No entiendo de política; o no entiendo a los políticos. Por lo menos me hacen dudar y hasta me desconciertan.
Veo a los del PSOE convencidos de que siguen, según dicen, el camino más acertado para elegir a su mandamás (¿cómo llamarlo, líder, caudillo, jefe...?), y tengo la impresión de que se equivocan. Pedir a sus seguidores una elección multitudinaria
para seleccionar a un goleador, es confundir a éste con un jarrón chino o cosa parecida. Al goleador se le elige por su historial, su "currículum" (preferible con estudios superiores) y por expertos. En política eso nunca pasa, (por lo menos entre españoles) y así nos va.
Veo a los del PP acongojadillos porque les pilla el toro de las elecciones y en vez de hacer un ejercicio de humildad ("nos equivocamos, no volverá a suceder") y proponer una reforma fiscal imaginativa, seria y de alto contenido político capaz de asombrar a Europa, nos endilgan unos retoques fiscales afiligranados, - que ni osa explicarlos el primer espada en toda su extensión - para, al fin, darnos cuenta de que todo ha sido el parto de los montes. Yo les diré: la prostitución se erradica o se controla por la vía impositiva. Al botellón, la droga y otras practicas nada saludables, lo mismo. Sobra hipocresía y falta valor.
A los espectadores como yo, de vuelta de todo, (y se cuentan por millones) hay que sacarlos de la vía de la fe, -o sea de creer a los políticos por las buenas: "tendremos menos desempleados de los que heredamos"-, y llevarlos a la vía de los hechos, o sea a reformas de fondo y con un par; reformas que se vean y se palpen.
Lo demás es literatura. Y ni los secesionistas, ni los populistas, está jugando a la gallinita ciega.
A los dos partidos citados -dos auténticos problemas como sigan así - les van a dar más que a una estera, que decían los viejos de mi pueblo.
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