Tomo el título prestado del gran tribuno del siglo XIX, luchador pro causas justas, el aragonés Don Joaquín Costa y Martínez. Ahora como nunca vienen a cuento sus deseos de redimir a un pueblo que, a lo largo de su historia, sufrió más de la cuenta inmerecidamente.
No pueden -o no deben- nuestros políticos actuales manosear las promesas de libertad e igualdad ciudadanas, mientras una gran parte del pueblo pasa hambre y otra inmensa mayoría de españoles sigue encuadrada en el pelotón de los torpes -según se deduce de los informes PISA- dentro de los países de OCDE.
La libertad y la igualdad siempre estarán más cerca del dotado con amplios saberes. que de aquellos sumidos en una ignorancia supina. Y sin embargo, a nuestros demócratas se les llena la boca de satisfacción celebrando el triunfo de ambas aspiraciones, cuando una gran parte del pueblo sufre y a otra no le llega para comer caliente, casi siempre porque les falta una adecuada y útil dotación de conocimientos atemperados a la demanda de nuestros tiempos.
Se me dirá que hay médicos, ingenieros, abogados, etc. en paro, y no es precisamente gente sin conocimientos, Cierto. Pero, acaso por culpa de políticos doctrinarios, siguieron una trayectoria equivocada.. Por citar un caso, a los niños españoles se les enseñan lenguas regionales como si por ahí les llegara la solución del mañana, cuando cultivando el inglés y el alemán y dominando ambos idiomas a la perfección, las probabilidades de alcanzar un futuro laboral decoroso lo tendrían al alcance de su mano.
La política, para resolver problemas, debe ir por delante de la intendencia, y en España y sus comunidades autónomas sus políticos no han aprendido esta lección.
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