viernes, 28 de febrero de 2014

EL SECESIONISMO ESPAÑOL

El secesionismo en España vive plena actualidad en Cataluña y en el País Vasco; pero constituye un grave problema que afecta a todos los españoles. Su solución, para unos, está en la reafirmación sin contemplaciones de la unidad española siguiendo los dictados constitucionales. Otros, como los socialistas del PSOE, buscan una formula intermedia, algo así como un federalismo asimétrico recogido en una nueva Constitución que sirviera para dar a Cataluña y al País Vasco, sendos y regímenes especiales adaptados a sus aspiraciones, fórmula que no les gusta a los nacionalistas ellos sabrán por qué. Los secesionistas más conspicuos no quieren otra cosa que la independencia para constituirse en naciones soberanas, aspiración bastante conocida por casi todos ellos en cuanto se refiere a los derechos que asumirían vascos y catalanes, y también ignorada, por los mismos sujetos, en lo que atañe a sus deberes y obligaciones que también se han de asumir. En suma cada uno sabe a medias lo que quiere y nadie parece dispuesto a ceder. Esto no impide que a la ahora de razonar todos mencionen la necesidad del diálogo; eso sí, sin sobrepasar las que llaman algunos las rayas rojas, ni ceder otros en su derecho a decidir su destino político con plena indpendencia. PEDRO MORALES MOYA. eMAIL: tumecillo@gmail.com

jueves, 27 de febrero de 2014

1 - VITORIA, SEGÚN LA VEO

RESUMEN DE UNA IDEA. Soy alavés y desde los diez años he vivido en Vitoria. Como sucede en todos los pueblos de España, he sido adoctrinado para venerar a mi ciudad. De forma casi espontánea, pero siguiendo precedentes descubiertos por otros vitorianos, me han enseñado a conocer y respetar los símbolos del vitorianismo clásico: la Virgen Blanca y Celedón, la devoción cristiana y el dios pagano o ídolo o invocación mágica, o las tres cosas. Para completar ambas devociones se fueron fraguando sendos ritos, sonidos explosivos evocadores, músicas, pinturas, imágenes, festejos y patrones de comportamiento, a los que no será fácil sustraerse si uno es vitoriano. Los visitantes de esta noble y leal ciudad de Vitoria tendrán, a nada que lo pidan, la ocasión de identificarse con este ritual. Este enriquecimiento será muy positivo para comprender la singularidad vitoriana, cualquiera que sea la religión que practique o el partido poliítico al que esté adscrito el visitante. Personalmente, sin dejar de reconocer el mérito de mis coetáneos, he de confesar mi heterodoxia. O sea, sin ser un descastado, me encuentro en Vitoria ciertamente satisfecho, sin necesidad de apoyarme en esas tradiciones -que respeto, faltaría más- gracias a otros recursos y a otros valores que me brinda la historia; recursosy valores que están ahí, a la vista de quienquiera consultarlos y tenerlos en en cuenta. Mi idea era, antes de profundizar en el tema, pedalear para hacer costumbre en estas novedosas pistas que nos brinda internet, para luego, poco a poco, ir pincelando -a grandes trazos- un Vitoria sencillo y grato, aunque no siempre confortable, tal y como lo veo. Se lo dedico a los vitorianos deseosos de un encuentro amable, sin dejar de ser crítico, con su ciudad. Pedro Morales Moya

EVOCACION

Suena dura la voz del guardia y viene a sacar de su sopor a los viajeros. Estamos ante los mantenedores del orden, de la paz pública. Es natural el miedo de quienes transportan mercancías intervenidas, paquetes o sacos de pan, o aceite, o azúcar y cosas así. Los más viajan sin tales preocupaciones. Estoy entre ellos. No he de temer nada, aunque en aquella maleta, en la mía, vean los agentes de la autoridad el cuerpo del delito. - ¿De quién esta maleta? Los civiles actúan por parejas. Uno de los guardias lleva el mando. El otro, al acecho, trata de prevenir cualquier extraño. Mirada larga, paso firme y fiarse, ni del compañero. Lo tienen aprendido en los caminos. Cualquiera puede ser un delincuente. El cabo repite la pregunta elevando el tono de voz. Entonces, cuando el grito se desparrama por todo el compartimiento, tomo conciencia de que soy el llamado a contestar. - ¿De quién es esta maleta? - Mía, - respondo tardíamente con la falta de reflejos propia de quien está distraído-. - ¿Qué lleva? - Ropa y libros. - ¡Ábrala! Pudo ser un mal pensamiento. Se me ocurrió ofrecer las llaves de la maleta al guardia civil y con estudiada indiferencia sugerí: - Tenga. Puede abrirla usted y comprobar que sólo llevo ropa y libros. La propuesta resultaba insufrible para el agente dador de la orden. - Aquí tiene mi dirección -digo y al tiempo le entrego al guardia una tarjeta de visita con mis datos personales-. Vea: si no abro la maleta no es por mala voluntad; no está a mí alcance y no puedo - ¡Ábrala si no quiere que vayamos a mayores! - No puedo cumplir sus órdenes; tampoco sé si conseguiría acercarme. Tendría que romper esa muralla humana. - Insisto; venga y abra su maleta. - Lo siento; no puedo. Los viajeros que se supone forman parte del pueblo fiel, resignado y sumiso esperaban un desenlace dramático. Pero el guardia, a medida que daba lectura a la tarjeta, se fue serenando. - ¡Bien! De momento vamos a dejarlo. En aquella vil cartulina iba impreso mi nombre y debajo un “Licenciado en Derecho” que mandé poner por fatuidad. Pienso en el sacro santo respeto que en algunas gentes suscitan los títulos académicos. (Del libro "Ojo de peregrino" publicado por P.Morales Moya. Email: tumecillo@gmail.com)

miércoles, 26 de febrero de 2014

LA NACION Y SUS POLÍTICOS

Hemos tenido la oportunidad de ver y oir a nuestros politicos desgranar sus preocupaciones en el intento de lograr que sus compatriotas del montón alcancen la felicidad, siquiera sea en grado de tentativa. Para resolver los complejos problemas que nos acucian, deberían los políticos cambiar de actitud, y en vez de andar a la greña para mutuo desprestigio, sería más útil ponerse de acuerdo en media docena de puntos básicos y dar con las soluciones que más nos urgen, entre las que sin duda está la del paro. La solución de este problema pasa a segundo plano porque más interesante que resolverlo está la posibilidad de utilizarlo como flagelo partidista, en desprestigio de los que tienen la responsabilidad directa de crear puestos de trabajo. Dentro de estas coordenadas el debate sobre el estado de la Nación solo sirve para formular esta pregunta, ¿quién ha ganado?, como si la respuesta encerrara la solución de todas las cuestiones expuestas. El giro revanchista que se ha impuesto entre los oradores, aconseja un cambio. Tal vez, si la intervención de cada político se dirigiera al público que sigue el debate -y no a sus compañeros de cámara y a su líder-, se suavizaran las intervenciones y solo con esto serían más constructivas. Políticamnte estos debates recuerdan las charlas de café del siglo XIX.

martes, 25 de febrero de 2014

NARRATIVA E HISTORIA

Por los años treinta y cuarenta del siglo pasado, en casi todas las películas de contenido histórico filmadas en los EE.UU., el relato venía precedido de un latiguillo que se hizo popular: "Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia". Es posible que este aviso fuera la sesuda solución que algún despacho de abogados arbitró ante posibles reclamaciones de particulares, afectados por narraciones que no eran favorables a su biografía. El pasado domingo tanteaba con el mando del televisor a la busca de algún programa interesante y me encotré con una versión inédita del asalto y retención protagonizada por Tejero, en los años ochenta, en el Congreso de los Diputados. Supuse -equivocadamente- que su autor cumplió -como era lógico- con la norma americana; pues no, no lo hizo y muchos espectadores, después de tragarse el anzuelo, se cabrearon y hablan pestes del aludido autor y sus colaboradores. Por mi parte, en un principio caí en estado de perpeljidad, pero cuando me llevaron a un gran salón, creo que del Colegio de Médicos, elegido para ensayos de no sé qué escenas por parte de significados Diputados, caí en la cuenta: esto es mentira porque si fuera verdad, a Pedro Jota -que ya daba guerra en esas fechas- se lo habría filtrado alguno de los participantes. ¡Y ríete! El relato daba para tres años cultivando los mas raros estilos periodísticos para gozo del magnífico y nunca bien ponderado Don PJ. Por otro lado este periodismo de comnpromiso, -del que se enseñan las entretelas en más de una tertulia- descuida demasiado la relación causa-efecto. Ejemplo: si murieron quince inmigrantes en aguas de Marruecos, y las bombas de humo y pelotas de goma no sobrepasaron la línea límite de las aguas españolas ¿por qué esa insistencia en relacionar ambos sucesos? Los efectos buscados por la supuesta verdad resucitada por EVO -represtigiar a la monarquía- no casan con los medios puestos en juego. El riesgo del chivatazo era demasiado grande.Y lo que no puede ser,no puede ser y además es imposible, que dijo el genial torero.

lunes, 24 de febrero de 2014

CAMINO PARA GANAR

Es indudable que el sector que aspira a que Cataluña sea una nación soberana -y en consecuencia independiente para empezar del resto de España-, sean las que fueren las razones que esgrima, nos ha colocado ante un serio conflicto al resto de los españoles. El sentido común aconseja, para que el conflicto no se envenene, seguir la vía del diálogo para acortar distancias y llegar a un acuerdo en paz y en gracia de Dios. Esto es lo que se intentó y se hizo en los albores de la democracia y de ahí nació un régimen autonómico para toda España que, tanto los catalanes como los vascos adscritos al sector soberanista consideraron insuficiente y dilatorio, con lo que anunciaban que el conflicto se plantearía de nuevo y con más virulencia en un futuro no lejano. No hacen falta especiales dotes para adivinar que el diálogo bien llevado tiene efectos balsámicos, y ésta es una de las razones que se dan para no desdeñarlo. Pero no es menos cierto que entre los que solicitan el diálogo y los que lo aceptan se dan dos puntos de partida: unos ven en ese diálogo un camino para ganar y otros para no perder. Naturalmente llevan ventaja los primeros. Si aplicamos esta observación al caso que nos ocupa -conflito con Cataluña- la cosa no puede estar mas diáfana: Cataluña va a ganar y el resto de España a no perder. Mal asunto para estos últimos. Otra cosa bien distinta podría suceder, si España, sus políticos,y/o alguno de sus Gobiernos -adelantándose a los acontecimientos que se veían venir- hubiera concebido un proyecto de Nación autonómico realista e imaginativo, pero sobre todo racional y lògico. Hay dos principios: el de proporcionalidad y el de subsidiariedad que bien enunciados, permiten el diálogo para ganar y crear una nación en vías de engrandecerse. Pero los políticos españoles son como son: muy listos para con tomate. ¡Ya lo estamos viendo!

sábado, 22 de febrero de 2014

LA DOMA DEL VIENTO

El sobrino nieto del inventor, llamado Rubén, cuando examinó el contenido del tubo mágico con el que soñaba su pariente muerto en la guerra, en el centro de Bujaraloz, sufrió primero un desengaño y luego percibió un rayo de esperanza. “Mi pariente -se dijo- no iba tras la gran solución: construir inmensos parques con turbinas movidas por el viento; quería, al contrario, resolver las necesidades del pequeño consumidor, de aquel que, viviendo en zonas rurales o periféricas de la gran ciudad, aspira a no depender de las grandes compañías para contar con energía eléctrica”. Lo consultaría con Ana. Era su chica y las pocas veces que solía participar de las inquietudes de Rubén, daba en el clavo. Las relaciones entre Ana y Rubén se beneficiaron del cambio de costumbres. En los pueblos pequeños –como sucedía en este de Álava- a finales del siglo XX apenas si quedaban jóvenes. Entre los pocos residentes solían establecerse lazos de amistad a veces íntima. Se habían roto los prejuicios de épocas anteriores. Tampoco existía aquella especie de guardián de almas, el cura párroco, un vecino puntero que en su plática dominical hablaba de los pecados en general y del sexto mandamiento con pelos y señales; nunca aludía a los pecadores; no hacía falta entrar en detalles por ser muy conocidos En estas circunstancias, habló Rubén con su chica para todo y le dijo: -Te necesito. -Tú dirás. Así fue cómo Rubén le explicó sus dudas: - Tengo los planos y un esbozo del proyecto que ideó un pariente mío para producir electricidad aprovechando la energía del viento. Todo el planeamiento técnico que desarrolló en su tiempo está superado por el trabajo de investigadores que han profundizado en la materia. Sin embargo, las soluciones aportadas en nuestros días exigen inversiones muy altas. Creo que por esta razón sólo las grandes compañías se han arriesgado a intervenir en este sector y gracias a su poder han conseguido ayudas oficiales, con la esperanza de no depender de los países productores de petróleo. Por los planos dejados por mi antepasado deduzco qué buscaba un aerogenerador eléctrico asequible al inversor individual, apto para el consumidor que quiere luz, calefacción, energía para su casa, su taller, su pequeña empresa… sin comprometer sus ahorros. - Es una buena idea; muy sencilla –respondió Ana. - Sí. ¿Pero merece la pena luchar por ello? - Yo creo que sí. Siempre que resulte económico. Fíjate, si no, en el éxito del abanico. Es el elemento más sencillo de refrigeración que ha ideado el ingenio humano. Nadie ha conseguido desplazarlo. Su triunfo se basa en las dos características que lo hacen atractivo y práctico: su sencillez de manejo y su baratura. Si tu pariente buscaba una forma sencilla de aprovechar el viento y transformarlo en energía productiva a bajo precio, a mi entender iba por buen camino. - ¿Merece la pena seguir investigando? - Merece la pena… Ambos -Rubén y Ana- guardaron silencio y abrieron un paréntesis meditativo: ¿Cómo hacer realidad esta iniciativa? - Yo pediría opinión a un experto –dijo Ana. - ¿Y cómo podíamos localizarlo? - Publicaría la demanda por “Internet”. Ante el teclado, Rubén escribió: “Deseo establecer contacto con experto/a en energías renovables, especialmente en la eólica”. La respuesta fue inesperada. La palabra “contacto” actuó como el imán que atrae limaduras de pequeña ferralla. Su fuerza provocó respuestas dispares: listas completas de señoritas y de señoritos con referencias personales y fotográficas de quienes se ofrecían generosamente a muy diversas clases de contactos. ¿Físicos? ¿Sentimentales? ¿Eróticos? ¿Magreos? Todo menos lo deseado por Rubén Tuvo que buscar con otros textos y hubo de informar someramente, apurando los datos, cuáles eran de verdad sus propósitos, así como facilitar algunos pormenores sobre su persona y la iniciativa que lo guiaba. Nadie respondió por la vía digital. Pero, pasada una semana, una tarde veraniega, cuando Rubén estaba dedicado a recoger los utensilios y aparejos con los que venía haciendo pruebas de doma eólica, apareció ella. Era como una chiquilla, delgadita, poca cosa, faz despierta, ojos vivos, gesto flexible, gentil donaire, dulce, amable, reflexiva… segura. -Venía en busca de alguien que está pidiendo apoyo para resolver un problema técnico… -Puedo ser el aludido –respondió Rubén. - Yo soy Valeria X, perito industrial electricista en paro; vivo aburrida y a punto de expratiarme para hacer algo. Tengo ideas propias y estoy dispuesta a colaborar en el desarrollo de cualquier iniciativa a cambio de cobijo y comida. Este es mi curriculum. -Yo me llamó Rubén, -contestó el interpelado- quiero producir electricidad a bajo costo por medio de un aerogenerador. Esta es mi iniciativa. -Puede interesarme. ¿Cuál va a ser mi alojamiento ¿Dónde voy a trabajar? Rubén no supo qué contestar. Le impresionó la seguridad de aquella joven que se valía de frases cortas y precisas al tomar decisiones. No pensó en formalizar algún tipo de contrato. No quiso avanzar más; se prohibió hacer preguntas. Al contrario, quiso manifestar firmeza en sus decisiones. - Nuestro taller es este local. Eran los establos de esta casa rural que me han prestado mis padres. Arriba van los dormitorios, una cocina comedor, el baño y algunas rinconeras. Será mi casa y también la tuya. Yo pagaré las provisiones y otros gastos. Te harás cargo de guisar. Nos iremos poniendo de acuerdo sobre las obligaciones de cada uno. (Del libro AL AIRE LIBRE Cuentos Alaveses publicado y editado por Pedro Morales Moya. Para consultas dirigirse a: tumecillo@gmail.com)

DA QUÉ PENSAR

Da qué pensar esta larga, pesada e insólita situación que está cebándose en las gentes más desvalidas de algunos paìses, de manera muy grave en España. Los efectos de esta plaga se prolongan en el tiempo sin que existan previsiones fiables que indiquen su fin; además, los cambios que se vienen generando no se conocen en toda su dimensión, pero da al olfato que van a ser profundos e irreversibles. Para empezar pueden consolidarse las injustas desigualdades sociales, acentuadas desde unos años atrás hasta las fechas que corren. Poco a poco ha disminuido el número de los adscritos a las clases medias y han aumentado los integrantes más pobres de las clases proletarias. ¿Y qué se puede hacer desde los gobiernos? Da la impresión de que muy poco, por no decir nada, en tanto no den un toque creíble de seriedad responsable. Los electores no tienen puesta su fe en los gobiernos al uso, ni se créen las promesas de quienes esperan alcanzar el poder; saben que, si lo logran, encontrarán disculpas para justificar sus icumplimientos. Esta es una de las causas que frena y hasta paraliza la actividad económica. Los sufridos españoles se vuelven hacia sus gobernantes esperando alguna solución. La realidad les demuestra que el panorama que les rodea no puede ser más desolador. Desde los gobiernos, siguen recortando partidas que afectan al bienestar de los más necesitados y, por mucho que digan lo contrario, aumentan los impuestos contribuyendo a fomentar aquello que se quiere evitar: la ralentización de la actividad económica y la reducida evolución del empleo. La “agitprop” (agitación y propaganda) se plantea cada vez con más fuerza, con este objetivo: remover el poder mediante la formulación, por quienes pretenden el relevo, de nuevas promesas, o nuevas mentiras, que despierten la esperanza de las masas; ejemplo, la impostura de constituir un Estado federal en una España que ya está federalizada. Nos falta un líder capaz de aglutinar en una tarea común a las principales fuerzas políticas. No es el momento de fraccionar sino de todo lo contrario: es el momento de asumir la tarea unidos. Y si carecemos de ese líder, habría que hacerlo surgir para alcanzar un convenio, pacto o acuerdo, por lo menos entre los dos partidos que tienen una mayoría abrumadora de votos en toda España. Sería una lección de patriotismo. Otra cosa equivale a columpiarse entre las ramas, y no está la Magdalena para tafetanes. El tiempo lo dirá.

viernes, 21 de febrero de 2014

EUROPA Y ESPAÑA

Los tratados y normas que se han acordado en la UE para atribuirse competencias, no constituyen una especie de repertorio o catálogo de materias formado –como sucedió en España- tras el tira y afloja entre el Estado y las Comunidades Autónomas. En Europa acordaron primero fijar unos criterios y unos principios de actuación y, luego, se tomaron las decisiones concretas respetando al máximo lo acordado. La racionalidad sirvió de guía en ese proceso.# En España se cedieron a las CC.AA., competencias concretas, y todo pudo ir bien si no fuera porque tanto los nacionalistas vascos como los catalanes , deseando que sus enclaves autonómicos fueran naciones soberanas e independientes, aceptaron su respectivo régimen autonòmico como un pago a cuenta.# La tolerancia implícita que los sucesivos Gobiernos de España aplicaron de hecho a las ansias independentistas y subsiguientes demandas de más competencias, solicitadas imperativamente por el Poder autonómico -cuando estuvo en manos nacionalistas-, determinó un modo de gobernar que contaba con esa tolerancia y consagró incumplimientos de lo acordado, sin contratiempo alguno para los infractores.# En la UE las transferencias son las que son y apenas si se discuten; pero no se tolera que se violen. En Europa se funciona ajustándo estas materias competenciales, a tres principios básicos: de atribución, subsidiariedad y proporcionalidad. El funcionamiento se deduce por los resultados económicos y las infracciones se resuelven atajando el mal por la vía financiera y a cara de perro. Algo totalmente opuesto a lo que ha venido sucediendo en España.# Y ¿cómo se financia la UE? 1: Con recursos propios que proceden de los derechos que gravan las importaciones de todos los Estados miembros. 2: Con un tipo uniforme aplicado a todos los ingresos procedentes del IVA. 3: Con un tipo uniforme aplicado a la Renta Nacional Bruta de cada Estado miembro.# Una premisa que no falla: a la UE le tiene cuenta que los Estados miembros lleven en orden sus finanzas.De esa buena marcha dependen sus ingresos. Si no cumplieren, se les aplica la medicina que hoy todos conocen, sobre todo los españoles de las clases medias y en general todos los asalariados y personas que perdieron su puesto de trabajo o son de baja condición económica. Una injusticia que habrá que desterrar si no queremos que el pueblo se subleve.# Esta tarea, es decir el control que de las cuentas correspondientes a las CC.AA. le corresponde al Poder superior, parece que, sin excepción, debe ejercerse por el Tribunal de Cuentas. No se sabe que hayan ido controladores de este Tribunal a conocer a la situación financiera de las distintas autonomìas de forma sistemática, pese a que bastantes de ellas andan con los dineros manga por hombro.# Pues bien, si España no ejerce sus competencias y los secesionistas se pasan los años tomando el rábano competencial por las hojas, ¿para qué nos sirve la Constitución, consensuada también con los nacionalistas catalanes y acatada por los nacionalistas vascos?# La deconstrucción de España –tal y como va la cosa- es lenta pero segura. No estaría mal que los españoles tomáramos conciencia de esta realidad. ¿No vemos que en las relaciones entre la Nación y las CC.AA. hay una holgura negligente dañina para todos los españoles y difícil de calificar?#

jueves, 20 de febrero de 2014

LO PRIVADO Y LO PUBLICO

El mandarín de un grupo financiero de origen español, implicado en la producción de energía eléctrica, anunció al Gobierno nacional que el grueso de sus inversiones lo llevaría a otros países, ante las escasas perspectivas de obtener sustanciosos beneficios en el nuestro. Si este hecho se hubiera dado en algún que otro país latinoamericano, a estas horas habría recibido el susodicho jerifalte la amenaza de la nacionalización del grupo dentro de la nación afectada. Es decir que la tal empresa privada pasaría a ser pública, con plena satisfacción de la creciente población que pide, un día si y otro también, no ya la intervención de grandes empresas, sino de grupos enteros donde el sector privado busca ganancias generosas a costa del sacrificio de una gran masa de consumidores. Curiosamente en España, los Gobiernos, de cualquier color, tienen tal respeto por los grandes grupos financieros que terminan por adecuarse a sus deseos y, para hacerlo, son capaces de recurrir a la papiroplexia y crear pajaritas de papel entre cuyos pliegues, inaccesibles al vulgo,se encierra la fórmula que pareciendo favorecer a los cosumidores, lleva siempre a mejorar el beneficio del magnate productor, en este caso de la energía eléctrica. Hasta el punto de que la salida de tono del mandarían puede ser una parte más de la comedia para quedar bien ante sus accionistas. Lo importante es saber que la solución del problema no viene ni del actual sector privado, ni tampoco del público, puesto que si hay déficit en la explotación del negocio, subes las tarifas o se deteriora el suministro; en ambos casos el perjudicado es el consumidor. La solución está en el eficiente aprovechamiento de las energías renovables y en que la producción energética esté al alcance de pequeños inversores para que exista la competencia. Pero esto sólo se alcanzará con avances científicos, únicamente posibles para los pueblos que, con esfuerzo y tenacidad, dominen la investigación científica.

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL PARO Y LAS FAMILIAS

Para movilizar a los emprendedores, hay que partir de dos hechos negativos a vencer: el escaso dinero que hay para invertir en proyectos empresariales y lo poco o nada inclinadas que están las personas con iniciativa, a arriesgar un euro en un país donde las administraciones (del Estado, de las CC.AA. y de los Ayuntamientos) resultan ser, si no del todo sí en gran parte, parasitarias (parasitismo: costumbre o hábito de quienes viven a costa de otros), allí donde lo conveniente es que fueran simbióticas (simbiosis: asociación entre diferentes que sacan provecho de la vida en común). De cualquier forma, el ánimo inversor se puede medir por grados. En una escala empresarial de mayor a menor, la iniciativa inversora puede estar en manos de compañías multinacionales, de sociedades mercantiles de ámbito nacional o regional, de autónomos o (como variante de estos últimos) de pequeñas empresas familiares. Los gobiernos tienen puestas sus esperanzas en la iniciativa de los autónomos, pero –dicho sea de paso- entre la presión fiscal y laboral y las exigencias de los distintos organismos, en cuanto a requisitos a cumplir para poner en macha cualquier tenderete, se apagan los ánimos emprendedores del más valiente inversor que hayan parido los siglos. Pese a lo tiempos que vivimos, las iniciativas inversoras están, sobre todo, en manos de quienes tratan de asegurar la colocación de sus miembros familiares, hoy acuciados por el paro. Para ello, están dispuestos a sacrificarse para crear ese puesto de trabajo para el hijo o la hija u otro miembro familar, tan difícil de lograrlo por cuenta ajena. Por tanto, son estas pequeñas empresas familiares las que más y mejor puede colaborar hoy, gracias a su aportación personal, a poner nuevos negocios en marcha. Pero a cambio hay que ayudarles a que la maraña de obligaciones que les llueven, no los ahoguen; si así no fuera, el desánimo cundirá entre estos emprendedores en perjuicio de todos. Alguien debería de estudiar esta realidad para que no se malogre un filón de nuevos empleos. Pero a ese alguien, eso sí, ha de asegurar que nuestras administraciones han de simplificar el cúmulo de requisitos burocráticos y dineros que se exigen para abrir cualquier pequeña empresa.

UN CUENTO ALAVÉS

Del viejo Buenaventura Oraá, natural de Astúlez, bajo de estatura, magro de carnes y albañil de profesión, podía decirse que era despierto de mente y dueño de una memoria lúcida y partidaria de pasajes pintorescos. Al contar cualquier ocurrencia o sucedido lo hacía a su modo, con lentitud exasperante, pausas alargadas y, pese a todo, con amenidad y gracejo. En una tarde de invierno, al calor de la hoguera familiar, allá en su pueblo, escuchar a Ventura era una delicia relajante, un modo de estar entretenido. Si además te invitaban a paladear un chorizo asado a la brasa y pan de hogaza y a tentar una bota de buen vino, podías darte por afortunado y agradecer aquella lotería porque era, dicho en buena ley, todo un gozo. Aquel día le dio a Ventura por hablar de su convecino Valentín y de doña Dorotea su mujer. De ésta dijo que no tenía estudios pero, por ser muy leída, le daba cien vueltas al cura, sin duda el más sabio del lugar. Y decía de marido y mujer, que formaban el matrimonio más feliz de aquellas tierras por darse el caso curioso de ser ella quien mandaba y su marido el sumiso y obediente, pero ambos a un tiempo y cada uno por separado creían que sucedía todo lo contrario; o sea, que el mandarín era él y ella su segura servidora. Era un caso de feminismo rural poco estudiado y nunca emulado por alguna que otra mujer moderna que además de mandar, lo hace sin disimulo. Y esto es causa de muchas infidelidades y divorcios. Valentín era un admirador de su esposa doña Dorotea, no únicamente por este pequeño pero importante signo de inteligencia al ejercer el mando, sino porque siempre, siempre, estaba leyendo, pese a vivir en un pueblo tan apartado, tan chico y con tan pocos libros como Astúlez. Resultó que un día doña Dorotea le confesó sin rebozo a su vecino: “¿Sabes una cosa, Ventura? Yo soy autrigona”. El buen albañil, lo admitía humildemente, se quedó de una pieza: “¿Que fábula se trae ésta? ¿Me estará tomando el pelo?” Pero Dorotea se lo aclaró: - "Ya sabes tú, Ventura, que Valentín, y no es porque sea mi marido, es buena persona como pocos y si ejerce de alcalde es por la enfermedad del titular. Esto –ser suplente- no quita para que esté siempre preocupado con las mejoras del pueblo: que si el lavadero, la fuente pública, la escuela (entonces cada pueblo tenía la suya), las calles… Todo lo quiere tener a punto”. Ventura pensaba: “Eres tú, puñetera, la que metes tus ideas en su cabeza; si sabré yo”. Y así lo contaba. Valentín solía bajar una vez al mes a Villanueva, se personaba en el Ayuntamiento comarcano y firmaba papeles para que le dieran dinero y atender así los arreglos de Astúlez; tenía tan aburrido al secretario (eran los años de la guerra de África) que un día éste le dijo: “Aquí no tenemos un duro ni con qué lamernos; vas a tener que ir a la Diputación ya que son en Álava los únicos pudientes”. A Valentín esto de la Diputación única pudiente le dio qué pensar. Al volver a casa con el recado, habló con Dorotea y le expuso el caso: “No hay problema -le dijo ésta-: tomas el autobús en Villanañe y te presentas en el Palacio de la Provincia con los papeles”... (Continúa) (Del libro "Al aire libre" de cuentos alaveses. Autor P. Morales Moya. Email: tumecillo@gmail.com)

martes, 18 de febrero de 2014

RESPUESTA INSTINTIVA

Todos los clanes familiares, tribus, pueblos, naciones, y ahora uniones continentales, han vivido como problema la invasión pacífica o guerrera de otros clanes,tribus, pueblos, etc. Y la respuesta, por muy avanzadas que sean las doctrinas de tolerancia y liberalidad, suele tener casi siempre connotaciones instintivas. Como cualquier especie animal, acotamos el territorio y enseñamos uñas y dientes al que quiere entrar en una demarcación a la que no está vinculado por lazo alguno. El hombre no se sirve de la meadita como el lobo; pero utiliza vallas disuasoras cargadas de trampas o lanzapelotas de goma contra el invasor, cuando no armas letales; en esencia, viene a ser lo mismo pero peor: puro instinto. Claro está que no faltan almas caritativas que hacen oir sus voces y claman contra estos comportamientos. No les falta razón y si no fuera por ellas, no sabemos a que grado de barbarie llegaría el ser humano puesto a defender "su" territorio. Teniendo además en cuenta que ese ser humano es voluble -por más que sostenga lo contrario- y que llegado el caso de padecer de cerca a este invasor, es muy capaz de decir negro cuando antes decía blanco. De decir y de hacer. Por las obras los conoceréis.

lunes, 17 de febrero de 2014

TIEMPOS DE GUERRA

Desde la madrugada de aquel día fueron muchos los convencidos de estar viviendo una jornada comprometida que haría historia. Tanto en Burgos como en Vitoria, los militares se habían alzado en armas contra el Gobierno de la República. Se suponía que el Valle estaba en zona nacional. Pero aún no era así. Ese mismo día el Obispo de Vitoria andaba por el Valle administrando el sacramento de la confirmación. Los de Gurendes lo vieron pasar raudo en el coche de los Díaz de Tuesta conducido por Juan Manuel, uno de los hijos de don Celerino, en ruta hacia Vitoria sede de la diócesis vasca. Simón Parejo lo reconoció al paso, soltó una blasfemia y tildó al jerarca de la Iglesia de “come hostias” en voz alta, para que todos lo oyeran. Dos mujeres se santiguaron ante el horror de la blasfemia. Y pese a la religiosidad de los paisanos que oyeron el exabrupto del sindicalista, nadie se atrevió a pararle los pies. Nadie salvo Onofre, el bilbaíno de Valpuesta, que lo agarró por el cuello de la camisa y, de poder a poder, con un par le dijo: “Tú te vas a meter la lengua en el culo, el sitio más adecuado para la basura que vomitas”. El ácrata dio un tirón, se desprendió del veraneante y sacando una navaja cabritera fue a endilgarle un tajo en el bajo vientre. Todo transcurrió en cosa de segundos. El filo de la cuchilla estuvo cerca de rajar las tripas del veraneante, si no es por un tal Secundino Carballeira, gallego y afilador, circunstancialmente por tierras de Valdegovía en el ejercicio de su profesión, que le arrebató la navaja. - Este tío me quería matar –dijo Onofre. - Lo mejor sería –se expresó el afilador con acento gallego cerrado- que todos corriéramos la cremallera para estar callados. E hizo un gesto con los dedos índice y pulgar apretados, corriendo un supuesto cierre para dejar sellados los labios. La faca cabritera, testimonio de cargo de un intento de agresión, quedó depositada en el establecimiento de Erasmo Bardeci con encargo de que le fuera entregada a la Guardia Civil cuando diera parte del suceso. El afilador Carballeira, tipo singular peinado con raya en medio, patillas en hacha, bigote a lo káiser, braquicéfalo, cuadrado de tórax y facha de forzudo, era un adelantado en su oficio; iba en vanguardia. Viajaba en bicicleta adaptada con un soporte fijo que le permitía estacionarla con la rueda trasera alzada un palmo sobre el pavimento. Así, hacía funcionar un juego de muelas de distinto grano y afilaba al tiempo que daba a los pedales. De este modo lograba afinar el corte lo mismo a las toscas hachas, que a dalles, picos y azadones, cuchillos y tijeras y hasta las más delicadas navajas de afeitar. En la parte posterior del cuadro del ciclo móvil llevaba enganchado un carrito de una sola rueda donde guardaba todos sus menesteres, alguna ropa y ciertas vituallas y un singular toldo para armar una tienda de campaña. Muchos del oficio lo imitarían después de la guerra, dejando a un lado el viejo armatoste de madera, de bajo rendimiento, empujado a mano con mucho sacrificio. (Del libro "Al aire libre", cuentos alaveses, publicado por P. Morales Moya. Para envíos dirigirse a: tumecillio@gmail.com).

domingo, 16 de febrero de 2014

TREMENDA INCONSECUENCIA

Una experiencia contrastada a lo largo de la historia -millones de casos- nos demuestra un hecho hasta el momento ineludible: para que unos pocos vivan muy bien, millones de seres han de sacrificarse y pasarlo muy mal. Ninguna religión, ni doctrina política, ni esfuerzos sociales, han cambiado el signo de esta realidad. Y aún peor: muchos de lo defensores del cambio vieron, a lo largo de su lucha solidaria, como mejoraban sus medios de fortuna personales y cómo pasaban de la escasez angustiosa, a la abundancia hiperbólica. Salvo contadas excepciones, ninguno de estos afortunados triunfadores supo renunciar a la bienaventuranza de la riqueza y el lujo; incluso tuvieron la desfachatez de seguir predicando -ya es cinismo- la igualdad solidaria que les obligaría a moderar su codicia. ¿Quiere esto decir que debemos ceder en la lucha por la igualdad? ¡Nunca! Esta realidad tan solo nos indica que tantos apóstoles callejeando con sus prédicas solidarias a cuestas, sólo tienen éxito revolucionario ante pueblos atrasados y carentes de sentido crítico. La única forma de romper desigualdades -y muy lentamente- dimana del ingenio y del esfuerzo personal. Y de un valor establecido como inamovible: la condena social de la trampa, de la corrupción y del abuso.

sábado, 15 de febrero de 2014

CON CAPA DECIMONÓNICA

Don Fernando de Amárica, considerado el número uno entre los pintores de aquel Vitoria a caballo entre el XIX y el XX, vivía en una casa que hacía esquina entre Florida y Dato. Era un edificio sencillo, amplio y sólido, con planta baja y un piso. Tenía un jardín por el que vagaban dos pavos reales, distintivo de la casa. Don Fernando andaba por Vitoria envuelto en una capa decimonónica y tocado con un sombrero de paja, una especie de canotié al que había tenido la humorada de aplicarle una pintura negra. Amárica era notable por sus genialidades. Decían que mal arrastraba una hernia inguinal cuando en la ciudad se abrieron las primeras clínicas. La extirpación del apéndice vermicular y la reducción de hernias fueron notables avances de la cirugía que merecieron el comentario popular. Alguien le dijo: “Don Fernando, ¿por qué no se opera? Hoy quitar una hernia es como coser y cantar”. El artista, a media voz, razonaba: “Sí, sí; coser en la clínica y cantar en San Miguel”, su iglesia parroquial. Don Fernando, siempre atento a sus achaques y alifafes, vino a descubrir la risoterapia como solución del estreñimiento que padecía. Le resultaba imposible obrar regularmente por su crónica estiptiquez. Ensayó mil fórmulas para evitar la ingestión de agua de Carabaña o el aceite de ricino, remedios infalibles ante la falta de regularidad evacuatoria; purgas para caballo e impropias para humanos. Probó todas las ofertas farmacéuticas para vencer aquella dureza fecal. Estaba desesperado; no podía quitarse de encima esta pejiguera. Hasta que un buen día, puesto en faena, le dio por reírse de sí mismo por lo ridículo de aquel trance, sentado como estaba sobre un artilugio evacuatorio decimonónico, esforzándose para nada. Le salió la carajada en “je”: “je, je, je, je…”. Y ¡oh milagro! Aquella risa, hiriente y cargada de ridícula complacencia, le valió para quebrar el maleficio. Pudo hacer del vientre con toda naturalidad. Lo llamó el “esfuerzo hilarante”, y no se cansó de divulgar el remedio entre sus amigos por si padecían del mismo mal. Pues bien, Don Fernando sufrió de sinsabores en los últimos años de su vida. Su casa que fue campera en el XIX cuando su padre la mando edificar, era apetecible bombón de lucro por su jardín que iba desde la calle de la Florida hasta la de Manuel Iradier. Esta pequeña finca urbana se había conservado libre de codicias urbanísticas. Todo un milagro. Contaban sus amigos que Amárica quería dejar a la ciudad la casa con todos sus cuadros y el jardín con sus pavos reales, para convertir la primera en museo monográfico dedicado a su obra y, el segundo, en zona de expansión para el pueblo de Vitoria. Desde el Ayuntamiento, en la década de los cincuenta (Amárica murió en 1956) del pasado siglo, tuvieron la ocurrencia de crear un arbitrio sobre los solares sin edificar y reforzar sus arcas un tanto escuálidas. Estimaron que la heredad de Amárica era un solar urbano incurso en la ordenanza y a su dueño le cayó la obligación de pagar un arbitrio. Y aprovechando la ocasión le metieron un “puro” de postín. El patrimonio de Don Fernando estaba constituido por fincas rústicas y urbanas que por la política seguida tras la guerra –congelación de rentas en medio de una inflación galopante- habían perdido rentabilidad y valor. Nuestro artista pasaba por un mal momento en punto a liquidez monetaria y aquel mazazo municipal acabó por desnivelarlo. Don Fernando, tan cargado de razones morales como carente de fundamentos jurídicos, contaba a un amigo la historia de cómo lo perseguían desde las oficinas recaudatorias. No quería gastar sus dineros en abogados, y a la vista de que sus argumentos no habían hecho mella en las duras meninges de los concejales vitorianos, trató de dirigirse con un ruego a la Diputación para ver si ponían remedio a sus pesares. Era una historia sugerente y entrañable, una pequeña y casi patética demostración de como caminan por vías bien distintas el alma del artista y la codicia implacable de las instituciones públicas. (Del libro “Adiós Vitoria” publicado por Pedro Morales Moya). Para envíos consultar con: tumecillo@gmail.com

viernes, 14 de febrero de 2014

VIEJAS HISTORIAS

VIEJAS HISTORIAS Don Ladislao de Velasco, que había sido Alcalde y Síndico del Ayuntamiento de Vitoria, (a finales del siglo XIX), conocía el paño. Pese a su avanzada edad, le dio vueltas al intento. Era un vitoriano de pro. Se había zurrado la badana en defensa de los intereses ciudadanos. Liberal fuerista, chocó con el poder central en varias ocasiones. Aún le quedaron arrestos para fundar una sociedad mercantil: “Traída de Aguas del Gorbea S.A.” Vitoria contaba por los ochenta unos 18.000 habitantes. Estaban sin agua y sin tuberías para llevarla a las casas. Carecían de conductos para el desagüe de vertidos. Todo se resolvía con botijos, tinajas y calderos. Cada vecino se valía de la fuente pública más cercana. Las aguas residuales se tiraban por la ventana: “¡agua va!”. Ladislao de Velasco y otros ciento ochenta y cinco vitorianos se pusieron a resolver el problema. Los participantes en la “Traída de Aguas del Gorbea”, sumaban el uno por ciento del censo vitoriano. Los preocupados por darse un baño sin salir de casa eran muchos más. Los partidarios del grifo crecían como los hongos del tópico. Se culminó la traída de aguas. En 1884 se inauguró el portento. Fueron careciendo de sentido algunos muebles del siglo XIX: los lavabos con jofaina y espejo articulado, la jarra de agua y el cubo para recoger vertidos. Vitoria superaría el período de azacanes y aguadores. Sus habitantes asumieron los hábitos de las ciudades modernas. Querían ser como un pequeño París. Lucas Sáez de Valluerca vive en una de las pocas calles de Vitoria que aun conservan su nombre primitivo: “Camino del Alto del Prado”. Sintió curiosidad por este texto cuando lo vio en la pantalla del ordenador. Comentó en voz alta: - Ya nadie se acuerda de Don Ladislao. La verdad, prestó un buen servicio a Vitoria. - No lo sé. Es posible que no se le diera importancia. - A lo mejor. Pero lo demás deberíamos de dársela. No hay recuerdo visible que acredite su buen hacer. ¡Tantos mindundis como llenan el callejero! Doña Elena, culta vitoriana, nos lo confirma: - A Don Ladislao de Velasco hoy casi nadie lo conoce. El agua corriente fue vital para Vitoria. “Una ciudad anclada en los sembrados”, decía por aquel tiempo el poeta don Herminio Madinaveitia. Lo de anclada, tenía su explicación. En 1860 éramos unos 16.000 habitantes; Bilbao iba por los 18.000. Veintisiete años más tarde, 1887, Vitoria contaba 18.218; Bilbao, 43.270. En 1900, Vitoria 26.353; Bilbao, 83.000. En 1930, Vitoria andaba por los 40.000; Bilbao por los 162.000. (En el año 2012, Vitoria 242.223 y Bilbao 351.629). La ciudad y su pléyade se rezagaban. Pese a todo, las aguas del Gorbea no fueron suficientes para abastecer la población. El paso que se estimó definitivo lo dio el Ayuntamiento de Vitoria mediada la década de los 1940. Construyó un embalse de 5,5 hectómetros cúbicos en el río Albina, cerca de Villarreal. Otro calvario, porque las tuberías reventaban y los vitorianos de la época aprendieron a saber algo sobre chimeneas de equilibrio y golpes de ariete, mientras abrían los grifos para ver si por suerte manaban agua. Y Vitoria creció y creció y en los sesenta pasó lo que tenía que pasar: que andábamos racionados de agua Era un hecho curioso: A pocos kilómetros del centro de la ciudad teníamos dos magníficos embalses: el de Urrúnaga y el de Ullívarri Gamboa. “Altos Hornos de Vizcaya” apresó las aguas con estos embalses de la cuenca del Zadorra y se las llevó para su huerto en la vertiente del Cantábrico. Las autoridades alavesas arrastraban (y todavía arrastran) un complejo de inferioridad de siglos. Esto es más patente cuando se cruzan nuestros intereses con los de Bilbao. Un día, las autoridades locales, se armaron de valor. En un año de sequía, pusieron este argumento sobre el tapete: “el agua es un bien público y por tanto ha de servir a las necesidades del pueblo; no se trata de quitar nada a Bilbao, sino de llegar a un acuerdo para que nuestro río Zadorra, resulte útil también para Vitoria”. Pues verán: no coló. Una aguerrida alcaldesa vizcaína buscó el apoyo de los hombres fuertes del acero y de la banca. Puso toda clase de trabas. Se negó a dar siquiera un litro de “sus” recursos hídricos que procedían y estaban almacenados a menos de quince kilómetros de Vitoria. Los vitorianos fueron con el recado al ministro don Camilo, el general que se alzó en armas en Vitoria en julio del 36. Argumentaron como si viviéramos luchas pasadas: “Estos rojazos de Bilbao nos han robado el agua; les ganamos la guerra y ahora nos quieren follar. Y no nos vamos a dejar. ¡A ver si se enteran de una puñetera vez!”. A decir verdad, las cosas no parece que llegaran a estos extremos, pero traducido al lenguaje de la calle, el cabreo se identificaba con estas expresiones. Y hubo acuerdo, ¡faltaría más! ¿De quién son las aguas? El problema se planteó a los aragoneses. Querían llevarse las del Ebro y eso,la verdad, no caía bien entre los nativos. Doña Elena insistía: - Un elemental examen del uso que se hace de los recursos naturales nos indica que el reparto no suele ser justo. Si alguien ha de beneficiarse, antes que ningún otro, han de ser los habitantes de la zona donde ese bien se produce. En el café Moderno –en un rincón adornado con frescos alusivos a la madre naturaleza- se reunía la tertulia mas castiza de Vitoria cuando se construían los embalses del Zadorra. Estaban de acuerdo los contertulios. - El mar beneficia a quienes lo tienen cerca. El litoral español es mucho más rico y está más poblado que las zonas del interior peninsular. - Es triste gracia que las provincias más pobres tengan que entregar sus recursos gratuitamente, o a precio de ganga, a las más ricas. Esto sucede con la energía hidráulica. - Los alaveses pagan a buen precio el hierro de Vizcaya o las sardinas de Santurce. Justo es que los bilbainos correspondan con el agua. Un titulado técnico, dejó muestras de su sapiencia: - Verán: hay unas reservas acuíferas sumergidas en la cuenca del Bayas. Van a necesitarse para la población alavesa en cosa de poco tiempo. ¡Ah!, pero estas reservas ya están ojeadas por avispados vizcaínos. ¿Nos van a pelar de nuevo la barba por nuestra acomplejada inferioridad? Como sucede en estos casos, dirán: “por esto no se puede armar una guerra; lleguemos a un acuerdo”. - Tienen razón. Pero el acuerdo puede alcanzarse entre un listo y un tonto, entre dos listos o entre dos tontos. Y remató su perorata: - Debemos de pedir a los alaveses, cualquiera que sea su filiación, que por lo menos no vayan de tontos. Es decir, que aspiren a vender la mercancía a quienes la quieran a su justo precio. - Ya ven: es muy sencillo. Conviene no fiarse. A los alaveses un duro les cuesta cinco pesetas pero los vizcaínos quieren que se los cedamos a cuatro. En asuntos de familia siempre salen perdiendo los mismos. (Del libro "Adiós Vitoria" publicado por Pedro Morales Moya. Para envíos dirigirse a tumecillo@gmail.com)

jueves, 13 de febrero de 2014

INDIGESTION ECONOMICISTA.

De tanto andar a saltos de tertulia en tertulia, donde los expertos en economía y algunos aficionados pontifican a pantalón quitado, somos muchos los que vamos a la deriva sin saber si saldremos o no de la crisis antes de morir, ni si llegarán los españoles del montón a disfrutar de un decoroso retiro en su vejez. Estamos sufriendo, como castigo complementario de la crisis, una indigestión economicista que paraliza de forma eficacísima las iniciativas mejor intencionadas. Como esta situación -según nos dicen- puede durar décadas, si no hay quien la arregle habrá que echarse a morir. Dado que el hecho de vivir tiene un coste, si a esto añadimos que los viejos viven más años y los niños no se mueren tanto como hace un siglo, en algunos países ya están pòniendo sus esperanzass en la eutanasia, para tratar así de aliviar los problemas que suponen los seres humanos poco o nada productivos y, por ende, caros de ser mantenidos. Si empezamos a evitar el desarrollo de fetos para ahorrar sufrimientos, lentamente iremos aplicando la receta a los muy mayores que han perdido el seso o que no tienen cura. Adormilarlos,como ya se hace hoy en día, es muy caro y muy largo. El Mundo, como una embarcación, sólo puede llevar una carga limitada. Habrá que soltar lastre.Para eso está la eutanasia.

miércoles, 12 de febrero de 2014

LA CODICIA COMO MOTOR.

La carencia de puestos de trabajo es una consecuencia de la crisis. Por más que los expertos políticos traten de animar a los emprendedores para crear nuevos puestos de trabajo, los resultados, por lo menos en España, son decepcionantes. No es que falten medios financieros, sino mas bien personas con deseos de arriesgarse. Los inversores no ven despejado el horizonte. Quienes invierten sus ahorros en promover una empresa mercantil, se lanzarían a luchar si vieran cercano un beneficio multiplicador de su inversión. Ante la duda, lo prudente es abstenerse. En el fondo, para movilizar a los inversores hay que excitar su codicia. Cuando la codicia tiene abierta una puerta de escape cómoda y rentable como es la corrupción, los codiciosos se ven inducidos a ir por esa vía. Un Gobierno cabal y serio, y todos los políticos que le apoyen,antes de hacer nada han de cerrar esa salida,favorable a los codiciosos corruptos, a cal y canto. Si sucede lo contrario y en vez de una resultan ser muchas y variadas las puertas abiertas a la corrupción, los codiciosos se multiplican y activan su gestión por toda suerte de medios, incumpliendo las leyes. Por corrupción entendemos los paraísos fiscales, la defraudación al erario público, el contrabando, el blanqueo de dinero, la venalidad de funcionarios y políticos, la falta de dinamismo de los gobernantes,jueces y demás miembros de la administración pública, el retraso en el cumplimineto de los deberes de cada cual (y, entre ellos, el pago de deudas), la deslealtad respecto a los compromisos contraídos, la fuga de capitales etc. etc. En cconsecuencia, la codicia ha de encontrar vías propicias para sus iniciativas y negocios, sin salirse de las vías legales. Hoy, en España sucede todo lo contrario: Es más fácil para el codicioso prosperar con la ilegalidad por medio que dentro de la ley. Por eso pasa lo que pasa.

martes, 11 de febrero de 2014

CAMBIO DE SIGLO

En suma, aquella pequeña burguesía del siglo XIX que llenó durante décadas los salones del Círculo Vitoriano, que se preocupó sobremanera de que sus hijos y nietos fueran al Instituto o a los colegios de pago llegados a Vitoria por esas fechas, y de que luego cursaran estudios en la Universidad o en Escuelas superiores, había también cambiado notablemente. La juventud que llegaba pedía otras cosas. Supuestamente era moderna y no le asombraba el ferrocarril, ni el teléfono o el telégrafo, o la luz eléctrica, o la calefacción central o la radiodifusión. Estaban ya superándose los primeros tiempos del automóvil, se habían inaugurado las primeras emisoras de radio, el cine era ya un espectáculo de masas y se estudiaban en los libros de física los fundamentos de la televisión. Iban cambiando los gustos, las modas, la vestimenta de ellos y de ellas, las costumbres, las actividades sociales, los estilos o modos de vivir...Las mujeres rompen significadamente con siglos de tradición y se inclinan por la falda corta, por la moda del pelo a lo "garçon". Las modistas vitorianas ganarían fama y acudirían a solicitar sus servicios damas adineradas de ciudades próximas y de la propia capital de España. (De "El Círculo en Vitoria", trabajo de ingreso de P.Morales Moya en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País)

lunes, 10 de febrero de 2014

GANARSE LA CALLE No ser nacionalista vasco en la Vasconia “madre de Castilla y abuela de España” (según Don Claudio Sánchez Albornoz), supone pechar con algunos y a veces serios inconvenientes. Entre éstos está el hecho de que al no ser nacionalistas vascos, políticamente sólo tienen la condición de vasco-españoles; no son íntegramente vascos. Por supuesto, no es una opción voluntariamente elegida por los que pertenecen a esta minoría; es, más bien, un distintivo que aplican a los que consideran “no integrados”. ¡Que cada cual sepa dónde está su sitio! Al margen de toda política, lo verdaderamente triste es que por ser vasco-españoles se han ganado la repulsa de un amplio sector de vascos, y por ser vascos no gozan de la simpatía de los españoles de casta. Este peligro discriminatorio se agrava a medida que avanzan los afanes secesionistas. La única forma de conjurarlo, es por la vía de la integración. Es decir, -como pasaba con los judíos conversos- han de asumir la fe de los vascos y todos sus hábitos y, además, no judaizar, o sea no españolizar a escondidas en el cuarto oscuro de la casa. Pero no podemos volver a la edad media. Parece -muy al contrario- llegada la hora en el País Vasco peninsular de superar los miedos, y de organizarse para defender los derechos de esa minoría deseosa de no perder su doble identidad: ser vasco y ser español, a la manera que con naturalidad se puede ser vasco y francés o vasco y americano. Precisamente ahora que los nacionalistas vascos constituyen mayoría, es cuando más necesitan y se merecen los integrantes de esta minoría vasco-española el respeto de todos, sin ignorar su doble condición identitaria. Para que esto suceda, han de ganarse la calle. Ganarse la calle no es hacerse los amos de la vía pública, llenarla de pancartas y banderas, interrumpir el tránsito rodado o peatonal, gritar consignas y quemar símbolos; es más bien contar con la aceptación generalizada, por parte de la ciudadanía, de su españolidad vasca, hasta el punto de no sentirse discriminados en los territorios históricos donde durante siglos convivieron las dos culturas. Para empezar con buen pie, habrá de reconocerse que esta minoría vasco-española, si no es la gran ignorada, si es cierto que carece de la articulación necesaria para sentirse fuerte. Y puede decirse que, en ciertas zonas vasquizadas hasta las cachas, existe un cierto temor a ser identificada. Sin que ello suponga reacción ante el miedo, lo positivo sería tener el valor suficiente para hacer constar, ante propios y extraños, que los vasco-españoles de hoy constituyen una comunidad compuesta por gentes de bien que han hecho mucho por el País Vasco, y que tienen bien ganado el derecho a estar en vanguardia en esta tierra donde lucharon por una vida mejor para todos. Pero para ello han de aceptar el deber y la conveniencia de conocerse e insistimos -al margen de toda política- de fortalecer los lazos de amistad y apoyo mutuo. Esta muestra de valor (nunca de chulería), de honestidad y dinamismo para relacionarse, primero entre los vasco españoles y luego con las mayorías hegemónicas, -a pesar de que rara vez van a recibir de ellas pruebas gratuitas de estima ni graciosas concesiones- sería un paso positivo en este propósito de ganarse la calle.

domingo, 9 de febrero de 2014

EMPRESA PUBLICA VERSUS EMPRESA PRIVADA

A nada que uno analice las protestas multitudinarias que llenan las calles de España pidieno medidas para combatir la crisis que a todos nos afecta, puede advertirse que el clamor es favorable a las empresas públicas y contrario a las privadas. Curiosamente estas manifestaciones se han orientado en favor de la sanidad pública, por una parte, y de la enseñanza, también pública, por otra. No podemos sustraernos a una realidad que puede constatarse fácilmente: hay empresas públicas que funcionan bien y hay otras que no funcionan o lo hacen mal. Otro tanto ocurre con las empresas privadas. De esta realidad se deduce que la elección no hay que hacerla entre empresas públicas o privadas, sino en favor de las que funcionan bien y en contra de las que funcionan mal o no funcionan. Para que las empresas de un sector funcionen, además de los medios necesarios, han de contar con personal competente y responsable que, en forma y regla, demuestre su vocación de servicio. Si todos atendieran a este principio, se simplificarían las soluciones, por ser éstas más convenientes para todos que las que pueden dimanar de expansiones multitudinarias que se mueven con piñón fijo.

sábado, 8 de febrero de 2014

AMPLIACION HISTÓRICA.

Fijémonos en la fotografía anterior. La casa pertenece a la jurisdicción de Villamaderne (Álava)en el Valle de Valdegovía. Este valle es uno más entre los que se forman en un tramo del alto Ebro. Está situado al suroeste de Vasconia, una de las comarcas más romanizadas del País Vasco. Castilla la Vieja, en sus comienzos,(hacia el año 1000) es un núcleo jurisdiccional burgalés reducido, que se apoya por el este en los valles de Losa y Valdegovía y ocupa una comarca influyente por el norte y noreste, en Cantabria y Vasconia. Los primitivos Condes de Castilla la Vieja, que luego sería Reino, llegarán a ser Condes de Alava y de Lantarón e influirán con su poderío por las tierras de Vizcaya. Pero si traigo a colación la casa de adobe, muy similar a otras abundabantes hasta hace pocos años en esa zona, es porque podemos darnos una idea de la comrca donde se estaba forjando el futuro de un medio de comunicación asombroso: la lengua castellana. Los Cartularios de Valpuesta -vestigio histórico con más de mil años de existencia- que han sido objeto de un profundo estudio patrocinado por el Gobierno de Castilla-León, han demostrado que la formación del castellano se produjo y desarrolló en esa zona. Como era logico, el castellano tuvo que nacer en Castilla. Es hora de hacer justicia y valorar en toda su amplitud la importancia de unos pueblos donde se formna un idioma, el español, que ha tenido una expansión prodigiosa por gran parte del planeta Tierra. Siempre me preguntaré, ¿cuáles son sus virtudes para tan dilatada expansión?

ESTA ES MI HISTORIA

Esta es mi historia. O por lo menos una parte del decorado en torno al que dí mis primeros pasos. Es una casa de adobe restaurada, que nos retrotrae a los tiempos iniciales de la Reconquista. Fue un hecho histórico que se inicia en Asturias, pero extendido con prontitud a la vertiente sur de la Cornisa del Cantábrico: Asturias y luego Cantabria y Vasconia. Del año 810 data la creación del obispado de Valpuesta, instituido por el monje que luego sería el Obispo Juan.

viernes, 7 de febrero de 2014

¿SOMOS IGUALES?

Me ha tocado en suerte vivir unos tiempos en los que se usa y abusa de la libertad de expresión espontánea, incontenida y vomitada a gritos. Ante el más mínimo pretexto siempre hay voluntarios, micrófono en mano, dispuestos a solucionar los más complejos problemas con fórmulas mágicas que parten de un imposible. Por ejemplo cuando se defiende la aplicación del principio de igualdad, como si éste fuera una pomada. Una religión, o si sequiere una filosofía, sostiene que todos somos iguales ante Dios. Solo tiene un inconveniente:que muchos niegan la existencia de Dios. Una corriente política, la generada por la Ilustración, formuló el priciopio de que todos somos iguales ante la ley. Pero las leyes las hacen los seres humanos y no pueden evitar que al dictarlas, o al aplicarlas, unos resulten más perjudicados que otros; por una sencilla razón: somos parecidos, pero nunca iguales. A un joven y a un anciano, se les puede condenar a la misma pena de cárcel, pero el sufrimiento por tal condena nunca será igual para personas con distinta capacidad de resistencia. Hubo quien descubrió la igualdad de oportunidades. Otra mentira. Una persona inteligente y con talento puede estudiar la misma carrera que otra no dotada con esas cualidades. No por eso triunfará el segundo y nunca se alcanzará la igualdad pretendida. Ahora, ya viejo, no puedo aspirar al goce de la vida con el entusiasmo, el vigor y sensibilidad que tenía a mis veinte años. No me hablen de igualdad. Es imposible. Tal vez estemos confundiéndola con la dignidad en el trato que se merece todo ser humano.

EL ANARQUISTA DEL CUADRO

Hasta hace unos años, el tiempo vuela, en un bar restaurante de Vitoria, en la calle de Mateo de Moraza, muy cerca de la Virgen Blanca, estaba colgado un cuadro al óleo. Reflejaba la figura de un personaje, "un limpia" que ejerció su oficio por los años cincuenta-sesenta en la desaparecida cervecería Baden, en la calle del General Álava; era un sincero anarquista llamado Macario. Había vivido la guerra en el frente de Vizcaya y al terminar purgó la derrota, como otros muchos, hasta acabar de limpiabotas, un oficio que colmaba su ideal:no tener amo a quien padecer ni contentar. Así ganaba tiempo para leer y para el palique. Charlaba quedamente, sin alterar el gesto, poniendo sus razones por delante antes de llegar a conclusiones libertarias. Carlos Mintegui no fue cliente de Macario porque desde que hizo la primera comunión, conforme al viejo dicho "gente pobre no necesita criado", salió educado de casa para servirse de betún y cepillo e ir, sin ayuda de terceros, con el calzado limpio y reluciente. (Del libro ADIOS VITORIA escrito y publicado por Pedro Morales Moya)

jueves, 6 de febrero de 2014

CIUDAD DE PASO

Vitoria es una ciudad de paso. Ya lo era antes de que España se constituyera en Nación. En tiempos de Carlos III -promotor de caminos, canales y puertos-,se abrió el camino real entre Madrid y la frontera con Francia y confirmó esta vocación de ciudad de paso; y por Vitoria cruzaron los ejércitos de Napoleón, el mismísimo Emperador, el Rey José y toda la cohorte de generales y jefes de aquella tropa. Luego llegarían personaldades de toda Europa, viajeros famosos, que escribieron brillantes páginas sobre la capital alavesa. De alguna forma Vitoria ha de pensar en ser ciudad de destino. Esto es compatible con su situación geográfica y con sus buenas comunicaciones. Pero es que además está a tiro de piedra de la privilegiada Rioja alavesa productora de afamados vinos, de la sin par Vizcaya notable por muchos conceptos, de la turística Guipúzcoa, de la auténtica cuna del castellano hablado en el valle de Valdegovía y comarcas que lo rodean, de unas salinas mágicas e inmemoriales en Añana, y del condado independiente de Castilla la Vieja, tan desconocido o poco apreciado fuera de los focos de erudición que tan unida la consideran a la antiquísima Vasconia. Si me hicieran caso -no se preocupen, no lo harán- alguien en Vitoria debería interesarse en estudiar las posibilidades que la ciudad ofrece para hacerla estación de destino.

miércoles, 5 de febrero de 2014

QUIÉN SOY, QUÉ ANHELO.

Me presentaré: soy Pedro Morales Moya. Cargado de años, con piel curtida y poco pelo, voy recorriendo los ultimos recodos del camino (del mío) con cierta lucidez; no sé a quién dirigir mi gratitud pero consignado queda mi deseo. En fin, gracias a Dios.

He corrido muchas aveturas, y a fuerza de olvidar mis infortunios y de mantener vivo el recuerdo de las horas felices, consigo eludir la soledad y vivir en comunicación intensa con cuanto me rodea. Por  eso  sufro con la desgracia ajena, -tan extendida en nuestra Patria- y me solidarizo con la esperanza de quienes ansían tiempos mejores.

No me duele confesar que soy un fracasado de la política. Fuí elegido para el cargo de Diputado de las Cortes constituyentes de  una democracia (la instaurada en España en  1977) de la que se burla sin remilgos un alto porcentaje de la casta política.

¡Ya hablaremos! Merece la pena dejar un leve testimonio.

¡Que viva Vitoria!

Estreno página. Voy a interesarme por mi ciudad. Me acercaré a sus cosas desde un punto de vista personal, entrañable, sosegado.