martes, 30 de septiembre de 2014

LOS HOMBRES Y EL SISTEMA

   Imaginemos dos centros de enseñanza, en un mismo país, funcionando bajo las mismas leyes. Uno de ellos con buenos profesor, con un alumnado convencido de que ha de trabajar y ser responsable y una sociedad en su entorno que comparte los mismos valores.  El otro colegio atiende a una muchachada   indisciplinada que se siente encerrada en una cárcel con pupitres, con profesores desmotivados que y que, para más incordio, viven en un entorno social de rebeldía manifiesta.
   Los resultados se pueden deducir sin gran esfuerzo por parte del lector.
   A la vista de algo parecido, suele salir a relucir la buena voluntad de prudentes y satisfechos varones (o damas) que sentencian: hay que reformar la legislación.
   Sí; puede que sí. La reforma puede ser necesaria, pero para cortar por lo sano. O sea para corregir los malos hábitos de quienes obran por ignorancia o mala voluntad contra lo que es bueno para la mayoría.
   En España hay que reformar las leyes, también la Constitución, pero no tanto para otorgar confianzas y competencias, como para corregir defectos sociales. Es decir, una legislación  que haga inviable que nuestro país sea una cueva de ladrones, un patio de Monipodio, una casa de lenocinio...
   Usted pide -dirán algunos- que vuelva el Dictador.
   No mi amigo, no se confunda. Estando de paso en una ciudad europea de un país democrático por excelencia, se montó en plena calle una escena lamentable que prefiero no describir. En cinco minutos apareció   una furgoneta con varios números de su policía local y sin decir palabra  detuvieron  a los protagonistas del desafuero cívico y en cinco minutos hicieron mutis por el foro con los infractores dentro del vehículo. Todos nos sentimos aliviados. Hubo aplausos.
    Algo así deberían recoger las leyes a reformar, para limpiar España de gandules,  pícaros, desleales,  indocumentados y dados al birlibirloque en las esferas oficiales.
Más que cambiar de leyes, estamos necesitados de que cambien los hombres (y las mujeres). No todos, pero si una buena parte. Con otro género humano España sería bien distinta, incluida la adelantada Cataluña.

lunes, 29 de septiembre de 2014

AHÍ TE QUIERO VER, ESCOPETA

     Los secesionistas catalanes nunca se conformaron con manifestar su deseo de constituirse en nación independiente con su correspondiente Estado.
     A sus deseos expuestos en público  con cierta  diplomacia y promesas pacíficas,  estos secesionistas han correspondido con una actividad claramente orientada a un fin: ponerse a funcionar, desde que se les otorgó la autonomía, como una nación  emergente para lo cual fueron creando, hasta donde pudieron, los departamentos y servicios propios de un  Estado soberano.
     Hasta donde pudieron, -porque, claro está,  no era fácil crear un ejército para  los tales secesionistas en  el poder en  Cataluña; pero si le dieron al manubrio creativo, y ahí tenemos, por ejemplo, un servicio exterior a modo de embajadas, o un departamento de educación que va por libre, o una legislación mercantil que prohíbe anunciarse en castellano;  y pudieron  ejercer otras actividades, que son muchas,  con singularidad manifiesta, tal que un Estado, sin dar cuenta de cómo funcionaban.
     En  Cataluña son muchos los que creen que  España es un país que los tiene colonizados por la única razón de la fuerza, y el suyo, Cataluña, otro muy distinto  con derecho a ser soberano.
     Esta teoría ha sido largamente razonada durante años,  sin que, en honor a la verdad, desde el resto de España se diera la respuesta dialéctica correspondiente.  ¿Responsables? Todos los  Gobiernos de España que se han ido sucediendo desde que se aprobó la Constitución vigente.
   Hasta que por fin -retóricas aparte- los secesionistas han decidido unilateralmente la celebración de un referéndum y se han puesto sin reservas al servicio de la causa independentista.
   Con lo cual el  Gobierno de España si no se moja, si no baja a la puñetera calle a defender la ley, tendrá que cargar con la paja meada, obsequio de los  independentistas catalanes. Les ha llegado la hora de la verdad
   ¡Ahí te quiero ver, escopeta!



  

domingo, 28 de septiembre de 2014

LOS BAÑOS DE MASAS

  
        Desde una sincera humildad, soy consciente de que, desde un punto de visto emotivo, sentimental y ultra patriótico,  me voy enfrentar a millones de seres humanos dispuestos a desnudar su alma en grupo, entregados a la -para ellos-  meritoria labor de dar constancia pública de su fe que:
        Les induce a creer todo lo que favorece sus afanes emotivos-políticos, aunque ese todo  falte a la verdad.
        Les conduce, además, a soñar con la independencia de un territorio bajo el señuelo de que está en juego su libertad personal dentro de un futuro próspero y lleno de venturas.
       Y  les reduce a  ver, en todo aquél que no comulga con su doctrina, gentes de inferior condición.
        Pero lo que de verdad les hace pensar que ellos y sólo ellos están en lo cierto, es el baño de masas. La presencia de cientos de miles o millones de personas en un escenario  elegido por su simbolismo, con superabundancia de pancartas,  banderas, camisetas , etc.  reiterando un solo mensaje,  es para ellos la mejor demostración de que por mayoría están en posesión de la verdad. Stalin, Hitler, Mussolini, Franco y otros dictadores se dieron cumplidos baños de masas y luego la historia los ha colocado en su sitio.
       Los derechos humanos, son individuales y han de disfrutarlos, persona a persona todos, de forma justa y razonable. Cuando los perjudicados se cuentan por millones, algo falla en el sistema que nos hemos dado. No confundamos a las multitudes que protestan o rezan, con los triunfalistas baños de masas totalmente entregados a supuestos derechos colectivos,  en  perjuicio de los derechos  humanos personales.
       Nunca como ahora se han desvirtuado los términos. Sobre todo en nuestra dolorida España, y en Cataluña especialmente.

sábado, 27 de septiembre de 2014

SOLOS NO SABEMOS.


          Uno de los argumentos que más mella ha hecho entre muchos catalanes, quedó resumido en una frase corta pero de eficacia instantánea: España nos roba.
          Para quienes somos españoles del montón no queda otro recurso que el de  instar al que acusa para que presente las pruebas en demostración de su denuncia.
          Oriol Junqueras se ha tomado la molestia de concretar (El Confidencial del 26/09/2014)  el trato que se ha dado por los  Gobiernos de España a Cataluña. Para el político catalán la solución  no es otra que la de lograr que Cataluña sea un Estado independiente.
          Supongamos que fuera verdad lo dicho por Oriol Junqueras. Estaríamos ante una situación injusta que ha causado perjuicios a  los residentes en Cataluña. En buena lógica bastaría con restablecer la justicia y  pechar con las indemnizaciones correspondientes al mal causado, para acabar con este conflicto..
          Pero seamos sinceros: no es justicia  lo que quieren los secesionistas catalanes. Quieren la independencia para Cataluña por otras razones, entre las cuales cuentan de manera especial, no los intereses del pueblo, sino los de  algunos  dirigentes aficionados a  llevárselo crudo. La conducta de los políticos hegemónicos de la actual autonomía catalana, no hace sino confirmar esta aseveración
        Al sostener esta criterio, nada más lejos de mi deseo que alguien piense que mi  argumentación es una defensa de los políticos  hegemónicos de España. No. Entre ellos los hay también  responsables de este renglón torcido.
        Por eso creo -pese a todos los pesares- que la solución de  esta crisis territorial nos desborda.  No es España la que ha de federar autonomías como algunos pretenden. Es Europa la que debe federar Estados y poner orden en esta barahúnda política territorial europea.
         Solos no sabemos.

viernes, 26 de septiembre de 2014

¿FALLA EL SISTEMA O LOS HOMBRES?

     En un país  como el nuestro,  España, (incluida la Cataluña nacionalista),
donde está regulado por ley hasta el tamaño de la pica con la que herir a los toros cuando se los toma como espectáculo, decir que fallan las normas legales  es tanto como suponer que  sobran, porque quienes han de dar ejemplo se las pasan por el forro. Tendríamos que cambiar los hombres.
    Pero no es así: se quieren nuevas leyes.Ahora,  por pedir que no quede,  están trabajándose  una nueva ley de leyes, nada menos que  para federar a España. El líder de la oposición, Don Pedro Sánchez está en ello con la fe del carbonero, sin pararse a mirar que mucho han de cambiar los españoles (incluidos los catalanes soberanistas) si queremos que España funcione como Suecia. Es que allí, desde siglos ha, los que no se salen del carril son  los hombres cumpliendo con las leyes como  Dios manda, aunque la mayoría sean ateos.
     La vergüenza de España es doble: primero, porque una gran parte de los que deberían dar ejemplo, nuestros gobernantes, son los primeros en ciscarse en todo el cuerpo legal del sistema y lo hacen con recochineo para más inri; segundo,  porque del resto de Europa nos mandan como turistas   la mierda con rostro humano que allí les sobra (los turistas dignos y educados vienen  solos) para que en  España, donde está bien visto ciscarse en la ley,  se tiren a la calle desde cualquier   balcón o se echen a follar en plena  vía pública, que son  otras formas de pasarse el sistema legal  por la entrepierna.
     Mi abuela, que vivió de joven el proceso final de la revolución de 1868,  cuando yo era niño me llamaba "federal" cada vez que yo meaba fuera del tiesto. Pues bien: lo que aquí  sobran son "federales".  

jueves, 25 de septiembre de 2014

LAS GENTES SE ECHARON AL MONTE


    Nací en un pueblecillo del oeste  alavés, en Valdegovía. Es un valle que,  al llegar la morisma hace mil  y pico años, se quedó  descolgado en una zona fronteriza: muy lejos de la corte astur fundada por Don Pelayo y muy cerca de la depresión del Ebro, que facilitaba el paso  de los invasores islámicos. Los valdegoveños y sus familias -labriegos y pastores- cargando con sus pertrechos y arreando al ganado, se echaron al monte para salvarse de la quema. Y no al monte próximo, sino más hacia el norte; se fueron a tierras cántabras cuya invasión, por costosa y difícil, no resultaba atractiva para la morería.
   Todo este episodio, este éxodo, nos lo enseñaban en la escuela muy de pasada, sumido en una historia general heroica y triunfante, con Santiago mata moros y su caballo blanco por medio incluidos; heroica historia que dejaba en los niños más sensibles ( los brutos se salvaban del  contagio) una simiente emotiva  y patriótica peligrosa,  por inducirlos  -cuando se registran  crisis políticas- a la búsqueda de soluciones pasionales que permitieron  a muchos robaperas alzarse con  el santo y la limosna en provecho propio, como actualmente sucede.
    Me curé de esta dolencia sensiblera después de mil lecturas y entonces valoré que los importantes no eran  el Cid ni Almanzor,  sino los moradores que sufrieron por las arremetidas de los  unos contra los otros,  es decir los  más débiles.Los mandamases  no, porque así como son  capaces de contarnos la historia para hacernos héroes,  son los primeros  en tener prevista y protegida  su retirada si la cosa viene mal dada.
    Si así no fuera, millones de seres capaces de salir en multitud a defender  triunfantes arrebatos, estarían midiendo los  beneficios o perjuicios que pueden dimanar de  que los humanos  -en sus  diversas inclinaciones- intenten resolver sus diferencias por las vías emotivas.
     Como ejemplo cercano, ahí está la guerra civil del treinta y seis. Cómo empezó y cómo terminamos.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

DERECHOS SIN DEBERES, POR UEBOS

     No entro ni salgo en la entraña del debate, soy muy mayor y algo cobarde, lo confieso, pero el olfato me dice que si se generaliza el derecho a la libertad de ser o  no ser madre, tampoco se puede negar -así por la buenas- el derecho a la libertad de ser o no ser nieto de alguien como yo;  por tanto,  en son de aviso, advierto que ya tocan aquello de "prepárate abuelito que esta vez vienen  por ti".
     Y no es broma, porque, según  me dicen,  por esos mundos de Dios ya se ha levantado la veda y van a la caza y captura de  los viejecitos  con  el pretexto de proporcionarles un final digno e incluso otorgarles el derecho al suicidio; están llamando  a mi  puerta los mensajeros de la muerte, que eso y no más es lo que se esconde bajo palabras tan hermosas como dignidad y derecho.
     Este mundo tiene que estar muy jodido - pienso en castellano arrabalero con la lucidez de un viejo escarmentado - cuando todo cristo habla y promete derechos y ni p'a dios marca deberes.
     Y no es broma, porque oigo que del  derecho al suicidio,  dicen  lleva ya hecha alguna promesa  el nuevo secretario general del PSOE, en su afán de innovar y distinguirse como miembro activo de una generación moderna y de vanguardia.
     Aquí cuando no hay guerra que legitime las muertes  al amanecer junto al paredón nos arrimamos a la ciencia o no conciencia, para cargarnos al personal, bien antes de nacer  o cuando a uno se le cae la baba. O sea cuando más indefenso se encuentra.
     NOTA P.S. - La palabra "uebos", está admitida en el diccionario de la RAE, con el significado de necesidad.
  

martes, 23 de septiembre de 2014

LA POLITICA Y EL EMPLEO

    Economistas y sociólogos, políticos y teorizantes, docentes y periodistas, padres e hijos, abuelos y nietos y miles de compatriotas, se acuestan y madrugan con  el mismo sueño en forma de pregunta: ¿Cuándo se creará empleo en España capaz de absorber las tres cuartas partes -por lo menos- de las listas de parados?
    Es una pregunta razonable - no emotiva - que si tuviera solución rápida ayudaría a resolver otros problemas.
    ¿Cómo crear empleo? Los partidarios del ordeno y mando,  por mas que lo nieguen, trasladan a los Estados e instituciones  paralelas su obligación de crear empleo. Para salir del paro, cuando la inversión privada se esfuma, es el Estado -dicen- quien ha de actuar de patrón. No puede una nación mantenerse - insisten - con un porcentaje tan elevado de población activa en el paro, como sucede en España,  sin que el Estado  tome parte directa en la solución del problema.
    Para eso hace falta dinero y ¿de dónde puede sacarse? Porque si se aprieta la tuerca fiscal sobre los pocos empresarios y trabajadores en activo, se corre el peligro de que cierren más empresas. Es decir, puede -casi seguro-  que aumente el paro.
    De otra parte, el  Estado si no saca el dinero del sufrido contribuyente, ha de pedirlo prestado. O, las dos cosas, como ya sucede en España.  En suma nos empobrece. Pero todo tiene un límite: la insolvencia. Cuando un Estado pasa a ser insolvente, los ciudadanos lo pagan hundidos en la miseria. Recordemos el corralito argentino.
    ¿Y cómo salir del apuro?
     Los años -más que la ciencia- me dicen que hemos de aprender a sacar chispas de lo que tenemos y para esto se necesitan menos políticos y más personas dispuestas,  no poner la mano, sino a emprender, a trabajar y sacar buenos rendimientos a lo poco que tenemos.
     ¿Miedo a los políticos de poco fuste, incluso a los nuevos? Sí; incluso a los nuevos: "Nosotros  tenemos la solución", anuncian. "Vamos a cambiar todo,  echando fuera de la vida política a la casta".
    Y proyectan: "Repartiremos con  justicia lo poco que tenemos" . "El dinero para crear trabajo, saldrá de los ricos que  lo defraudan, de los que cobran salarios de fábula y de los que llevan sus ahorros a los paraísos fiscales".
     Suena bien, pero en el fondo de lo que se trata es de una operación de relevo. No tengan miedo. Ya ha pasado en otros países y no han resuelto nada.
     En suma, un país, para que de verdad funcione, necesita que el  sector público -donde se cobija la picaresca de nuestro tiempo- sea pequeño y  eficiente,  que  no consuma grandes sumas de dinero  y energías, cosa que hoy no sucede. Un sector público que no ponga excesivas trabas a la iniciativa privada, que es la que de verdad crea puestos de trabajo productivos.
     Se trata de mantener un equilibrio imprescindible entre lo público y lo privado, teoría que no acaban de entender los políticos, porque no les conviene ¿dónde meter a tanta gente  amiga que vive de la política?
    Hay cosas que tienen difícil arreglo cuando a los perros se los quiere atar con longaniza.
..

lunes, 22 de septiembre de 2014

EL FEDERALISMO SIN SENTIDO

     El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, más pesado que el plomo, no cesa en su pertinacia: "Tenemos que superar el descontento de los nacionalistas catalanes y vascos pactando una nueva estructuración autonómica que tenga  un carácter federativo; para ello hay que reformar la Constitución, pero  el inmovilismo del PP impide que avancemos por esta tercera vía".
     La sola  formulación de este plan no deja de ser  un dislate, o sea un  disparate. ¿Por qué? Porque una  "federación" se alcanza cuando los territorios miembros que se federan,  renuncian a una parte de sus competencias soberanas en favor de un poder central resultante, más fuerte y poderoso que cada uno de los federados. ¿A qué competencias renunciarían los nacionalistas catalanes o vascos?
    Además, para que haya  equidad, a  cada uno de los miembros federados se le reconocen  los mismos derechos y deberes, cosa que hoy no sucede en beneficio de Cataluña y Vasconia.
    A este concepto federativo, el socialista Maragall, le añadía un adjetivo y buscaba la entente  con una fórmula novedosa: el federalismo asimétrico, que es algo así como asar la manteca.
    El federalismo normal no lo quieren los nacionalistas, porque ellos se sienten soberanos,  y ¿para qué andar con términos medios, con  federalismos asimétricos y garambainas que además serían  rechazadas  por las CC.AA. perjudicadas? La solución - para, los nacionalismos - está en la independencia que  otorga soberanía a un territorio y al pueblo que lo habita. Con esa soberanía -dicen los independentistas-haremos luego lo que más nos convenga.
   Si los tales secesionistas  aceptaran una solución federal, no se engañen, sería un paso adelante, pero nada más. Sería volver a usar la  táctica ya empleada al asumir la autonomía: lo hicieron sin renunciar al presunto derecho a la soberanía de sus respectivos pueblos,  por aquello de que  todo es bueno para el convento...
   Por eso, el PP, está diciendo, "esta es la ley y sobre ella podemos dialogar,  pero sin quebrantarla. Y,  claro está -siguen diciendo-  no nos oponemos a modificar la Constitución, pero  el derecho a decidir es de todos los españoles".
   Pura lógica.  La Constitución fue  aprobada por catalanes y vascos, por gran mayoría, a finales de 1978. La Constitución viene siendo ratificada por  todos los  electores y elegidos que se van sucediendo a lo largo del tiempo,  sabiendo que, al votar  o ser votados bajo las pautas en ella recogidas,  implícitamente legitiman ese texto legal.
   Para ir contra la Constitución  de forma seria,  ejemplar y consecuente, lo prudente sería no acatarla   en el  plano político, tal y como hacían los nacionalistas durante el franquismo  respecto a las leyes electorales emanadas de la Dictadura. Esto supondría  no presentarse a elección  alguna convocada al amparo constitucional.
   No se puede negar que  los nacionalistas son temerarios, cuando asumen lo que les conviene de las leyes vigentes en España, y las arrinconan cuando no interesan o van contra sus ideales o intereses. Tampoco se puede negar que   los constitucionalistas consienten este estado de cosas y actúan como los  tontos útiles que decían los clásicos.
   ¡Y así nos va!

domingo, 21 de septiembre de 2014

ESTA CASTA DE POLITICOS.

     Tuvo que aparecer en los escenarios de la frivolidad política  (la política es cosa seria que los propios políticos frivolizan), un señor pacienzudo de hablar reposado,  dialéctica fácil y  con coleta, para no dejar  títere en pie con cabeza:  prueba de ello es que al PSOE se lo están ventilando.
     No lo tomen por donde no quiero: ventilar es orear a marchas forzadas y la verdad es que la doctrina social de esto que llaman democracia española está necesitada de aire puro. Entre corruptos, inútiles a sueldo público y  otros especímenes capaces de inventar el motor de agua mientras echan la siesta, el área reservada a  los políticos huele que te mata a eso que los niños llaman mierda.
     Ellos verán, pero la casta ha de resignarse e ir perdiendo privilegios. Es, al menos, lo que sucede en los países más evolucionados. Pero no olvidemos que la casta existe por una sencilla razón: porque antes existían los castizos.
     ¿Y quién es un castizo?
      Derivado de la nueva acepción de "casta", un castizo es aquel  que sin mojarse (o sea sin pringarse  con untos maléficos) se  levanta todos los días  con el propósito de servirse  de la casta para sacar rendimientos de la incontrolada situación en que reposan  los dineros públicos.
     En un país como  España --donde se da más importancia a toda clase de fiestas (incluida la persecución de toros y otros animales) hasta el punto de estar subvencionadas  por el erario público, que a tareas serias y de más fuste--, el número de castizos puestos en fila para la sopa boba es inconmensurable. Así que acabar  con ellos es todo un sueño. Y el de la coleta un  ingenuo, si no algo peor. Lo huelen de lejos: si el PSOE baja, se quedará con los buenos. Los castizos se irán -ya lo están haciendo-con el que suponen va de  ganador. 
     ¡Ya se verá!   

sábado, 20 de septiembre de 2014

EL PROBLEMA ES DE EUROPA

    
    Hay problemas imposibles de resolver dentro de un ámbito limitado. Concretamente el de la emigración de gentes desvalidas desde un país pobre a otros mejor dotados. Es el caso de la Unión Europea: España, Italia, tal vez Grecia, se convierten en plataformas de recepción migratoria y el problema sigue ahí, sin solución eficaz que lo evite. En principio porque no hay voluntad para reconocer que estos emigrantes no vienen a España, Italia o Grecia, sino a Europa y, por tanto, el problema es europeo; y es  de tal volumen, que si la Unión Europea no lo trata en origen, difícilmente lo veremos resuelto.
    Pero quería referirme al problema de los nacionalismos secesionistas  - algunos latentes, otros vivos - que se detectan dentro de la Unión Europea. Ha tenido que aparecer con toda su gravedad el caso de Escocia para que las autoridades europeas tomen conciencia de por donde iría el invento si  - bajo el pretexto de que el voto es democracia (algo sin demostrar, con Franco también se votaba) - se generalizara y se tomaran decisiones basadas en sentimientos más o menos febriles  en pro de cada patria chica, con olvido del bien de una mayoría continental.
    Creo que el problema bien se merece un estudio planteado desde las instituciones europeas; un estudio referido a los problemas secesionistas creados en algunos países integrados en la Unión, con animo de encontrar una justa solución para todos ellos. .
      El estudio debería salir de esta especie de mapa sentimental en el que se debate el futuro de esos territorios, y llevarlo a un plano racional,  sin olvidarse de encajar  dentro de esa racionalidad ciertos anhelos o parte de los mismos planteados por  regiones muy concretas.
      De ese estudio tendrían que derivarse aplicaciones prácticas. Por ejemplo que la Unión Europea dejase de ser una Confederación muy lastrada, como lo es de hecho, para pasar a ser una Federación, con todas sus competencias  y  recursos financieros bien definidos para cada ámbito territorial.
      Dentro de esa concepción, las consultas populares  refrendarias,  de ser ineludibles, habrían de tener un sentido no  emotivo, sino racional y constructivo. Ahora no lo tienen. Y eso no es bueno para nadie.


viernes, 19 de septiembre de 2014

LA REINDUSTRIALIZACION DE ESPAÑA

    Acabo de escuchar con la mayor atención al Sr Sánchez, Secretario General del PSOE, las respuestas que ha dado en la COPE  al director del programa  Sr. Expósito.
Es una maravilla que hablara desde el que podríamos llamar templete del triunfo, como si fuera a gobernar pasado mañana lo más tarde.
    Por supuesto, nada que oponer a su política social: que todo el  mundo gane lo suficiente para comer con los suyos y darles un cobijo digno. Estoy seguro de que a estos propósitos los suscriben una mayoría abrumadora de españoles. Buen principio para la captación de votos.
    ¿Pero de donde saca, p'a tanto como destaca?
     Nos dice que lo va sacar de la reindustrialización de España.
     Verán: me tocó seguir  de cerca la rápida industrialización de mi pueblo, Vitoria, en la década de los cincuenta.
     Vitoria era (y es) una bonita ciudad anclada en una llanura, en la que coincidieron tres factores que ahora no se dan: Un Alcalde  -por cierto olvidado- que habilitó dos zonas industriales en las que ofrecía terrenos para asentar industrias a precios óptimos, una Diputación Foral con régimen fiscal concertado que redujo impuestos en favor  de las  nuevas empresas, y dos escuelas  de formación profesional que, desde los  años cuarenta, prepararon varias generaciones de  auténticos artesanos en el ramo siderúrgico. Los empresarios  vinieron como moscas a la miel.
     Las ganas de trabajar de todos se daban por descontadas, los salarios no eran excesivos,  la paz social estaba garantizada y las ventas también, porque la política autárquica del Gobierno tenía cerradas las fronteras a cualquier producto que se fabricara en España  por malo que fuera.
     Hoy, con todas esas circunstancias vueltas del revés, eso no puede ser. Tendrían los empresarios que fabricar virgos de artificio (alguna novedad vanguardista) para abrir mercados en todo el mundo y luego ya hablaríamos.
     Solo nos queda contar con la iniciativa del pequeño empresario, pero a ése lo tenemos olvidado y cuando no, lo   asamos a tributos y gabelas.
     ¡Otra vez será, Sr, Sánchez! Por ahora está muy verde el cañaveral para hacer virguerías.
    

jueves, 18 de septiembre de 2014

EL DIA DEL INCORDIO.

     Toda la mutación socio-económica que en nuestros días se ha producido y  está produciéndose en el planeta Tierra, ha sido bautizada con un nuevo nombre: globalización.
     Hoy se está votando en Escocia si los habitantes de este territorio se independizan o siguen formando parte del Reino Unido. El resultado de esta votación va a tener efectos en muchos países por algo que, en principio, les tiene sin cuidado. La globalización tiene estas consecuencias: hace que repercutan las decisiones de unos, en los lugares más apartados; así son las cosas,  para lo bueno,  para lo malo y hasta para inmunizarse ante una epidemia, tal que la del ébola.
      También por la globalización se explica que una parte de España esté padeciendo, de forma poco entendible para quien vive ajeno a este fenómeno,   las consecuencias del conflicto que  incumbe  a  ucranianos y a rusos. El hecho de pertenecer a un gran club, como es la Unión Europea,  permite a miles de  españoles mitigar los efectos negativos de este episodio.
      ¿Qué están haciendo los países con problemas socio-económicos para defenderse (y defender a sus pueblos) de estas contingencias globalizadoras? Unirse, porque el viejo dicho de que la unión hace la fuerza sigue funcionando hasta para hacer carreteras.
       Y los que se dividen ¿acaso van a quedar fuera estas asociaciones?
        De momento toda  división es un  incordio a estos efectos. En la UE, sí, se quedan fuera. Veremos las repercusiones que esto tiene.
     

miércoles, 17 de septiembre de 2014

SE PASAN AL ENEMIGO.

      La actitud de los llamados demócratas constitucionalistas, en 1978, al crear el Estado de las Autonomías, fue no tanto reflexiva como concesiva y tolerante. Y luego, en el ejercicio del poder, los Gobiernos que se sucedieron, fueron aún más blandos, hasta dejar que pasaran cosas que aún avergüenzan a quienes las padecieron. (Recuerdo los vergonzosos traslados a escondidas de muchas víctimas de ETA).
      Como todo lo  heredado de la dictadura era malo,  todo lo que se hiciera  bajo el  sello de la democracia sería  bueno por definición. Creyeron por tanto que, frente a la doctrina unitaria, la solución para lograr el sosiego de los nacionalistas estaba en otorgar autonomías generosas y en  ser buenos y amables con ellos hasta el final; tan buenos  como para dejarles interpretar sus Estatutos, sobre todo en Cataluña y Vasconia,  con suma liberalidad.
     Pues bien, pasado el tiempo y vividas toda suerte de experiencias, una mayoría de españoles estamos convencidos  de que a los movimientos nacionalistas les va la escalada. y la música. En medio de un jolgorio multitudinario, los soberanistas catalanes nos  anuncian que en un día señalado, a una hora determinada,  van a cantar el "adiós a España" . Claro está, lo hacen por amor a la democracia, y así termina por ser un episodio hermoso. Y  ahí te pudras solo, amigo español, ya que, como  vienen demostrando, eres distinto y tienes derecho a tu mundo, pero no al catalán,  a no ser que como buen converso estés de acuerdo con las doctrinas separatistas. Esto es democracia y no el cumplimiento de unas leyes que se aprobaron bajo la influencia franquista, aunque el titular estuviera muerto y desautorizado, por esos tiempos,  hasta por quienes le hacían la pelota.
     Y cuando los separatistas  amenazan con pasarse la ley por la sobaquera y desde el Gobierno advierten "la ley hay que  cumplirla", van,  se cabrean y responden  que eso no es democrático.
.     Puestos en este trance, todavía hay españoles que siguen creyendo que la mejor respuesta es el mimo (la zanahoria)  al soberanista, y  al español, por tonto, un buen palo en la entrepierna, para que aprenda a no fiarse ni de su padre.   
   Como muchos de estos escarmentados  ya prevén  la derrota del Gobierno y el triunfo de los secesionistas,  no es extraño que estén buscando protección bajo la estelada, su bandera. ¡Ha pasado siempre!

martes, 16 de septiembre de 2014

ESTOS SON TUS DERECHOS

     Los Estados democráticos tienen por norma acatar sin  reservas la Declaración de los Derechos Humanos aprobada por las Naciones Unidas. Todos estos derechos son personales, del  individuo, de cada uno de nosotros.
     Los Estados, Naciones o Pueblos, si se tienen por democráticos, han de quitarse la gorra, el sombrero  o la boina para rendirse ante esta Carta que proclama la grandeza personal (la de cada individuo, fuera el que fuere su sexo o condición) muy por encima de la grandiosidad nacional, tan  poco democrática por muy grande que sea la multitud que la proclame. Los fascismos sostienen; "ningún catalán será libre, si no es libre Cataluña". Los demócratas afirman: "Para que Cataluña sea libre, han de serlo primero cuantos viven en ella".
     No valen un pimiento todos esos actos de fe de los sumos sacerdotes de esta nueva religión nacionalista. El último artículo de esa Carta de los derechos humanos   nos previene y avisa: "Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender o desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos o libertades proclamadas en esta Declaración".
      Pues a pesar de todos, esos derechos individuales  no se respetan en toda su amplitud en territorios como Cataluña. Por ejemplo en la proclamada libertad de enseñanza. No está al alcance de cualquiera en Cataluña esa libertad por causa de unos gobernantes que no respetan la Declaración de los Derechos Humanos.
      Defiende estos que son tus derechos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

EL PARO SE ENQUISTA

     Enquistar un asunto es ni más ni menos que paralizar un proceso activo de lo que fuere. Y paralizar es detener, entorpecer  o impedir la acción  o el movimiento de algo.
     El paro en España  alcanzó unas cotas, desconocidas en los países de su entorno, porque  al estallar la burbuja del ladrillo y paralizarse la construcción, no supimos o no pudimos dar con empresas de repuesto capaces de absorber la oleada de parados que vomitaban las compuertas de este sector, abiertas de par en par por causa  de la crisis.
     Ahora, digan  lo que digan los políticos,  el ritmo de llamada al tajo es lento y exasperante; ni reduciendo escandalosamente el coste de la hora salarial se consigue reanimar la espera del parado, por más que sostengan algunos que hay datos optimistas que indican  lo contrario.
     No se sabe si son los sociólogos, los economistas,  los políticos o todos juntos los llamados a poner remedio a la cosa. Lo cierto es que si los particulares no arriesgan sus ahorros en crear empresas, la cosa va para largo.
     ¿Por qué no arriesgan? Porque tienen miedo a perderlo todo ya que, tal y y como estamos viendo, no hay seguridad jurídica que garantice una vida serena y ordenada necesaria para crear puestos de  trabajo que produzcan  beneficios legítimos a los emprendedores.
       Como dónde no hay cecina todo se vuelve mohína, ¡adivinen ustedes quien puede, en tales condiciones, atreverse a poner el cascabel a esta pantera disgregadora que anda suelta por la piel de toro!
       Va para largo.

domingo, 14 de septiembre de 2014

OFENSIVA SOBERANISTA EN TEJAS (USA)

     Sí;  en el Estado de Tejas (en castellano), Texas (en inglés), se presentó recientemente un escrito con mas de cien mil firmas, solicitando la independencia de los EE.UU.
     La contestación de las autoridades competentes fue inmediata: No puede ser; lo impide  Constitución de los EE.UU. Y se archivó el expediente sin más.
     ¿El  argumento en el que se apoyan los secesionistas.? Muy sencillo: EE.UU nos roba. Y a nosotros, veintiocho millones de tejanos, cerca de 700.000 kilómetros cuadrados de extensión, independizados de México en 1836, confederados con otros Estados del sur por voluntad propia,  vencidos  por la Federación de EE.UU e incorporados a la misma por la fuerza,  ahora se nos da un trato que no merecemos, se anula nuestra  personalidad y al final nos roban. Nos sobran méritos y tenemos la capacidad suficiente para constituir un  Estado independiente en beneficio de una mayoría de tejanos.
     En Tejas el idioma dominante es el inglés, pero el segundo, hablado por un 30% de la población, es el español. Pero no son los hispanoparlantes los promotores de este movimiento secesionista; son las derechas pudientes las que están montando el tinglado.
    ¿Por qué? Muy sencillo: porque, los pocos que mueven el cotarro, quieren más poder personal. Aquí, como en Escocia, o en Canadá, la Patria chica es el pretexto, el anzuelo que han de morder millones de personas  para convertirse en argumento multitudinario. Pero los beneficiados no serán la mayoría, sino los que ellos -pobrecitos- dueños de los hilos que mueven el tinglado, quieran. Y por ser los amos, no  lo  olviden no van a renunciar al derecho de tajada.
    Ahí está el caso del "honorable", su familia y allegados. Es ejemplar.
    

sábado, 13 de septiembre de 2014

INMOVILISMO O FIRMEZA

    Don Mariano Rajoy, Presidente  del Gobierno de España, nación integrada por diversos territorios incluido el de Cataluña, adoptó -ante las embestidas soberanistas- una política de silencio, solo roto para transmitir una idea fija que en esencia es ésta:  "Por el cargo que ocupo solo puedo cumplir y hacer cumplir la ley. El derecho a decidir en cuestiones  de soberanía es del pueblo español. Lo que ustedes (los soberanistas) piden es ilegal. Hay un camino: reformar la Constitución. Sobre eso se puede dialogar, hasta donde la ley  dispone".
    Entonces los soberanistas, que ya tienen ahormados los sentimientos de cientos de miles de votantes a quienes no conviene la vía constitucional, van derechos a desprestigiarla: la legitimidad se otorga por la democracia a las  mayorías, y  no a una ley caduca y superada por la realidad.
    Bien, podríamos estar de acuerdo, si no fuera porque Cataluña, con Constitución o sin ella, es una parte de España desde hace siglos. No se ha hecho a solas y sólo por los catalanes. Para que Cataluña sea lo que hoy es, han contribuido con sus dineros, sudores y  vidas millones de españoles  a lo largo de  siglos, de la misma forma que los catalanes lo hicieron por el resto de España. Para romper esa unidad, debemos de votar todos los españoles.
    Los soberanistas se callan porque no les conviene. Pero no renuncian al ataque personal. A  Rajoy lo llaman inmovilista, para darnos a entender que le falta cintura, que es un gobernante incapaz de dar un paso concesivo con el que  resolver el problema.
    Pues no; no hay otro inmovilismo que el de los  soberanistas que buscan la
independencia de Cataluña desde que asumieron  esa doctrina. Cuando  les envías un mensaje, si no les conviene lo rebotan y hacen, de la capa de todos, un sayo soberanista.
    Lo de Rajoy es simplemente firmeza. Firmeza que se necesita para defender un derecho asumido por  una inmensa mayoría de españoles y por supuesto de catalanes. 

viernes, 12 de septiembre de 2014

NO QUIERO SER ESPAÑOL

     Hay un viejo refrán patrio, poco conocido, que reza: "A quien Dios no le dio bragas las costuras le hacen llagas".
     Viene a cuento porque en la fiesta soberanista catalana, celebrada ayer (11/09/2014) con masiva asistencia (recordaba las manifestaciones multitudinarias hitlerianas proclamando la grandeza alemana),  hubo un jerife de la cosa, que manifestó enfáticamente: "yo no quiero ser español". ¡Y tiene la desfachatez de decirlo, ahora, en nuestros días, cuando los españoles ya estamos en Europa! ¡Ahora,  cuando los  europeos del norte -europeos hasta las cachas- nos han reconocido el mínimo derecho a llevar  bragas!
     Cosas veredes, Sancho, que harán fablar  las piedras. Resulta que es posible dejar de ser español a voluntad propia. España tiene reconocida la condición de apátrida para casos especiales como el de este sujeto que reniega de la nacionalidad española. Bueno es que se vaya enterando. A lo mejor, el deseo de ese catalán,  multiplicado por esos cientos de miles  de catalanes que no quieren ser españoles, es la solución de este conflicto que  atenaza a millones de compatriotas.
    En rigor, un separatista catalán, no tendría porque estar votando o dirigiendo instituciones que  como la Generalitat son españolas. Si fueran consecuentes los tales secesionistas, estarían voluntariamente combatiendo a estas instituciones desde fuera; porque al fin son organismos que emanan y han sido posibles gracias a una Constitución española, aprobada por millones de españoles que asumieron e hicieron que fueran españolizados  genuinos inventos catalanes.
    Pero ya ven, para algunos (para la mayoría no, por favor) lo que no son pesetas, son puñetas, y pasan por todo. La vida es así. Pero esta vez estos pasantes se pueden quedar sin pesetas y sin euros. Conste que lo digo sin mala intención.

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL BIENESTAR SE ALEJA

       Sostener que el Estado, en su condición de instrumento del que se sirve una nación para cumplir sus fines, tiene  que cargar con todo el peso asistencial demandado por los ciudadanos y residentes de un país, es el  no va más de las promesas políticas.  Lo llaman el Estado del bienestar.
        Es una oferta que nos llevaría a la práctica supresión de la empresa privada en sectores como la sanidad, la docencia, la seguridad social y otros,  al ser el Estado el que de hecho monopolizaría estos servicios.
       Pero el bienestar social  prometido en  días de estrechez, es inviable por mucho que lo apoyen y pregonen ciertos partidos políticos. El dinero no llega, como el maná, del cielo. Sale de la masa laboral. Es decir que la demanda de ese dinero afecta fundamentalmente a los españoles con trabajo,  de donde procede  el grueso de los ingresos estatales (Las CC.AA y los Ayuntamientos, por cierto,  también son Estado).
      España tiene millones   de trabajadores sumidos en la pobreza. Es una muchedumbre que exige un medio de vida a cambio de prestar sus servicios. El bienestar, o empieza por ellos o no hay nada que hacer. Y no parece de fácil
solución este problema.
      ¿Qué ha pasado? Sin duda que han cambiado las cosas. Y entre ellas el ámbito de las relaciones económico-sociales: se ha globalizado. Por eso nos llegan tantos y tantos emigrantes de países alejados más pobres que nosotros. Por eso se deslocalizan las empresas en  busca de climas donde prosperar, tan alejados de su patria de origen.
     Pero  los políticos -apoyados por una pléyades de economistas- siguen con la matraca de las viejas fórmulas con las que pierden el tiempo.
     Nunca como ahora  es necesaria la solidaridad entre países próximos y entre paisanos. Aunque no guste a los partidarios de la caridad indiscriminada, la justicia social ha de ir por otro lado distinto al hoy elegido. Ha de ir  por dar trabajo  a los nuestros  que no lo tienen  y  para esto hay que cambiar, no solo los modelos del  contrato laboral, sino todo un estilo de vida.
     Eso solo pueden abordarlo políticos vocacionales  y con mucho cuajo. Y en España, donde a cualquier a cosa llaman chocolate las patronas,  también llamamos político a cualquier osado que se presenta a unas elecciones. Así nos va el negocio: mal por no decir peor.

   

miércoles, 10 de septiembre de 2014

HOY TOCA HABLAR DE FRANCO

      No se alarmen, porque Franco también es historia. Estará ahí, se quiera o no, y tampoco nos conviene permanecer ciegos y sordos ante la dura realidad.
      No se negará que la derecha española se tiró de cabeza en la piscina democrática,  con Adolfo Suárez ministro de la cosa,  a riesgo de ser tildada  de franquista o de fascista. No era eso lo malo; lo peor resultaba ser que esa derecha estaba inerme: carecía de argumentos para quitarse el sambenito. Y pasó a ser demócrata  con un complejo de inferioridad elefantiásico
      ¿Que había pasado?
       Muy sencillo dentro de una gran complejidad: Franco, en plena guerra, puso blanco sobre negro el decreto de unificación porque los partidos políticos, todos, le daban diarrea. Tenia sus razones y esto le ayudó a ganar la guerra
       Pero perdió la paz. Mientras las izquierdas y los separatismos se entrenaban y encabritaban en la oposición clandestina, la derecha se, adormiló bajo un cómodo lema que lo explica todo: peor sería no verlo ni tener con que hacer pis.
      Nadie sabe  qué habría  pasado si, por los años sesenta y coincidiendo con el desarrollo económico, se hubiera ensayado una apertura democrática con partidos políticos incluidos, paso a paso por supuesto pero auténtica. Nadie lo sabe; pero es casi seguro que las derechas y las izquierdas estarían más entrenadas para entenderse que lo están hoy, cuando tanto se necesitan aunque no lo quieran ver.
    Así es la vida.

martes, 9 de septiembre de 2014

EL TURISMO BASURA.


    En España las publicaciones oficiales y los medios de comunicación privados, propenden a informar con delectación sobre el número millonario de turistas que visitan España. Queda implícito que cuantos más turistas vengan, mejor para los españoles.
    La información así servida,  induce al error. No es los mismo que visiten la barraca cien personas y entre todas dejen cien euros, a que la visiten diez que dejen la misma cantidad.
   No es por llevar la contraria, pero nadie negará que España ha cobrado fama, entre la juventud (o jumentud) de tierras extrañas, por ser un putiferio donde el  consumo de  bebidas alcohólicas y otras drogas es accesible a titulares de fortunas modestas. Por eso, los tales se presentan en manada en lugares de fácil  acceso, se ponen tibios de ingerir toxinas y cuando  no pueden más organizan la de Dios es Cristo: gritan, cantan, berrean, se tiran por los balcones, excrementan, vomitan y hasta follan en la vía pública al grito de viva la madre superiora.
     Todo tiene un límite, naturalmente, hasta las arcas de donde al fin sale el dinero  que limpie la casa de la basura que dejan las visitas. Y ese límite, si no lo pone el administrador de turno, lo pone la dura la realidad del día a día: no hay dinero para recoger tanto desecho ni cargar con tanto muermo turístico; dinero que al fin sale de los  bolsillos del modesto vecino que procura no manchar por lo cara que sale la limpieza.
     El turismo malo desplaza al bueno. Por eso harían bien las autoridades en fomentar el turismo cultural -fácil para un país lleno de escenarios históricos- en vez de entregarse tan de lleno a fomentar el popular atractivo de la pandereta, el marisco congelado y la fiesta del sábado sabadete...
    Al fin y al cabo el turismo es la única industria segura que mantiene a buen numero de trabajadores en España. No chinguemos a la peladita,  que no hay otra.
    
.

lunes, 8 de septiembre de 2014

LA LEY NO LO PERMITE

   La actitud del Presidente del Gobierno, ante la pretensión de los secesionistas catalanes, ha sido clara y nada enfática: "La ley no permite a una Comunidad Autónoma convocar un referéndum para decidir si quiere o no ser española.  Y yo, por mi cargo,  estoy obligado a cumplir y hacer cumplir la ley".
   Pero - arguye más de uno - la Constitución vigente  no fue votada por una mayoría de los catalanes que hoy tienen derecho al voto. Es una ley superada y caduca.
   Puede ser cierto, pero tampoco han pedido su reforma  siguiendo los cauces arbitrados a estos efectos en  dicha Constitución. Todo sin tener en cuenta que  cada vez que se convocan unas elecciones generales o autonómicas, todos los que participan en ellas -  bien como  electores,  bien como elegibles - están  de hecho validando  su vigencia y su legitimidad; de otro forma, ni por asomo caerían  en esa que, para ellos, sería una trampa.
    Pero además -y esto es lo grave- los elegidos para el desempeño de cargos de responsabilidad en cada Comunidad Autónoma están igualmente obligados por promesa o juramento a cumplir y hacer cumplirlas leyes; y henos aquí ante un hecho  irracional: son precisamente personas de consideración y muy respetables, que ejercen esos cargos de  responsabilidad, quienes proponen y aprueban  llevar a cabo un plan muy complejo, de constante presencia  y bien a las  claras, para, aun incumpliendo las leyes, conseguir la secesión de un extenso territorio y e independizarlo  en el más amplio sentido del término. Por los visto, nada más legal que quebrantar una promesa o juramento.
    En España somos así: o curas hasta en la sopa o sopa de curas. O la unidad de destino en lo universal para comernos el mundo por el imperio hacia Dios, o reinos de taifas donde cada uno pueda mangonear a su gusto las haciendas públicas hasta hacer las Américas sin salir de casa.
    Ejemplo: los latrocinios que han estallado en importantes CC.AA. en medio de una pobreza general que clama al cielo. ¡Y luego se quejan del cirujano de hierro!

domingo, 7 de septiembre de 2014

LAS EMPRESAS EMIGRAN, LOS POLITICOS NO.


 
 
      Las empresas (y las grandes y medianas fortunas personales) huyen de un territorio cuando la fiscalidad sobrepasa ciertos límites.
     Aunque mi opinión vale poca cosa, creo que  esta huida proviene no sólo de una excesiva presión tributaria, sino que coadyuvan  otros factores que también recaen  sobre las  empresas, como la legislación y complicada burocracia que padecemos en España.
     A mi entender el sector público, alimentado por los propulsores del Estado del bienestar, ha asumido una excesiva carga y para atenderla ha tenido que recurrir a un aumento de la presión fiscal porque, como es sabido,  el dinero no es lluvia que llegue del cielo.  Esta presión siempre la soportan los mismos y de paso  los trabajadores.
     En la España, el hambre y las ganas de comer, fomentadas por los errores políticos,
 hacen que la crisis nos haya llevado a un mal crónico de muy difícil solución: el paro. No sirve ya un simple retoque de la presión tributaria para eludirlo.  La medicina ha de ser distinta, profunda y de efectos lentos.
     El Estado y las CC.AA., Ayuntamientos, etc. han de adelgazar y traspasar muchas de sus obligaciones al sector privado para  reducir muy notablemente su presión tributaria y los excesivos  trámites con los que maltratan a toda iniciativa emprendedora.
     Además, hará falta una nueva generación de españoles capaces de idear o ensayar con acierto alguna fórmula que concilie la prosperidad empresarial con el bienestar de los trabajadores, que no es lo mismo que el Estado del bienestar.
    Tal vez haya de ensayarse  un nuevo modelo de empresa:  un sistema de sociedades mercantiles  laborales (que jurídicamente ya existen), propiedad de los trabajadores, bajo un régimen  protector oficial especialísimo.
      Un régimen que les permita acogerse a una sola legislación en toda España, que les otorgue la capacidad de contratar sus seguros sociales en el sector privado  y que además, les reduzca la presión fiscal en proporción equivalente, o poco menos,   a la cantidad que el  Estado dejara de pagar por subvenciones y otras gabelas que desaparecerían al crearse nuevos puestos de trabajo.
    Para casos como éstos hay que contar con  economistas y sociólogos. Pero por delante han de ir los políticos.  Aunque  en España  hay tan pocos políticos buenos y tantos tan mediocres, tal vez por haber surgido de una mediocridad militante que espanta, que sería mejor que se fueran a casa. La verdad sea dicha, no se van; de forma que los remedios al uso consisten en chingar siempre a los mismos; a los más necesitados. 

sábado, 6 de septiembre de 2014

SALARIOS DE MISERIA

       Fui alcanzando la mayoría de edad en Vitoria, una capital de provincia que rondaba los cuarenta mil habitantes antes de la guerra. Estábamos en crisis. El paro era desolador. Las autoridades estaban entre dos fuegos: defenderse de las huelgas salvajes motivadas por reivindicaciones salariales de los pocos que trabajaban, y mantenerse firmes en la prestación de una  justicia social subsidiaria, procurando aliviar el malestar de algunas familias con obras a cargo de presupuestos locales o con  bolsas de socorro, comedores económicos y cosas así. Y Vitoria, por lo que contaban, no estaba entre las peores plazas.
       ¿Cómo se arregló aquello? A mi juicio, no se arregló. Vino la guerra y con ella la movilización forzada de mano de obra costosa  en vidas, pero  asalariada a la fuerza y a bajo precio en ambas zonas en lucha. Y en la posguerra, si Vitoria  ofreció algunas oportunidades fue porque, al cerrarse las fronteras a toda importación, se creó la economía del sucedáneo y naturalmente surgieron empresas de poca chicha en las que se pagaba poco y se metían horas a destajo. Fueron los años del gasógeno; y también del hambre para una inmensa mayoría de españoles .
       Naturalmente, se acabó el libre mercado. Todo estaba intervenido; lo mismo en el  sector de la alimentación  que  en cualquier  otro referido a economías  necesitadas de materias primas controladas por decenas de organismos oficiales creados al efecto.
      Si cuento esta vieja historia en nuestros días, es por una doble razón: por la plaga constatable de salarios miserables  y  por la oferta tendente a solucionar el problema promoviendo una reforma social intervencionista. Presten atención a los  programas que se publicarán por algunos de los partidos emergentes y otros de viejo cuño.
      Pero no lo  olviden: a la hora de repartir pobreza, nadie como los intervencionistas, sean de derechas o de la izquierdas. Que haberlos haylos de ambas pintas.
    

viernes, 5 de septiembre de 2014

LAS ELECCIONES PRÓXIMAS.

    ¡Ya suenan los tambores! Anuncian un largo período electoral: se convocarán, a medio plazo, elecciones municipales, autonómicas  y generales.
    Adversario a batir: el PP. En segundo lugar, el PSOE. Partidos ambos muy tocados por la lepra de la corrupción. Objetivo: acabar con las mayorías dominantes -con el bipartidismo-  y dar  más cancha a los partidos minoritarios y  a otros emergentes.
    ¿Pronósticos? ¡Quién  sabe!
    Se da por cierto que el  PP perderá la mayoría absoluta. Puntos débiles  sobre los que se centrarán los ataques: las cifras del paro, los recortes paralizantes de la economía, la injusticia tributaria y la corrupción.
    Se anuncia que el PSOE seguirá arrastrando el desprestigio heredado de Rodríguez Zapatero, que  padecerá, además,    las consecuencias de la corrupción generada bajo  el gobierno socialista en Andalucía.
    Se calcula que el  siguiente partido en importancia es PODEMOS al que los partidos antedichos y otros minoritarios quieren buscarle las cosquillas por sus vinculaciones con los políticos latinoamericanos que prometen mucha y luego dan poca leche.  Hoy por hoy son pura incógnita.
    Los demás partidos sufrirán lo suyo; excepto los soberanistas que aprovecharán el descontento social  para dar credibilidad a  sus promesas sobre lo bien que estarían sus gentes si su pueblo fuera soberano. Los independentistas, es su vocación,  a chingar a la marrana.
    No es un diagnóstico. ¡Dios me libre! Estoy, sencillamente,  recogiendo los síntomas externos de una nación enferma y, al mismo tiempo, de los encargados de sanarla. No tengo medios para hacer análisis de fondo; lo siento.  Pero no hay mas cera que la que arde.




con .

jueves, 4 de septiembre de 2014

EL SEPARATISMO Y LA VERDAD.


        Toda persona sensible a las apetencias humanas, dotada de olfato para desentrañar el sentido de los movimientos multitudinarios,  sabe que  las gentes cuando alcanzan  cierto bienestar,  organizan su vida  -con los suyos - en viviendas  enclavadas  - y a poder ser  protegidas-  en zonas donde coinciden con vecinos de parecida categoría social.
        Se alejan de los más pobres a los que se les supone -aunque no haya por qué-  connotaciones peyorativas que -según ellos piensan- limitan el bienestar deseado por los de su casta.
        Si las gentes del Condado de Treviño  se sienten  identificadas con Álava (o con Euskadi, según se mire) y no con Burgos, es por la sencilla razón de que los alaveses cuentan con mejores servicios que los burgaleses de su zona. Si fuera al revés, sucedería lo contrario.
        Si la mayoría de quienes residen en el País Vasco peninsular piden ser independientes es porque consideran que la independencia los dotaría de un mejor nivel de vida (idea discutible) del que tienen derecho a gozar en exclusiva.
        Sé que alguien argumentará: los vascos siempre fueron independientes y ahí está la historia que lo demuestra. Esa independencia también es discutible, pero démosla por buena; no nos enfanguemos con argumentos históricos.
       Como enseñaba Sabino de Arana y Goiri los nacionalistas vascos luchaban por una independencia vasca, ganada por los vascos de pura raza, para ellos y para sus herederos en tanto fueran vascos; no para los mestizos que contaminaban esa genuina vasquidad. No se puede llamar nacionalista vasco al que no es étnicamente vasco  - los pura sangre, con ocho apellidos vascos por lo menos -.De no ser así,  para ser exactos, lucharíamos por un nacionalismo hispano-vasco. Y  esto no cuela. Pero la realidad es la que es: si acaso, y tirando por arriba, los vascos puros no llegarán a un diez por ciento de la población actual del País Vasco. Hoy la mayor parte de los nacionalistas vascos independentistas, en el mejor de  los casos son mestizos, cuando no españoles  netos.
       ¿Qué quieren? Sencillamente no ser iguales y no serlo  exige aceptar una doctrina que les otorgue  el derecho de administrar y gozar de un mejor nivel de vida. Por lo menos así los piensan los llamados a dirigir el cotarro, o sea a ejercer el poder en cualquiera de sus grados.
       Tal vez la masa electoral no lo vea así; pero le convendría meditarlo.
    

miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL DERECHO AL TRABAJO

        Uno de los problemas que inquietan y desazonan a millones de españoles es la carencia de  un puesto de trabajo  desde el que ganarse dignamente el pan y el cobijo.      
        Las Naciones Unidas  proclamaron la Carta de los Derechos Humanos  como un "ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse a fin de que los individuos como las instituciones"  promuevan su reconocimiento y aplicación universales.
       El artículo 23, dispone: "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo,  a condiciones equitativas  satisfactorias de su trabajo y a la protección contra el desempleo".
       No es nada: tener trabajo, libremente elegido, en condiciones equitativas y, además protección contra el desempleo.
       Con la mano en el pecho reconozcamos que este ideal es  un deseo difícilmente alcanzable de forma generalizada en la mayoría de pueblos  y naciones.
      No hay malicia cuando se pide la aplicación de los Derechos Humanos, pero tampoco inocencia cuando a las personas destinatarias  del mensaje no se les, advierte, - como hacía el torero  del cuento - : "lo que no puede ser, no puede ser y  además es imposible".
     ¿Y por qué no hay trabajo? Pueden darse muchas respuestas; pero hay una, tripartita,  para meditar: No hay puestos de trabajo porque los inversores mantienen amartillado el dinero, ante la inseguridad jurídica de las democracias en manos de políticos propensos a la vida alegre,  confiada y corrupta; porque esos políticos tratan de  salir del paso dando a los necesitados  un pez, en vez de enseñarles el uso y manejo de una caña para que se lo pesquen:  y porque al fin comulgan con el dicho de que quien venga atrás, que arree.
     Tal vez nos suceda a los españoles porque sobran patriotas  con vocación de vividores.Y claro, no caben tantos  en  un país tan pequeño.




.

martes, 2 de septiembre de 2014

A LOS AMIGOS DE LA VERDAD

    Reconozco que no soy quién para dar lecciones a nadie y menos de política. Pero tampoco hay razón para que me calle cuando, como es mi caso, la naturaleza (gracias a Dios) me ha permitido acumular experiencias y otorgado la posibilidad de razonarlas, aunque sólo sea por puro interés comunicativo.
    ¿Cómo veo al sector  social del centro derecha vasco peninsular?
     Es un sector muy evolucionado  respecto al que yo conocí en los años de la transición.  Me quedo, puesto a elegir, con el actual. Pero no podemos confundir la evolución con la indefinición ante los problemas de la sociedad vasca, o por lo menos de aquella parte de tal sociedad que no es nacionalista y se inclina por no votar, o por votar como mal menor al nacionalismo más inocuo.
     A ese sector social -el centro derecha vasco español- debería de atenderlo un partido capaz de identificarse, desde una posición amable y constructiva, con una mayoría de vasco-españoles inmersos en esa cultura.
      Este partido, por congruencia,  no podría ser nacionalista -interesado fundamentalmente en las cultura vasca- porque dejaría de atender con el empeño que se merece la cultura etnográfica española.
      Se ha de reconocer que, en Vasconia, así como  lo pretendidamente vasco está en alza, lo español no. Todo empieza en la escuela que, en el País Vasco,  está en manos nacionalistas. No es tanto la enseñanza que se imparte como el sentimiento que se cultiva.
      Claro está: los partidos de ámbito español, por el camino que actualmente siguen o por el que se dejan conducir, están llamados a desaparecer. Algo que también sucede en Cataluña.

lunes, 1 de septiembre de 2014

DESPUÉS DE LAS VACACIONES

    Vacaciones: una parada para tomar aire, un respiro para seguir por el  camino con  la oscura desbandada que formamos hacia un final irremediable.
    Siendo así, a fuer de avisados,  podríamos estar de acuerdo en lo básico, en lo que a todos importa. Y  de paso, ser más condescendientes.
    El  bípedo  implume, única especie animal  que se vale del don de la palabra, podría expresar sus ideas y sentimientos  para hermanar;  pero  usa este privilegio, el verbo,  para instigar la envidia, la maldad, el descontento...
    España no es un país en crisis; la crisis ya pasó. Ahora padecemos los efectos de esa crisis, como después de una guerra se viven los efectos de esa guerra. En ambos casos  nadie gana. No por igual, pero todos perdemos.  Todos  somos más pobres, salvo contadas excepciones.
    Los  analistas del pasado no aciertan a -o no quieren-  saber  quiénes nos trajeron la crisis y por qué; ni sabremos  quiénes han terminado por beneficiarse de esta situación.
    Ambas cosas piden un examen sereno, desapasionado, frío, justo. Algo que no pueden hacer los falsos políticos; mucho menos cuando se presentan como lo que no son: falsos políticos que actúan como economistas, o sociólogos;  como profesores, periodistas o politólogos;   como curas y hasta  monjas redentores (como la argentinita de la toca).
  El examen ha de hacerlo cada uno  con arreglo a su  leal saber y entender, como si tratara de emprender un negocio, o de poner los medios para sanar a un enfermo, o -bien mirada la cosa- de ganarse el sustento de cada día en beneficio propio y ajeno. Y sobre todo, desconfiando de los que compran votos o  prestan favores con los dineros  públicos, que son de todos.
    Esto,  que no es poco, nos lleva a no tropezar en la misma piedra del mismo camino dos veces, o más.