Con cuarenta y seis millones de habitantes una España próspera y unida es pieza de valor para los mercados de la Unión Europea. Una España en recesión -al ejemplo de Grecia- causaría muchos problemas.
Sin entrar en juicios de valor, la derecha española civilizada -es doloroso reconocerlo- ha entendido en última instancia que resolviendo ciertos problemas macro econòmicos, siguiendo la estela de otros países europeos en vanguardia, bastaba para mantenerse en el poder con una mayoría holgada. Y no se ha cumplido el pronóstico.
Ha resultado que la derecha española ha ido perdiendo votos y si no ha sido mayor el derrumbamiento por causa de la corrupción, es debido a que la izquierda de nuevo cuño no inspira confianza a numerosas familias que alcanzaron ciertos niveles de bienestar. Esa falta de confianza deriva en temor al cambio y esto hace que el voto al PP se mantenga, pese a que las críticas mediáticas -no sin razón- hayan puesto en candelero la penuria moral de muchos polìticos. Por cierto un mal muy generalizado en casi todos los partidos que han venido funcionando al viejo estilo, aunque algunos de ellos buscan que el PP haga de chivo expiatorio.
En fin: La Unión Europea da mucho juego y su equipo es poderoso. Se toma su tiempo y, si dialogando los políticos no avanzan por la línea que ya está marcada, tendremos probablemente nuevas elecciones con nuevos protagonistas dispuestos a ganar democráticamente la partida, sin salirse de la vía europea. La oposición es del todo legítima y tiene a su disposición todos los recursos que le brinda un sistema democrático de alto nivel; pero lo tiene difícil -si gana- imponer sus criterios frente a la UE.
Se deduce que no caben ciertos cálculos sin atender y entender esta realidad europea. No cabe que un líder le diga con desprecio a otro de distinto signo "con usted nada tengo que hablar", para que luego -cuando a él le conviene- cambie de opinión y llame a la, puerta del, adversario su cínicamente para pedirle árnica.
En fin, no es hora de hacer pronòsticos pero, muy probablemente, si llega a superar la prueba de la investidura el Sr. Sánchez por libre, los primeros en padecerla van a ser muchos de sus votantes de clase media y otros tantos o màs de nivel bajo. Europa permite toda suerte de ensayos y figuras democráticas siempre que la gracia no le salga gratuita al autor del ensayo.
Solo hay que tener en cuenta que los errores de los gobiernos la pagan los ciudadanos a costa de su bienestar. Se salvan los que huyen de la quema.
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