Los fenómenos socio-políticos a la española, -sucesos extraordinarios y peligrosos provocados por la interacción de una masa creciente de políticos- están decepcionando a las masas electoras; lo han manifestado con claridad en las convocatorias destinadas a protestar por la congelación de las pensiones:
Estas protestas se han manifestado con serenidad y con firmeza: "No queremos partidos políticos mediadores; queremos que nos atienda el Gobierno directamente".
Lo malo del caso es que el Gobierno -tanto el actual como otro cualquiera que le suceda- tendrá que echar cuentas para llegar a una conclusión: no hay dinero. ¿Por qué? Algo tradicional en nuestra España folklórica y playera: se lo llevan los de siempre para inversiones superfluas cuando no ilegales. Los azares de una democracia benéfica, han ido a parar al "Patio de Monipodio".
Ni el país ni el paisanaje van a resistir esta situación que podría ir a la empinada, porque ya no cuela aquello de la España grande y libre, pero tampoco nadie levanta la bandera de la paz para luego sostener y aguantar a políticos que se pasan de listos y no practican el juego limpio; la "vaquiña" no da más leche y hay que repartirla equitativamente.
Al final, una multitud de españoles, tiene grabada la idea de que los políticos se callan o mienten, por ser ellos los que sacan más provecho de esta ruina. No lo creo del todo, pero los limpios -si existen- no actúan, con arreglo a su conciencia, por miedo a no figurar en las listas electorales o en las de puestos gratificantes. ¡Vaya democracia la que nos hemos dado!
Y por mucho que se empeñen, no cambiará la cosa si no cambiamos el sistema electoral.
Pero tampoco se advierte que partido alguno trabaje para ofrecer ese cambio posible y útil para limpiar el sector público de tanta morralla que pagamos entre todos.
Con más daño, claro está, para los más necesitados.
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