Los directivos del PSOE que marcaron la trayectoria a seguir por su líder -un novicio en esas tareas- para ganar las elecciones, fueron llevando su Partido a un callejón sin salida. Despuès de proclamarse constitucionalistas en una asamblea de sus mandamases, no obraron en consecuencia con su proclama. Pactaron (o dejaron que en su nombre pactaran otros) con PODEMOS -declarado anticonstitucionalista- repartos de gobierno en distintas entidades municipales y autonómicas a sabiendas de que estaban metiendo la zorra astuta y fría "podemita" en su preciado gallinero.
Lo malo de esas alianzas espurias es que el líder máximo del PSOE Sr.Sánchez, estimó que por ahì estaba llegando al triunfo sobre su enemigo declarado: el PP. Y en vez de pararse a pensar en el fin que le esperaba, se permitió ciertos lujos dialécticos que en política sólo conducen a un penoso final. El Sr. Sánchez nunca se arrepentirá a tiempo por haber calificado de indecente al Sr. Rajoy en un debate político. (La política excluye esas licencias).
En el área "podemita" también se registró un feo encuentro, entre el el jerife de PODEMOS y el de los comunistas de IU, en un primer intento de alianza. Al conocer los resultados electorales del 15-D, el Sr. Iglesias se bajó del burro: donde dijo no, ahora dice sí, y ya está viendo crecer la cosecha del éxito.
Yo no soy quién -¡Dios me libre!- pero si el PSOE no quiere romperse la crisma haría bien en revisar su constitucionalismo y decidir dónde están sus aliados por ley natural.
Basta con mirar a la Europa del futuro y no a las repúblicas bolivarianas sin porvenir.
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