguien tiene que decir la verdad: Nuestro Presidente, don Pedro Sánchez, el fuerte y sus asistentes españoles, han dialogado con los débiles -con todos los respetos- catalanes secesionistas.
La reunión de Barcelona en son de paz negociable con participación de ambas "potencias",
recuerda la "paz" lograda por Chamberlain (1938), con pequeñas concesiones a Hitler que terminaron -previa invasión de Polonia por los alemanes- en una guerra que se trató de eludir a base de diálogos.
De potencia a potencia, Cataluña ha negociado, en pie de igualdad, el primer paso de su independencia. Todo paz, sin soltar un tiro.
Ahora llegará la segunda parte del proceso: en el mejor de los casos es la hora de las concesiones y -muy posiblemente- la oportunidad de levantar el vuelo que reclamarán las demás demarcaciones autonómicas si la Cataluña independentista -ahora la fuerte- se sale con la suya.
Uno, yo, con el sentido común despierto, se pregunta prosaicamente: ¿a quién beneficia esta "catalonada"? A muy pocos que están ya apuntados en la lista de espera.
¿Y los demás españoles? Seguiremos jugando, pero en tercera división. O como emigrantes españoles en tierras catalanas.
¿Y qué solución nos queda?
Políticos que unan con sabiduría, equidad y justicia. Pero... no hacen caso.
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