CARGOS POLÍTICOS Y FUNCIONARIOS.- Tenemos por habitual aquí en España, desde tiempo inveterado, la manía de resolver los problemas del común a fuerza de aumentar las nóminas con cargos políticos y funcionarios oficiales.
Mi teoría -basada en la práctica y en el sentido común- pone de manifiesto que los llamados a gobernar democráticamente, primero los nombran -casi todos a dedo o bien recomendados cuando opositan- y luego hacen cuentas a sabiendas de que aquí, en España, todo, vale para quedar bien con amiguetes y compañeros y ¡el que venga por detrás allá de las arregle!
Una política racional aconseja que, para cumplir bien una tarea, cuantos menos mejor, si los elegidos se distinguen por su preparación y talento. En este punto coincide esta apreciación personal con los más experimentados libros de texto. La banca financiera lo ha puesto en práctica cerrando sucursales y aplicando, para sustituir al personal jubilado, la eficacia de los avances electrónicos.
Los políticos tienen que ponerse a que pensar que en España. la falta de productividad (capacidad de producción por unidad de trabajo) está divulgada hasta la exageración en el mundillo laboral, con respecto a los países más adelantados. La responsabilidad de lo que ocurre -salvo excepciones- empieza la escuela y no acaba. Por eso padecemos un retraso que está a la vista. Por eso no podemos competir Por eso hay salarios de hambre.
Un gobierno que quiere arreglar los problemas con mayor presión tributaria `por encima de unos límites, está perdido. Y no aprenden.
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