Es bien sencillo: ¿Cuáles son los problemas que un político llamado Tomás Gómez provoca en perjuicio del partido, según otro político de la misma cuerda llamado Pedro Sánchez?.
¡Lo mismo da! Lo importante es silenciar al Sr. Gómez y muerto el can se acabó la rabia. (Muerto políticamente, se entiende, no la líemos). Y en ese episodio se mueve la cosa.
En el fondo, tenía razón el político italiano. Al fin y al cabo, es algo que se parece a lo que ocurre con el nuevo partido surgido en España con el esperanzador nombre de "Podemos"; por ahora solo se ha dedicado a buscar votos pregonando los problemas que acogotan a los españoles, pero no nos dicen sus líderes cómo y en qué plazos van a solucionarlos. ¿Y en qué piensan sus rivales? En acallarlos, sobre todo, porque la solución no existe o está muy lejana, ya que para dar con ella habría que empezar por llevar a muchos adultos a la escuela. Y esto, sólo de pensarlo, da risa.
Como dan risa otros acontecimientos. Por ejemplo los besos que le dio al caído, Sr. Gómez, su lacrimoso compañero Sr. Carmona, después de exclamar con acento melodramático: "Pongo en el fuego, no una, sino mis dos manos, por tú honra!"
¡Cosas verdes amigo Sancho que harán fablar a las piedras!
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